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Epнlogo: El tratado

Casi todo habнa vuelto a la normalidad —a la normalidad previa al estado zombi— en menos tiempo de lo que yo hubiera creнdo posible. El hospital acogiу a Carlisle con los brazos abiertos sin disimular su alegrнa por el hecho de que Esme no se hubiera adaptado a la vida en Los Бngeles. Alice y Edward estaban en mejor situaciуn que yo para graduarse por culpa del examen de Cбlculo que me habнa perdido mientras estuve en el extranjero. De repente, la facultad se convirtiу en una prioridad —la universidad seguнa siendo el plan B, por si acaso la oferta de Edward me hacнa cambiar de idea respecto a la opciуn de Carlisle despuйs de mi graduaciуn—. Habнa dejado pasar los plazos de admisiуn de muchas universidades, pero Edward me traнa todos los dнas mбs solicitudes para rellenar. Йl ya habнa estudiado todo lo que deseaba en Harvard asн que no parecнa molestarle que, gracias a mi tendencia a dejarlo todo para el ъltimo dнa, ambos terminбramos el aсo prуximo en el Penнnsula Community College.

Charlie no estaba muy satisfecho conmigo y tampoco hablaba con Edward, pero al menos permitiу que йl pudiera volver a entrar en casa en las horas de visita predeterminadas. Mi padre me castigу a quedarme sin salir.

Las ъnicas excepciones eran el instituto y el trabajo. En los ъltimos tiempos, por extraсo que pudiera parecer, las paredes deprimentes de mis clases, de color amarillo mate, empezaron a parecerme acogedoras, y eso tenнa mucho que ver con la persona que se sentaba junto a mн.

Edward habнa retomado su matrнcula de principios de ese aсo, de modo que volviу de nuevo a mis clases. Mi comportamiento habнa sido tan terrible el ъltimo otoсo, despuйs del supuesto traslado de los Cullen a Los Бngeles, que el asiento contiguo habнa permanecido vacante. Incluso Mike, siempre dispuesto a aprovechar las ventajas, habнa mantenido una distancia segura. Con Edward ocupando nuevamente su lugar, parecнa como si los ъltimos ocho meses hubieran quedado simplemente en una molesta pesadilla...

... pero no del todo. Quedaba aъn la cuestiуn del arresto domiciliario, por citar un ejemplo y, por poner otro, Jacob Black y yo no habнamos sido buenos amigos antes del otoсo. Asн que, claro, entonces no lo habrнa echado de menos.

No tenнa libertad de movimientos para ir a La Push y Jacob no venнa a verme, ni siquiera se dignaba a contestar mis llamadas.

Le telefoneaba sobre todo por la noche, despuйs de que, puntualmente a las nueve, un resuelto Charlie echara a Edward —con gran satisfacciуn—, y antes de que йste regresara a hurtadillas por la ventana en cuanto mi padre se dormнa. Escogнa este momento para hacer mis llamadas infructuosas porque me habнa dado cuenta de que Edward ponнa mala cara cada vez que mencionaba el nombre de Jacob. Un gesto que estaba entre la desaprobaciуn y la cautela... o quizбs incluso el enfado. Yo suponнa que estaba relacionado con algъn prejuicio recнproco contra los hombres lobo, aunque no se mostraba tan explнcito como lo habнa sido Jacob respecto a los «chupasangres».

Por eso, procuraba no mencionar demasiado el nombre de Jacob en presencia de Edward.

Era difнcil sentirme desdichada teniendo a Edward a mi lado, incluso aunque mi antiguo mejor amigo probablemente fuera bastante infeliz en esos momentos por mi causa. Cada vez que me acordaba de Jake me sentнa culpable por no pensar mбs en йl.

El cuento de hadas continuaba. El prнncipe habнa regresado y se habнa roto el maleficio. No estaba segura exactamente de quй hacer con el personaje restante, el cabo suelto. їDуnde estaba su «feliz para siempre»?

Las semanas transcurrieron sin que Jacob quisiera responder a mis llamadas. Esto empezу a convertirse en una preocupaciуn constante. Era como si llevara un grifo goteando pegado a la parte posterior de mi cabeza que no podнa cerrar ni ignorar. Gota, gota, gota. Jacob, Jacob, Jacob.

Asн que, aunque yo no mencionara mucho a Jacob, algunas veces mi frustraciуn y mi ansiedad explotaban. Un sбbado por la tarde, cuando Edward me recogiу a la salida del trabajo, me desahoguй:

—ЎEs una verdadera falta de educaciуn! —enfadarse por algo es mбs fбcil que sentirse culpable—. ЎEstuvo de lo mбs grosero!

