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Tres son multitud 29 страница

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Se lo pensу durante un minuto.

—De acuerdo. Olvнdate de los lнmites de tiempo. Si quieres que sea yo quien lo haga, tendrбs que aceptar otra condiciуn.

—їCondiciуn? —preguntй con voz apagada—. їQuй condiciуn?

Habнa cautela en su mirada y hablу despacio.

—Casarte conmigo primero.

—... —le mirй, a la espera—. Vale, їcuбl es el chiste?

Йl suspirу.

—Hieres mi ego, Bella. Te pido que te cases conmigo y tъ piensas que es un chiste.

—Edward, por favor, sй serio.

—Hablo completamente en serio —no habнa el menor atisbo de broma en su rostro.

—Oh, vamos —dije con una nota de histeria en la voz—. Sуlo tengo dieciocho aсos.

—Bueno, estoy a punto de cumplir los ciento diez. Va siendo hora de que siente la cabeza.

Mirй hacia otro lado, en direcciуn a la oscura ventana, tratando de controlar el pбnico antes de que fuera demasiado tarde.

—Verбs, el matrimonio no figura precisamente en la lista de mis prioridades, їsabes? Fue algo asн como el beso de la muerte para Renйe y Charlie.

—Interesante elecciуn de palabras.

—Sabes a quй me refiero.

Respirй hondo.

—Por favor, no me digas que tienes miedo al compromiso —espetу con incredulidad, y entendн quй querнa decir.

—No es eso exactamente —repuse a la defensiva—. Temo... la opiniуn de Renйe. Tiene convicciones muy profundas contra eso de casarse antes de los treinta.

—Preferirнa que te convirtieras en una eterna maldita antes que en una mujer casada —se riу de forma sombrнa.

—Te crees muy gracioso.

—Bella, no hay comparaciуn entre el nivel de compromiso de una uniуn marital y renunciar a tu alma a cambio de convertirte en vampiro para siempre —meneу la cabeza—. Si no tienes valor suficiente para casarte conmigo, entonces...

—Bueno —le interrumpн—. їQuй pasarнa si lo hiciera? їY si te dijera que me llevaras a Las Vegas ahora mismo? їSerнa vampiro en tres dнas?

Sonriу y los dientes le relampaguearon en la oscuridad.

—Seguro —contestу poniйndome en evidencia—. Voy a por mi coche.

—ЎCaray! —murmurй—. Te darй dieciocho meses.

—No hay trato —repuso con una sonrisa—. Me gusta esta condiciуn.

—Perfecto. Tendrй que conformarme con Carlisle despuйs de la graduaciуn.

—Si es eso lo que realmente quieres... —se encogiу de hombros y su sonrisa se tornу realmente angelical.

—Eres imposible —refunfuсй—, un monstruo.

Se riу entre dientes.

—їEs por eso por lo que no quieres casarte conmigo?

Volvн a refunfuсar.

Se reclinу sobre mн. Sus ojos, negros como la noche, derritieron, quebraron e hicieron aсicos mi concentraciуn.

—Bella, їpor favor...? —susurrу.

Durante un momento se me olvidу respirar. Sacudн la cabeza en cuanto me recobrй en un intento de aclarar de golpe la mente obnubilada.

—їSaldrнa esto mejor si me dieras tiempo para conseguir un anillo?

—ЎNo! ЎNada de anillos! —dije casi a voz en grito.

—Vale, ya le has despertado —cuchicheу.

—ЎHuy!

—Charlie se estбlevantando. Serб mejor que me vaya —dijo Edward con resignaciуn.

Mi corazуn dejу de latir.

Evaluу mi expresiуn durante un segundo.

—Bueno, entonces, їserнa muy infantil por mi parte que me escondiera en tu armario?

—No —musitй con avidez—. Quйdate, por favor.

Edward sonriу y desapareciу.

Hervнa de indignaciуn mientras esperaba a que Charlie acudiera a mi habitaciуn para controlarme. Edward sabнa exactamente quй estaba haciendo y yo me inclinaba a creer que todo aquel presunto agravio formaba parte de un ardid. Por supuesto, aъn me quedaba el cartucho de Carlisle, pero al saber que existнa la posibilidad de que fuera йl quien me transformara, lo deseй con verdadera desesperaciуn. ЎMenudo tramposo!

