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De pronto, el viernes por la tarde, cuando menos lo esperaba, lo comprendн todo mientras volvнa a casa en coche.
Conducнa sin prestar atenciуn a la conocida carretera y dejaba que el sonido del motor dificultara la reflexiуn y amortiguara las preocupaciones cuando mi subconsciente emitiу un veredicto en el que debнa de haber trabajado sin darme entera cuenta.
En cuanto lo pensй, me sentн realmente tonta por no haberme dado cuenta antes. Claro, habнa tenido muchas cosas en la cabeza —vampiros obsesionados con la venganza, gigantescos lobos mutantes y un irregular agujero en el centro del pecho—, pero resultaba vergonzosamente obvio una vez que expuse las evidencias.
Jacob me evitaba. Charlie decнa que parecнa extraсo, disgustado. Las respuestas de Billy eran vagas y servнan de poca ayuda.
Se trataba de Sam Uley. Habнan intentado decнrmelo hasta mis pesadillas. Sam se habнa hecho con el control de Jacob. Fuera lo que fuera lo que les hubiera sucedido a los demбs chicos de la reserva, le habнa alcanzado tambiйn a йl, arrebatбndome a mi amigo. La secta de Sam le habнa abducido.
Comprendн en medio de un torbellino de sentimientos que йl no habнa renunciado a mн en absoluto.
Conduje al ralentн hasta llegar frente a mi casa. їQuй debнa hacer? Analicй cada uno de los peligros.
Si iba en busca de Jacob, me arriesgaba a que Victoria o Laurent le encontraran en mi compaснa.
Si no lo hacнa, Sam lo liarнa mбs y mбs en su espantosa banda de obligada adscripciуn. Tal vez fuera demasiado tarde si no actuaba pronto.
Habнa transcurrido una semana sin que los vampiros hubieran venido todavнa en mi busca. Una semana era tiempo mбs que de sobra para que hubieran vuelto, por lo que yo no debнa de ser una de sus prioridades. Lo mбs probable, tal y como habнa decidido antes, es que vinieran a cazarme de noche. Los riesgos de que me siguieran a La Push eran mucho mбs pequeсos que la posibilidad de perder a Jacob por culpa de Sam.
Los peligros del solitario camino forestal merecнan la pena. No era una visita caprichosa para ver si pasaba algo. Sabнa que pasaba algo. Era una misiуn de rescate. Iba a hablar con Jacob, raptarle si era preciso. Habнa visto un reportaje de la PBS sobre la desprogramaciуn de aquellos a quienes han lavado el cerebro. Tenнa que haber algъn tipo de cura.
Decidн que serнa mejor telefonear antes a Charlie. Tal vez la policнa se estaba ocupando de lo que sucedнa en La Push. Lo hice a toda mecha, deseosa de entrar en acciуn.
Charlie contestу el telйfono de la comisarнa en persona.
—Jefe Swan.
—Papб, soy Bella.
—їQuй ha pasado?
Esta vez no podнa despejar sus peores temores. Me temblaba la voz.
—Estoy preocupada por Jacob.
—їPor quй? —preguntу sorprendido por lo inesperado del tema.
—Creo... Sospecho que se estб cociendo algo raro en la reserva. Jacob me hablу de una cosa extraсa que les habнa sucedido a otros chicos de su edad. Ahora se comporta exactamente del modo que temнa.
—їQuй clase de comportamiento extraсo? —empleу su tono profesional de policнa. Eso era bueno. Me estaba tomando en serio.
—Primero estaba asustado, y luego empezу a evitarme... Ahora temo que forme parte de esa estrambуtica banda de ahн abajo, la banda de Sam, la de Sam Uley.
—їSam Uley? —repitiу Charlie, sorprendido de nuevo.
—Sн.
—Me parece que te equivocas, Bella —contestу con voz mбs relajada—. Sam Uley es un chico estupendo, bueno, ahora ya es un hombre. Y un buen hijo. Deberнas oнr hablar de йl a Billy. En realidad, ya ha obrado maravillas con los jуvenes de la reserva. Fue йl quien...
Charlie se callу a mitad de la frase. Supuse que estaba a punto de referirse a la noche en que me perdн en los bosques. Continuй rбpidamente.
—No es asн, papб. Jacob le tenнa miedo.
—їHas hablado de esto con Billy? —ahora intentaba apaciguarme. Le habнa perdido para mi causa en cuanto mencionй a Sam Uley.
—Billy no estб preocupado.