Habнa cambiado el horario de las llamadas con la esperanza de obtener una respuesta diferente. En aquella ocasiуn, habнa telefoneado a Jake desde el trabajo sуlo para encontrarme con que habнa contestado Billy, poco dispuesto a cooperar. Otra vez.

—Billy me dijo que йl no querнa hablar conmigo —estaba que echaba humo, mirando cуmo la lluvia se filtraba por la ventana del copiloto—. ЎQue estaba allн y que no estaba dispuesto a dar tres pasos para ponerse al telйfono! Normalmente, Billy se limita a decir que estб fuera, ocupado, durmiendo o algo por el estilo. Quiero decir, no es como si yo no supiera que me miente, pero al menos era una forma educada de manejar la situaciуn. Sospecho que ahora Billy tambiйn me odia. ЎNo es justo!

—No es por ti, Bella —repuso Edward con calma—. A ti nadie te odia.

—Pues asн es como me siento —mascullй, cruzando los brazos sobre el pecho. No era nada mбs que un gesto de terquedad. Ya no habнa allн ningъn agujero, apenas podнa recordar esa sensaciуn de vacнo.

—Jacob sabe que hemos vuelto y estoy seguro de que tiene claro que estoy contigo —dijo Edward—. No se acercarб a donde yo estй. La enemistad estб profundamente arraigada.

—Eso es estъpido. Sabe que tъ no eres... como los otros vampiros.

—Aun asн, hay buenas razones para mantener una distancia razonable.

Mirй por el parabrisas con gesto ausente sin ver otra cosa que el rostro de Jacob, que llevaba puesta la mбscara de la amargura que yo tanto odiaba.

—Bella, somos lo que somos —repuso Edward con serenidad—. Yo me siento capaz de controlarme, pero dudo que йl lo consiga. Es muy joven. Lo mбs probable es que un encuentro degenerase en lucha y no sй si podrнa pararlo antes de m... —de pronto, enmudeciу; luego, continuу con rapidez—: Antes de que le hiriera. Y tъ serнas desdichada. No quiero que ocurra eso.

Recordй lo que Jacob habнa dicho en la cocina, y oн sus palabras con total exactitud, con su voz ronca. No estoy seguro de mantenerme siempre lo bastante sereno como para poder manejar la situaciуn. No creo que te hiciera demasiado feliz que matara a tu amiga. Pero aquella vez habнa sido capaz de conservar la serenidad...

—Edward Cullen —mascullй—. їHas estado a punto de decir «matarle»? їEra eso?

Йl mirу hacia otro lado, con la vista fija en la lluvia. Frente a nosotros, se puso en verde el semбforo cuya presencia no habнa advertido mientras brillaba la luz roja. Arrancу de nuevo y condujo muy despacio. No era su manera habitual de conducir.

—Yo intentarнa... con mucho esfuerzo... no hacerlo —dijo al fin Edward.

Le mirй fijamente con la boca abierta, pero йl continuу con la vista al frente. Nos habнamos detenido delante de la seсal de stop de la esquina.

De pronto, recordй la suerte que habнa corrido Paris al regreso de Romeo. Las acotaciones de la obra son simples. Luchan. Paris cae.

Pero eso era ridнculo. Imposible.

—Bueno —contestй y respirй hondo mientras sacudнa la cabeza para ahuyentar las palabras de mi mente—, eso no va a ocurrir jamбs, asн que no hay de quй preocuparse. Y sabes que en estos momentos Charlie estarб mirando el reloj. Serб mejor que me lleves a casa antes de que me busque mбs problemas por retrasarme.

Volvн la cara hacia йl, sonriendo con cierta desgana.

Mi corazуn palpitaba fuerte y saludable en mi pecho, en su sitio de siempre, cada vez que contemplaba su rostro, ese rostro perfecto hasta lo imposible. Esta vez, el latido se acelerу mбs allб de su habitual ritmo enloquecido. Reconocн la expresiуn de su rostro; era la que le hacнa parecerse a una estatua.

—Creo que ahora tienes algunos problemas mбs, Bella —susurrу sin mover los labios.

Me deslicй a su lado, mбs cerca, y me aferrй a su brazo mientras seguнa el curso de su mirada para ver lo mismo que йl. No sй quй esperaba encontrar, quizбs a Victoria de pie en mitad de la calle, con su encendido cabello rojo revoloteando al viento, o una lнnea de largas capas negras... o una manada de licбntropos hostiles, pero no vi nada en absoluto.