Mi puerta se abriу con un chirrido.

—Buenos dнas, papб.

—Ah, hola, Bella —pareciу avergonzado al verse sorprendido—. No sabнa que estabas despierta.

—Sн. Estaba esperando a que te despertaras para ducharme —hice ademбn de levantarme.

—Espera —me detuvo mientras encendнa la luz. Parpadeй bajo la repentina luminosidad y procurй mantener la vista lejos del armario—. Hablemos primero un minuto.

No conseguн reprimir una mueca. Habнa olvidado pedirle a Alice que se inventara una buena excusa.

—Estбs metida en un lнo, ya lo sabes.

—Sн, lo sй.

—Estos tres ъltimos dнas he estado a punto de volverme loco. Vine del funeral de Harry y tъ habнas desaparecido. Jacob sуlo pudo decirme que te habнas ido pitando con Alice Cullen y que pensaba que tenнas problemas. No me dejaste un nъmero ni telefoneaste. No sabнa dуnde estabas ni cuбndo ibas a volver, si es que ibas a volver. їTienes alguna idea de cуmo...? —fue incapaz de terminar la frase. Respirу hondo de forma ostensible y prosiguiу—: їPuedes darme algъn motivo por el que no deba enviarte a Jacksonville este trimestre?

Entrecerrй los ojos. Bueno, de modo que aquello iba a ir de amenazas, їno? A ese juego podнan jugar dos. Me incorporй y me arropй con el edredуn.

—Porque no quiero ir.

—Aguarda un momento, jovencita...

—Espera, papб, acepto completamente la responsabilidad de mis actos y tienes derecho a castigarme todo el tiempo que quieras. Harй las tareas del hogar, la colada y fregarй los platos hasta que pienses que he aprendido la lecciуn; y supongo que estбs en tu derecho de ponerme de patitas en la calle, pero eso no harб que vaya a Florida.

El rostro se le puso bermejo. Respirу profundamente varias veces, antes de responder:

—їTe importarнa explicar dуnde has estado?

Ay, mierda.

—Hubo... una emergencia.

Enarcу las cejas a la espera de una brillante aclaraciуn. Llenй de aire los carrillos y lo expulsй ruidosamente.

—No sй quй decirte, papб. En realidad, todo fue un gran malentendido. Йl dijo, ella dijo, y las cosas se salieron de madre.

Aguardу con expresiуn recelosa.

—Verбs, Alice le dijo a Rosalie que yo practicaba salto de acantilado... —intentй desesperadamente hacerlo bien y me ceсн lo mбximo posible a la verdad para que mi incapacidad para mentir de forma convincente no sonara a pretexto, pero antes de continuar, la expresiуn de Charlie me recordу que йl no sabнa nada de lo del acantilado.

ЎHuy, huy, huy! Como si las cosas no estuvieran bastante caldeadas...

—Supongo que no te comentй nada de eso —proseguн con voz estrangulada—. No fue nada, sуlo para pasar el rato, nadar con Jacob... En cualquier caso, Rosalie se lo dijo a Edward, que se alterу mucho. Ella pareciу dar a entender de forma involuntaria que yo intentaba suicidarme o algo por el estilo. Como йl no respondнa al telйfono, Alice me llevу hasta... esto... Los Бngeles para explicбrselo en persona.

Me encogн de hombros mientras albergaba el desesperado deseo de que mi «caнda» no le hubiera distraнdo tanto que se hubiera perdido la brillante explicaciуn que le habнa proporcionado.

Charlie se habнa quedado helado.

—їIntentabas suicidarte, Bella?

—No, por supuesto que no. Sуlo me estaba divirtiendo con Jake practicando salto de acantilado. Los chicos de La Push lo hacen continuamente. Lo que te dije, no fue nada.

El rostro de Charlie volviу a caldearse y pasу del helado pasmo a la calurosa furia.

—De todos modos, їquй importa Edward Cullen? —bramу—. Te ha dejado aquн tirada todo este tiempo sin decirte ni una palabra.

—Otro malentendido —le atajй.

Su rostro volviу a ponerse cбrdeno.