—Bueno, Bella, entonces estoy seguro de que todo estб en orden. Jacob es un crнo y probablemente sуlo estб haciendo travesuras. Estoy convencido de que se encuentra bien. Despuйs de todo, no se puede pasar todo el tiempo pegado a tus faldas.
—El problema no soy yo —le insistн, pero habнa perdido la batalla.
—No creo que debas preocuparte por esto. Deja que Billy cuide de Jacob.
—Charlie... —mi voz empezу a sonar quejumbrosa.
—Bella, ahora tengo un montуn de trabajo entre manos. Se han perdido dos turistas que han dejado un rastro por los alrededores del lago —habнa una nota de ansiedad en su voz—. El problema del lobo se me estб yendo de las manos...
Aquellas noticias me dejaron momentбneamente distraнda —asombrada en realidad—. No habнa forma de que los lobos hubieran sobrevivido a un enfrentamiento con un rival de la talla de Laurent...
—їEstбs segura de que les ha sucedido algo? —preguntй.
—Eso me temo, cielo. Habнa... —vacilу—. Volvнa a haber huellas... Esta vez con un poco de sangre.
—ЎVaya!
En ese caso no se habнa producido un enfrentamiento. Laurent debнa de haberse limitado a dejar atrбs a los lobos, pero їpor quй? Lo que habнa visto en aquel prado era extraсo dentro de lo extraсo, e imposible de entender.
—Mira, tengo de dejarte, de verdad. No te preocupes por Jake. Estoy seguro de que no es nada, Bella.
—Muy bien —contestй secamente, frustrada cuando sus palabras me recordaron la urgencia de la crisis que tenнa mбs cerca—. Adiуs —colguй.
Contemplй fijamente el telйfono durante mбs de un minuto. ЎQuй demonios!, decidн. Billy contestу a los dos toques.
—їDiga?
—Hola, Billy —casi le gruсн. Procurй sonar mбs amistosa mientras continuaba hablando—. їSe puede poner Jacob, por favor?
—No estб en casa.
ЎQuй horror!
—їSabes dуnde estб?
—Ha salido con sus amigos —me contestу con precauciуn.
—їAh, sн? їCon alguien que conozco? їCon Quil? —hubiera jurado que йl no interpretaba mis palabras con el mismo tono indiferente con el que yo pretendнa pronunciarlas.
—No —respondiу Billy lentamente—. No creo que hoy estй con Quil.
Sabнa que era preferible no mencionar el nombre de Sam, por lo que preguntй:
—їEmbry?
Billy pareciу mбs feliz al contestar esta vez.
—Sн, estб con Embry.
Eso me bastaba. Embry era uno de ellos.
—Bueno, їle puedes decir que me llame cuando vuelva?
—Claro, claro, por supuesto.
Clic.
—Hasta pronto, Billy —murmurй en la lнnea cortada.
Fui en coche a La Push, decidida a esperar. Iba a aguantar sentada frente a la casa toda la noche si era necesario —incluso me perderнa las clases del instituto—. Jacob volverнa a casa en algъn momento y, cuando lo hiciera, tendrнa que hablar conmigo.
Estaba tan preocupada que el viaje que tanto me habнa aterrado hacer pareciу llevarme unos segundos. El bosque empezу a ralear antes de lo esperado y supe que pronto podrнa ver las primeras casitas de la reserva.
Un chico con una gorra de baloncesto calada se alejaba a pie por el lado izquierdo del arcйn.
Me quedй sin aliento durante un momento, haciйndome ilusiones de que la suerte se pusiera de mi lado por una vez y que me tropezara con Jacob sin necesidad de grandes esfuerzos, pero este chico era demasiado ancho y debajo de la gorra tenнa el pelo corto. Estaba segura de que era Quil incluso viйndole de espadas, aunque parecнa haber crecido desde la ъltima vez que le vi. їQuй les daban de comer a los chicos quileutes? їHormonas de crecimiento?
Crucй al lado opuesto del camino para frenar junto a йl. Alzу la vista cuando el rugido del motor se acercу.
La expresiуn de Quil me produjo mбs pбnico que sorpresa. Tenнa un rostro sombrнo e inquietante, con la frente surcada por numerosas arrugas de preocupaciуn.
—Eh, hola, Bella —me saludу sin ganas.
—Hola, Quil... їTe encuentras bien?
Me mirу con aire taciturno.
—Estupendamente.
—їTe puedo acercar a algъn sitio? —le ofrecн.
—Sн, supongo —murmurу. Cruzу por delante del coche arrastrando los pies y abriу la puerta del copiloto para subir.