—їQuй? їQuй es?

Respirу hondo.

—Charlie...

—їMi padre? —chillй.

Entonces, йl bajу la mirada hacia mн, y su expresiуn era lo bastante tranquila como para mitigar un poco mi pбnico.

—No es probable que Charlie vaya a matarte, pero se lo estб pensando —me dijo. Condujo de nuevo calle abajo, pero pasу de largo frente a la casa y aparcу junto al confнn del bosque.

—їQuй he hecho ahora? —jadeй.

Edward lanzу otra mirada hacia la casa. Le imitй, y entonces me di cuenta por vez primera del vehнculo que estaba aparcado en la entrada, al lado del coche patrulla. Era imposible no verlo con ese rojo tan brillante. Era mi moto, exhibiйndose descaradamente en la entrada.

Edward habнa dicho que Charlie se estaba pensando lo de matarme; por tanto, mi padre ya debнa de saber que era mнa. Sуlo habнa una persona que pudiera estar detrбs de semejante traiciуn.

—ЎNo! —jadeй—. їPor quй? їPor quй iba a hacerme Jacob una cosa asн? Su traiciуn me traspasу como una estocada. Habнa confiado en Jacob de forma implнcita, le habнa contado todos mis secretos por pequeсos que fueran. Se suponнa que йl era mi puerto seguro, la persona en la que siempre podrнa confiar. Las cosas estaban mбs tensas ahora, sin duda, pero jamбs pensй que esto hubiera afectado a los cimientos de nuestra amistad. ЎNunca pensй que eso pudiera cambiar!

їQuй le habнa hecho para merecerme eso? Charlie se iba a enfadar muchнsimo, y peor aъn, iba a sentirse herido y preocupado. їEs que no tenнa bastante con todo lo que habнa ocurrido ya? Nunca hubiera imaginado que Jake fuera tan mezquino, tan abiertamente miserable. Lбgrimas ardientes brotaron de mis ojos, pero no eran lбgrimas de tristeza. Me habнa traicionado. De pronto, me sentн tan furiosa que la cabeza me latнa como si me fuera a explotar.

—їEstб todavнa por aquн? —farfullй.

—Sн. Nos estб esperando allн —me dijo Edward, seсalando con la barbilla el camino estrecho que dividнa en dos la franja oscura de бrboles.

Saltй del coche y me lancй en direcciуn a los бrboles con las manos ya cerradas en puсos, preparadas para el primer golpe.

Edward me agarrу por la cintura antes de que hollara el camino.

їPor quй tenнa que ser siempre mucho mбs rбpido que yo?

—ЎSuйltame! ЎVoy a matarle! ЎTraidor! —gritй el adjetivo para que llegara hasta los бrboles.

—Charlie te va a oнr —me avisу Edward—, y va a tapiar la puerta una vez que te tenga dentro.

Volvн el rostro de forma instintiva hacia la casa y me pareciу que lo ъnico que podнa ver era la rutilante moto roja. Lo veнa todo rojo. La cabeza me latiу otra vez.

—Dйjame que le atice una vez, sуlo una, y luego ya verй cуmo me las apaсo con Charlie —luchй en vano para zafarme.

—Jacob Black quiere verme a mн. Por eso sigue aquн.

Aquello me frenу en seco y me quitу las ganas de pelear por completo. Se me quedaron las manos flojas. Luchan. Paris cae.

Estaba furiosa, pero no tanto.

—їPara hablar? —preguntй.

—Mбs o menos.

—їCuбnto mбs? —me temblу la voz.

Edward me apartу cariсosamente el pelo de la cara.

—No te preocupes, no ha venido aquн para luchar conmigo, sino en calidad de... portavoz de la manada.

—Oh.

Edward mirу otra vez hacia la casa; despuйs, apretу el brazo alrededor de mi cintura y me empujу hacia los бrboles.

—Tenemos que darnos prisa. Charlie se estб impacientando.

No hubo necesidad de ir muy lejos; Jacob nos esperaba en el camino, un poco mбs arriba. Se habнa acomodado contra el tronco de un бrbol cubierto de musgo mientras esperaba, con el rostro duro y amargado, exactamente del modo en que yo sabнa que estarнa. Me mirу primero a mн y luego a Edward. Su boca se torciу en una mueca burlona y se separу del бrbol. Se irguiу sobre los talones de sus pies descalzos, inclinбndose ligeramente hacia delante con sus manos temblorosas convertidas en puсos. Parecнa todavнa mбs grande que la ъltima vez que le habнa visto. Aunque fuera casi imposible de creer, seguнa creciendo. Le habrнa sacado una cabeza a Edward si hubieran estado uno junto al otro.