—Pero, entonces, їva a volver?

—No estoy segura de lo que planean, pero creo que regresan todos.

Sacudiу la cabeza mientras le palpitaba la vena de la frente.

—Quiero que te mantengas lejos de йl, Bella. No confнo en йl. No te conviene. No quiero que vuelva a arruinarte la vida de ese modo.

—Perfecto —repuse de manera cortante.

Charlie se removiу inquieto y retrocediу. Despuйs de unos segundos, espirу de forma ostensible a causa de la sorpresa.

—Pensй que te ibas a poner difнcil.

—Y asн es —le mirй a los ojos-—. Lo que pretendнa decir es: «Perfecto. Me irй de casa».

Los ojos se le saltaron de las уrbitas y se puso morado. Mi resoluciуn flaqueу a medida que empezaba a preocuparme por su salud. No era mбs joven que Harry...

—Papб, no deseo irme de casa —le dije en tono mбs suave—. Te quiero y sй que estбs preocupado, pero en esto vas a tener que confiar en mн. Y tomarte las cosas con mбs calma en lo que respecta a Edward, si quieres que me quede. їQuieres o no quieres que viva aquн?

—Eso no es justo, Bella. Sabes que quiero que te quedes.

—Entonces, pуrtate bien con Edward, ya que йl va a estar donde yo estй —dije con firmeza. La convicciуn que me proporcionaba mi epifanнa seguнa siendo fuerte.

—No bajo este techo —bramу.

Suspirй con fuerza.

—Mira, no voy a darte ningъn ultimбtum mбs esta noche, bueno, mбs bien esta maсana. Piйnsatelo durante un par de dнas, їvale? Pero ten siempre presente que Edward y yo vamos en el mismo paquete, es un acuerdo global.

—Bella...

—Tъ sуlo piйnsatelo —insistн—, y mientras lo haces, їte importarнa darme un poquito de intimidad? De verdad, necesito una ducha.

El rostro de Charlie adquiriу un extraсo tono purpъreo. Se fue dando un portazo al salir y le oн bajar pisando furiosamente las escaleras.

Me sacudн de encima el edredуn. Edward ya estaba allн, meciйndose en la silla, como si hubiera estado presente durante toda la conversaciуn.

—Lamento esto —susurrй.

—Como si no me mereciera algo peor... —musitу—. No la tomes con Charlie por mi causa, por favor.

—No te preocupes por eso —repuse con un hilo de voz mientras recogнa mis cosas para el baсo y un juego de ropa limpio—. Harй todo lo que sea necesario y nada mбs. їO intentas decirme que no tengo ningъn lugar adonde acudir?

Abrн los ojos desmesuradamente a la vez que simulaba una gran inquietud.

—їTe mudarнas a una casa llena de vampiros?

—Probablemente, йse es el lugar mбs seguro de todos para alguien como yo —le dediquй una gran sonrisa—. Ademбs, no hay necesidad de apurar el plazo de la graduaciуn si Charlie me pone de patitas en la calle, їa que no?

Permaneciу con la mandнbula fuertemente apretada y mascullу:

—Menudas ganas tienes de condenarte eternamente...

—Sabes que en realidad no crees lo que dices.

—їAh, no? —bufу.

—No.

Me fulminу con la mirada y empezу a hablar, pero yo le interrumpн:

—Si de verdad hubieras creнdo que habнas perdido el alma, entonces, cuando te encontrй en Volterra, hubieras comprendido de inmediato lo que sucedнa, en vez de pensar que habнamos muerto juntos. Pero no fue asн... Dijiste: «Asombroso. Carlisle tenнa razуn» —le recordй triunfal—. Despuйs de todo, sigues teniendo la esperanza.

Por una vez, Edward se quedу sin habla.

—De modo que los dos vamos a ser optimistas, їvale? —sugerн—. No es importante. No necesito el cielo si tъ no puedes ir a йl.

Se levantу lentamente, se acercу y me rodeу el rostro con las manos antes de mirarme fijamente a los ojos.

—Para siempre —prometiу de forma un poco teatral.

—No te pido mбs —le dije.

Me puse de puntillas para poder apretar sus labios contra los mнos.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 115 | Нарушение авторских прав


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