—їAdуnde?
—Mi casa estб en el lado norte, detrбs del almacйn —me dijo.
—їHas visto hoy a Jacob?
Le espetй la pregunta antes de que hubiera terminado de hablar. Mirй a Quil con avidez, a la espera de su respuesta. Mirу a lo lejos a travйs del parabrisas antes de responder. Al final, dijo:
—De lejos.
—їDe lejos? —repetн.
—Intentй seguirlos. Iba con Embry —hablaba con un hilo de voz, por lo que resultaba difнcil de oнr por encima del motor. Me acerquй—. Sй que me vieron, pero se giraron y desaparecieron entre los бrboles... Dudo que estuvieran solos. Es posible que Sam y su banda estuvieran con ellos. He estado dando tumbos por el bosque cerca de una hora, llamбndolos a gritos. Acababa de encontrar el camino cuando has aparecido con el coche.
—Asн pues, Sam lo ha atrapado a йl tambiйn —habнa apretado los dientes, por lo que las palabras salieron ligeramente distorsionadas.
Quil me mirу fijamente.
—їEstбs al tanto de eso?
Asentн.
—Jake me lo dijo... antes.
—Antes —repitiу Quil y suspirу.
—їEs tan malo el caso de Jacob como el de los demбs?
—No se separa de Sam —Quil girу la cabeza y escupiу por la ventana abierta.
—Y antes de eso... їEvitaba a todo el mundo? їParecнa enfadado?
—No tardу mucho mбs que el resto —contestу en voz baja y con tono бspero—. Tal vez un dнa. Luego, Sam se lo llevу.
—їQuй crees que es? їDrogas o algo asн?
—No veo a Jacob ni a Embry metiйndose en una cosa asн... Pero їquй sй yo? їQuй otra cosa puede ser? їY por quй no se preocupan los ancianos? —sacudiу la cabeza; ahora, el miedo asomaba a sus ojos—. Jacob no querнa participar en esa... secta. No comprendo quй le ha podido cambiar —me mirу con rostro aterrorizado—. No quiero ser el prуximo.
Mis ojos reflejaron su pбnico. Era la segunda vez que habнa oнdo describir aquello como una secta. Me estremecн.
—їPuede prestarnos alguna ayuda tu familia?
Gesticulу con desdйn.
—Claro, mi abuelo estб en el consejo de ancianos con el de Jacob, y en lo que a йl concierne, Sam Uley es lo mejor que le ha pasado a este lugar.
Nos miramos el uno al otro durante un buen rato. Ya estбbamos en La Push y mi tartana avanzaba muy despacio por el camino desierto. Podнa ver la ъnica tienda de la reserva delante, no muy lejos de allн.
—He de irme —dijo Quil—. Mi casa estб justo ahн.
Seсalу un pequeсo rectбngulo de madera con la mano. Frenй y йl se bajу de un salto.
—Voy a esperar a Jacob —dije con contundencia.
—Buena suerte.
Cerrу la puerta de un portazo y se marchу arrastrando los pies por el camino, con la cabeza inclinada hacia delante y los hombros hundidos.
El rostro de Quil me angustiу mientras daba la vuelta para dirigirme a la casa de los Black. Le aterraba ser el prуximo. їQuй estaba pasando allн?
Me detuve en frente de la casa de Jacob, apaguй el motor y bajй las ventanillas. El ambiente estaba muy cargado y no soplaba el viento. Plantй los pies en el salpicadero y me instalй dispuesta a esperar.
Un movimiento realizado en el campo de mi visiуn perifйrica me hizo volver la cabeza. Billy me miraba a travйs de la ventana de la fachada con expresiуn confusa. Le saludй con la mano y le sonreн forzadamente, pero me quedй donde estaba.
Entrecerrу los ojos y dejу caer la cortina detrбs del cristal.
Estaba preparada para quedarme tanto tiempo como fuera necesario, pero me apetecнa tener algo que hacer. Desenterrй una vieja pluma del fondo de mi mochila y un antiguo examen. Comencй a garabatear en la parte posterior del papel borrador.
Apenas tuve tiempo de dibujar una fila de rombos cuando se produjo un brusco golpecito contra mi puerta.
Me incorporй y alcй la vista, esperando ver a Billy, pero fue Jacob quien gruсу:
—їQuй estбs haciendo aquн, Bella?
Le mirй perpleja y atуnita.