Pero Edward se parу tan pronto como le vimos, dejando un espacio amplio entre йl y nosotros, y ladeу el cuerpo al tiempo que me empujaba hacia atrбs, de modo que me cubrнa. Me inclinй hacia un lado para observar fijamente a Jacob y poder acusarle con la mirada.

Pensaba que iba a enfadarme aъn mбs al ver su expresiуn cнnica y resentida, pero, en vez de eso, contemplarle me recordу la ъltima vez que le habнa visto, con lбgrimas en los ojos. Mi furia se debilitу y flaqueу conforme le miraba. Habнa pasado tanto tiempo desde aquella ocasiуn que me repateaba que el reencuentro tuviera que ser de este modo.

—Bella —dijo йl a modo de saludo, asintiendo una vez en mi direcciуn sin apartar los ojos de Edward.

—їPor quй? —susurrй, intentando ocultar el sonido del nudo de mi garganta—. їCуmo has podido hacerme esto, Jacob?

La mueca burlona se desvaneciу, pero su rostro continuу duro y rнgido.

—Ha sido por tu bien.

—їY quй se supone que significa eso? їQuieres que Charlie me estrangule? їO quieres que le dй un ataque al corazуn como a Harry? No importa lo furioso que estйs conmigo, їcуmo le has podido hacer esto a йl?

Jacob hizo un gesto de dolor y sus cejas se juntaron, pero no contestу.

—No ha pretendido herir a nadie —murmurу Edward, explicando aquello que Jacob no estaba dispuesto a decir—, sуlo querнa que no pudieras salir de casa para que no estuvieras conmigo.

Sus ojos relampaguearon de odio mientras miraba de nuevo a Edward.

—ЎAy, Jake! ЎYa estoy castigada! їPor quй te crees que no he ido a La Push para patearte el culo por no ponerte al telйfono?

Los ojos de Jacob relumbraron de vuelta hacia mн, confundido por primera vez.

—їEra por eso? —inquiriу, y luego apretу las mandнbulas como si le sentara mal haber preguntado.

—Creнa que era yo quien te lo impedнa, no Charlie —volviу a explicarme Edward.

—Para ya —le interrumpiу Jacob.

Edward no contestу.

Jacob se estremeciу una vez y despuйs apretу los dientes tanto como los puсos.

—Bella no habнa exagerado acerca de tus... habilidades —dijo entre dientes—. Asн que ya debes de saber por quй estoy aquн.

—Sн —asintiу Edward con voz tranquila—, pero quiero decirte algo antes de que empieces.

Jacob esperу, cerrando y abriendo las manos de forma compulsiva mientras intentaba controlar los temblores que corrнan por sus brazos.

—Gracias —continuу Edward, y su voz vibrу con la profundidad de su sinceridad—. Jamбs serй capaz de agradecйrtelo lo suficiente. Estarй en deuda contigo el resto de mi... existencia.

Jacob le mirу fijamente sin comprender, y sus temblores se tranquilizaron por la sorpresa. Intercambiу una rбpida mirada conmigo, pero mi rostro mostraba el mismo desconcierto que el suyo.

—Gracias por mantener a Bella viva —aclarу Edward con voz ronca, llena de intensidad—. Cuando yo... no lo hice.

—Edward... —empecй a hablar, pero йl levantу una mano, con los ojos fijos en Jacob.

La comprensiуn recorriу el rostro de Jacob antes de que volviera a ocultarla detrбs de la mбscara de insensibilidad.

—No lo hice por ti.

—Me consta, pero eso no significa que me sienta menos agradecido. Pensй que deberнas saberlo. Si hay algo que estй en mi mano hacer por ti...

Jacob alzу una ceja negra.

Edward negу con la cabeza.

—Eso no estб en mis manos.

—їEn las de quiйn, pues? —gruсу Jacob.

Edward dirigiу la mirada hasta donde yo estaba.

—En las suyas. Aprendo rбpido, Jacob Black, y no cometerй el mismo error dos veces. Voy a quedarme aquн hasta que ella me diga que me marche.

Me sumergн por un momento en la luz dorada de sus ojos. No era difнcil entender la parte que me habнa perdido de la conversaciуn. Lo ъnico que Jacob podrнa querer de Edward serнa que se fuera.

—Nunca —susurrй, todavнa inmersa en sus ojos.

Jacob hizo un sonido como si se atragantara.

Con renuencia, me soltй de la mirada de Edward para fruncirle el ceсo a Jacob.

—їHay algo mбs que necesites, Jacob? їdeseabas meterme en problemas? Misiуn cumplida. Charlie quizбs me mande a un internado militar, pero eso no me alejarб de Edward. Nada lo conseguirб. їQuй mбs quieres?

Jacob siguiу clavando la mirada en Edward.

—Sуlo me falta recordar a tus amigos chupasangres unos cuantos puntos clave del tratado que cerraron. Ese tratado es la ъnica cosa que me impide que le abra la garganta aquн y ahora.

—No los hemos olvidado —dijo Edward justo en el mismo momento que yo preguntaba:

—їQuй puntos clave?

Jacob seguнa fulminando con la mirada a Edward, pero me contestу.

—El tratado es bastante especнfico. La tregua se acaba si cualquiera de vosotros muerde a un humano. Morder, no matar —remarcу. Finalmente, me mirу. Sus ojos eran frнos.

Sуlo me llevу un segundo comprender la distinciуn, y entonces mi rostro se volviу tan frнo como el suyo.

—Eso no es asunto tuyo.

—Maldita sea si no... —fue todo lo que consiguiу mascullar.

No esperaba que mis palabras precipitadas provocaran una respuesta tan fuerte. A pesar del aviso que venнa a transmitir, йl seguro que no lo sabнa. Debiу de pensar que la advertencia era una mera precauciуn. No se habнa dado cuenta, o quizб no habнa querido creer, que yo ya habнa adoptado una decisiуn, que realmente intentaba convertirme en un miembro de la familia Cullen.

Mi respuesta empujу a Jacob a casi revolverse entre convulsiones. Presionу los puсos contra sus sienes, cerrу los ojos con fuerza y se doblу sobre sн mismo en un intento de controlar los espasmos. Su rostro adquiriу un tono verde amarillento debajo de la tez cobriza.

—їJake? їEstбs bien? —preguntй llena de ansiedad.

Di medio paso en su direcciуn, pero Edward me retuvo y me obligу a situarme detrбs de su propio cuerpo.

—ЎTen cuidado! ЎHa perdido el control! —me avisу.

Pero Jacob casi habнa conseguido recobrarse otra vez; sуlo sus brazos continuaban temblando. Mirу a Edward con una cara llena de odio puro.

—ЎArg! Yo nunca le harнa daсo a ella.

Ni Edward ni yo nos perdimos la inflexiуn ni la acusaciуn que contenнan sus palabras. Un siseo bajo se escapу de entre los labios de Edward y Jacob cerrу sus puсos en respuesta.

—ЎBELLA! —el rugido de Charlie venнa de la direcciуn de la casa—. ЎENTRA AHORA MISMO!

Todos nos quedamos helados y a la escucha en el silencio que siguiу.

Yo fui la primera en hablar; mi voz temblaba.

—Mierda.

La expresiуn furiosa de Jacob flaqueу.

—Siento mucho esto —murmurу—. Tenнa que hacer lo que pudiera... Tenнa que intentarlo.

—Gracias —el temblor de mi voz arruinу el efecto del sarcasmo. Mirй hacia el camino, casi esperando ver aparecer a Charlie embistiendo contra los helechos mojados como un toro enfurecido. En ese escenario, seguramente yo serнa la bandera roja.

—Sуlo una cosa mбs —me dijo Edward, y despuйs mirу a Jacob—. No hemos encontrado rastro alguno de Victoria a nuestro lado de la lнnea, їy vosotros?

Supo la respuesta tan pronto como Jacob la pensу, pero йste contestу de todos modos.

—La ъltima vez fue cuando Bella estuvo... fuera. Le dejamos creer que habнa conseguido infiltrarse para estrechar el cerco, y estбbamos preparados para emboscarla...

Un escalofrнo helado me recorriу la columna.

—Pero entonces saliу disparada, como un murciйlago escapando del infierno. Por lo que nosotros creemos, captу tu olor y eso la sacу del apuro. No ha aparecido por nuestras tierras desde entonces.

Edward asintiу.

—Cuando ella regrese, no es ya problema vuestro. Nosotros...

—Matу en nuestro territorio —mascullу Jacob—. ЎEs nuestra!

—No... —empecй a protestar dirigiйndome a los dos.