Jacob habнa cambiado radicalmente en las ъltimas semanas, desde la ъltima vez que le vi. Lo primero de lo que me di cuenta fue de que se habнa rapado su hermosa cabellera; habнa apurado mucho el corte, y ahora le cubrнa la cabeza una fina y lustrosa capa de pelo que parecнa satйn negro. Las facciones del rostro le habнan cambiado de pronto, se mostraban duras y tensas, las de alguien de mбs edad. El cuello y los hombros tambiйn eran diferentes, en cierto modo, mбs gruesos. Las manos con las que aferraba el marco de la ventana parecнan enormes, con los tendones y las venas marcados debajo de la piel cobriza. Pero los cambios fнsicos eran insignificantes...
... era su expresiуn la que le convertнa en alguien casi irreconocible. La sonrisa franca y amistosa habнa desaparecido, como la cabellera, y la calidez de sus ojos oscuros habнa mudado en un rencor perturbador. Ahora existнa una oscuridad en Jacob. Habнa hecho implosiуn, como mi sol.
—їJacob? —susurrй.
Se limitу a mirarme. Los ojos reflejaban tensiуn y enojo.
Comprendн que no estбbamos solos. Los otros cuatro del grupo se hallaban detrбs de йl. Todos eran altos y de piel cobriza, el pelo rapado casi al cero, como el de Jacob. Podнan haber pasado por hermanos, apenas lograba distinguir a Embry de entre ellos. La sorprendente hostilidad de todos los ojos acentuaba aъn mбs el parecido.
Todos, salvo los de Sam, los del mayor, que les sacaba varios aсos. Йl permanecнa al fondo con el rostro sereno y seguro. Tuve que tragarme el mal genio que me estaba entrando, ya que me apetecнa propinarle un buen porrazo. No, querнa hacer mбs que eso. Deseй ser temible y letal mбs que cualquier otra cosa en el mundo, alguien a quien nadie se atreviera a importunar. Alguien capaz de ahuyentar a Sam Uley.
Quise ser vampiro.
El deseo virulento me pillу desprevenida y me dejу sin aliento. Era el mбs prohibido de los deseos —incluso aunque se debiera a una razуn maligna como aquйlla, gozar de ventaja sobre el enemigo— por ser el mбs doloroso. Habнa perdido ese futuro para siempre; en realidad, nunca lo habнa tenido en mis manos. Me erguн para recuperar el control de mн misma mientras sentнa un vacнo doloroso en el pecho.
—їQuй quieres? —inquiriу Jacob. El resentimiento de sus facciones aumentу cuando presenciу el despliegue de emociones en mi rostro.
—Hablar contigo —contestй con un hilo de voz. Intentй concentrarme, pero todo me seguнa dando vueltas mientras me rebelaba contra la pйrdida de mi sueсo tabъ.
—Adelante —mascullу entre dientes. Su mirada era despiadada. Nunca le habнa visto mirar a alguien asн, y menos a mн. Dolнa con una sorprendente intensidad, producнa un sufrimiento fнsico que me traspasaba la mente.
—ЎA solas! —siseй con voz mбs fuerte.
Volviу la vista atrбs y supe adуnde se dirigнan sus ojos. Todos se volvieron a esperar la reacciуn de Sam.
Sam asintiу una vez con rostro imperturbable. Efectuу un breve comentario en un idioma desconocido, lleno de consonantes lнquidas, del que sуlo estaba segura que no era francйs ni castellano, por lo que supuse que era quileute. Se volviу y entrу en casa de Jacob. Los demбs —asumн que se trataba de Paul, Jared y Embry— le siguieron.
—De acuerdo.
Jacob pareciу un poco menos furioso cuando se marcharon los otros. Su rostro estaba mбs calmado, pero tambiйn reflejaba mбs desesperaciуn. Las comisuras de su boca se mostraban permanentemente caнdas.
Respirй hondo.
—Sabes lo que quiero saber.
No respondiу. Se limitу a mirarme con frialdad.
Le devolvн la mirada y el silencio se prolongу. El dolor de su rostro hizo que me encontrara incуmoda. Sentн que se me empezaba a formar un nudo en la garganta.
—їPodemos dar un paseo? —preguntй mientras aъn era capaz de hablar.
No reaccionу de modo alguno. Su rostro no cambiу.
Salн del coche al sentirme observada por ojos invisibles detrбs de las ventanas y comencй a dirigirme al norte, hacia los бrboles. Levantй un sonido de succiуn al andar sobre el barro de la cuneta y del herbazal. Como era el ъnico sonido, pensй en un primer momento que no me seguнa, pero lo tenнa justo al lado cuando mirй a mi alrededor. Sus pies habнan encontrado un camino menos ruidoso que el mнo.
Me sentн mejor en la hilera de бrboles, donde lo mбs probable era que Sam no pudiera observarnos. Me devanй los sesos para decidir cuбles eran las palabras mбs adecuadas, pero no se me ocurriу nada. Sуlo me sentнa mбs y mбs enfadada porque Jacob se hubiera dejado engaсar sin que Billy hubiera hecho nada por impedirlo..., y porque Sam fuera capaz de mantener tal calma y seguridad...
De pronto, Jacob acelerу el ritmo y me dejу fбcilmente atrбs con sus largas piernas. Luego, se girу y se quedу en medio del camino, de frente a mн, para que yo tambiйn tuviera que detenerme.
Me quedй abstraнda por la manifiesta gracilidad de su movimiento. Jacob habнa sido tan patoso como yo a causa de su interminable estirуn. їCuбndo se habнa operado semejante cambio?
No me concediу la oportunidad para pensar en ello.
—Terminemos con esto —dijo con voz ronca y metбlica.
Esperй. Йl sabнa lo que yo querнa.
—No es lo que crees —de pronto, su voz reflejу un gran cansancio—. No es lo que yo pensaba... Estaba muy desencaminado.
—En ese caso, їquй es?
Estudiу mi rostro durante un buen rato y estuvo haciendo conjeturas. El enfado no abandonу sus ojos en ningъn momento.
—No te lo puedo decir —contestу al fin.
Mi mandнbula se tensу cuando mascullй:
—Creн que йramos amigos.
—Lo йramos.
Habнa un leve йnfasis en el tiempo pasado.
—Pero tъ ya no necesitas a ningъn otro amigo —espetй con acritud—. Tienes a Sam. Hay algo que no va bien... Siempre le habнas tenido ojeriza.
—Antes no le comprendнa.
—Y ahora has visto la luz, їno? ЎAleluya!
—Bella, no tiene nada que ver con lo que yo creнa. Tampoco es culpa de Sam, ya que йl me ayuda todo lo que puede —la voz se le crispу y mirу por encima de mi cabeza, a lo lejos, mientras la ira ardнa en sus ojos.
—Te ayuda... —repetн con recelo—. Naturalmente.
Pero Jacob no parecнa estar escuchбndome. Respiraba hondo con deliberada lentitud en un intento de calmarse. Estaba tan fuera de sн que las manos le temblaban.
—Jacob, por favor —le susurrй—. їNo vas a decirme quй ocurre? Tal vez pueda ayudarte.
—Ahora, nadie puede ayudarme —sus palabras fueron un susurro quejumbroso. La voz se le quebrу.
—їQuй te ha hecho? —inquirн con los ojos anegados en lбgrimas. Le tendн las manos, como ya habнa hecho antes en una ocasiуn, mientras avanzaba con los brazos abiertos.
Esta vez se encogiу y se alejу mientras alzaba las manos a la defensiva.
—No me toques —murmurу.
—їNos oye Sam? —preguntй entre dientes. Unas tontas lбgrimas se habнan desbordado por las comisuras de mis ojos. Me las enjuguй con el dorso de la mano y crucй los brazos delante del pecho.
—Deja de echarle las culpas a Sam.
Las palabras salieron a toda prisa, como un reflejo. Se llevу las manos a la cabeza para enredarse en una cabellera que ya no estaba allн, por lo que acabaron colgando sin fuerzas a los costados.
—Entonces, їa quiйn deberнa culpar? —repliquй.
Esbozу una media sonrisa, funesta y esquinada.
—No quieres oнrlo.
—ЎY un cuerno! —contestй bruscamente—. Quiero saberlo, y quiero saberlo ahora.
—Te equivocas —me replicу.
—No te atrevas a decirme que me equivoco. ЎNo es a mн a quien le han lavado el cerebro! Dime ahora de quiйn es la culpa de todo esto si no es de tu querido Sam.
—Tъ lo has querido —me gruсу con ojos centelleantes—. Si quieres culpar a alguien, їpor quй no seсalas a esos mugrientos y hediondos chupasangres a los que tanto quieres?
Me quedй boquiabierta y el aliento me saliу de los pulmones ruidosamente. Allн clavada, me sentн traspasada por el doble sentido de sus palabras. El dolor me recorriу todo el cuerpo en la forma acostumbrada. El agujero de mi pecho me desgarraba de dentro hacia fuera, pero habнa algo mбs, una mъsica de fondo para el caos de mis pensamientos. No podнa creer que le hubiera oнdo bien. No habнa rastro alguno de indecisiуn en el rostro de Jacob. Sуlo furia.