—ЎBELLA! ЎVEO EL COCHE DE EDWARD Y SЙ QUE ESTБS AHН FUERA! ЎSI NO ENTRAS EN CASA EN UN MINUTO...! —Charlie ni siquiera se molestу en completar su amenaza.

—Vбmonos —me instу Edward.

Mirй atrбs hacia Jacob, con el corazуn dividido. їVolverнa a verle otra vez?

—Lo siento —susurrу йl tan bajo que tuve que leerle los labios para entenderlo—. Adiуs, Bella.

—Lo prometiste —le recordй con desesperaciуn—. Prometiste que siempre serнamos amigos, їde acuerdo?

Jacob sacudiу la cabeza lentamente, y el nudo de mi garganta casi me estrangulу.

—Ya sabes que intentй mantener esa promesa, pero... no veo cуmo va a ser posible. No ahora... —luchу para no mover su dura mбscara de lugar, pero йsta vacilу y despuйs desapareciу—. Te echarй de menos —articulу con los labios. Una de sus manos se alzу hacia mн con los dedos extendidos, como si deseara que fueran lo suficientemente largos para cruzar la distancia entre los dos.

—Yo tambiйn —contestй ahogada por la emociуn. Mi mano tambiйn se alzу hacia la suya a travйs del amplio espacio.

Como si estuviйramos conectados, el eco de su dolor se retorciу dentro de mн. Su dolor, mi dolor.

—Jake...

Di un paso hacia йl. Querнa pasar mis brazos por su cintura y borrar esa expresiуn de sufrimiento de su rostro. Edward me empujу hacia atrбs de nuevo, sujetбndome mбs que defendiйndome con los brazos.

—Todo va bien —le prometн, y alcй la vista para leer su rostro con la verdad en mis ojos. Supuse que йl lo entenderнa.

Pero sus ojos eran inescrutables y su rostro inexpresivo. Frнo.

—No, no va bien.

—Suйltala —rugiу Jacob, furioso otra vez—. ЎElla quiere que la sueltes!

Dio dos zancadas hacia delante. Un destello llameу en sus ojos en anticipaciуn a la lucha. Su pecho pareciу ondularse cuando se estremeciу.

Edward volviу a empujarme detrбs de йl y se dio la vueltapara encarar a Jacob.

—ЎNo! ЎEdward...!

—ЎISABELLA SWAN!

—ЎVбmonos! ЎCharlie estб como loco! —mi voz estaba llena de pбnico, pero ahora no por Charlie—. ЎDate prisa!

Tirй de йl y se relajу un poco. Me empujу hacia atrбs lentamente. Mientras nos retirбbamos, no perdiу de vista a Jacob...

... que nos mirу con el oscuro ceсo fruncido en su rostro amargo. La expectativa de la lucha desapareciу de sus ojos y entonces, justo antes de que el bosque se interpusiera entre nosotros, su cara se contrajo llena de pena.

Supe que este ъltimo atisbo de su rostro me perseguirнa hasta que volviera a verle sonreнr.

Y justo allн me jurй que volverнa a contemplar su sonrisa, y pronto. Encontrarнa la manera de que continuara siendo mi amigo.

Edward mantuvo su brazo ceсido a mi cintura, conservбndome cerca de йl. Esto fue lo ъnico que impidiу que rompiera a llorar.

Tenнa varios problemas realmente serios.

Mi mejor amigo me contaba entre sus peores enemigos.

Victoria seguнa suelta, poniendo a toda la gente que amaba en peligro.

Los Vulturis me matarнan si no me convertнa pronto en vampiro.

Y ahora parecнa que si lo hacнa, los licбntropos quileutes tratarнan de hacer el trabajo por su cuenta, ademбs de intentar matar a mi futura familia. No creo que tuvieran ninguna oportunidad en realidad, pero їterminarнa mi mejor amigo muerto en el intento?

Eran problemas muy, muy serios. Asн que їpor quй me parecieron todos repentinamente insignificantes cuando salimos de detrбs del ъltimo de los бrboles y vi la expresiуn del rostro purpъreo de Charlie?

Edward me dio un apretуn suave.

—Estoy aquн.

Respirй hondo.

Eso era cierto. Edward estaba allн, rodeбndome con sus brazos.

Podrнa enfrentarme a cualquier cosa mientras eso no cambiara.

Cuadrй los hombros y fui a enfrentarme con mi suerte, llevando al lado al hombre de mis sueсos en carne y hueso.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 110 | Нарушение авторских прав


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