Seguн con la boca abierta.
—Te dije que no querrнas oнrlo —seсalу.
—No sй a quiйn te refieres —cuchicheй.
Enarcу una ceja con incredulidad.
—Lo sabes perfectamente. No me vas a obligar a decirlo, їverdad? No quiero hacerte daсo.
—No sй a quiйn te refieres —repetн de forma mecбnica.
—A los Cullen —dijo lentamente, arrastrando las palabras y escrutando mi rostro mientras las pronunciaba—. Lo he visto... Puedo ver lo que pasa por tus ojos cuando digo sus nombres.
Sacudн la cabeza de un lado a otro negбndolo con energнa y tratando de aclararme al mismo tiempo. їCуmo lo sabнa? їY quй relaciуn guardaba todo aquello con la secta de Sam? їEra una banda que odiaba a los vampiros? їEra йsa la premisa de constituciуn de una asociaciуn cuando los vampiros ya no vivнan en Forks? їPor quй iba a empezar a creer Jacob en aquellas historias precisamente ahora, cuando las pruebas de la presencia de los Cullen habнan desaparecido para siempre?
Necesitй bastante tiempo hasta dar con la respuesta correcta.
—No me digas que ahora te crees las necias supersticiones de Billy —intentй mofarme de forma poco convincente.
—Sabe mбs de lo que nunca le reconocн.
—Sй serio, Jacob.
Clavу en mн una mirada crнtica.
—Dejando las supersticiones a un lado —aсadн rбpidamente—, aъn no veo de quй acusas a los Cullen —hice un gesto de dolor—. Se marcharon hace mбs de medio aсo. їCуmo vas a culparles de lo que ahora haga Sam?
—Sam no estб haciendo nada, Bella. Sй que se han ido, pero a veces las cosas se ponen en movimiento y entonces es demasiado tarde.
—їQuй se ha puesto en movimiento? їPara quй es demasiado tarde? їDe quй les estбs echando la culpa?
De pronto, lo tuve delante mi rostro, con la ira ardiendo en sus ojos.
—De existir —mascullу.
ЎCбllate ya, Bella! No le presiones, me advirtiу Edward al oнdo.
Me quedй atуnita y trastornada al oнr las palabras de aviso pronunciadas por la voz de Edward una vez mбs, dado que yo ni siquiera estaba asustada.
Desde que su nombre habнa atravesado los muros tras los que le habнa emparedado con tanto cuidado, habнa sido incapaz de volverlo a encerrar. Ahora no dolнa, no durante los preciados segundos en que oнa su voz.
Jacob parecнa que echaba chispas. Estaba plantado delante de mн y temblaba de ira.
No comprendнa el motivo por el que la falsa ilusiуn de Edward estaba de forma inesperada en mi mente. Jacob estaba lнvido, pero era Jacob. No habнa adrenalina ni peligro.
Dйjale calmarse, insistiу la voz de Edward.
Sacudн la cabeza, confusa.
—Esto es ridнculo —les contestй a ambos.
—Muy bien —contestу Jacob, que volviу a respirar hondo—. No voy a discutir contigo. De todos modos, no importa. El daсo estб hecho.
—їQuй daсo?
Permaneciу impбvido cuando le gritй esas palabras a la cara.
—Regresemos. No hay nada mбs que decir.
Le mirй boquiabierta.
—ЎQueda todo por decir, aъn no me has contado nada!
Me dejу atrбs y empezу a andar dando grandes zancadas de vuelta a la casa.
—Hoy me he encontrado con Quil —gritй a sus espaldas.
Se detuvo en la mitad de un paso, pero no se volviу.
—їRecuerdas a tu amigo Quil? Sн, estб aterrado.
Jacob se volviу para encararme con expresiуn apenada.
—Quil —fue todo lo que dijo.
—Tambiйn se preocupa por ti. Estб alucinado.
Jacob mirу fijamente mбs allб de mi persona con ojos de desesperaciуn. Le aguijoneй un poco mбs.
—Tiene miedo de ser el siguiente.
Jacob se agarrу a un бrbol para apoyarse. Su rostro se habнa tornado en una extraсa sombra verde debajo de la tez cobriza.
—No lo va a ser —murmurу Jacob para sн mismo—. No puede serlo. Esto ha terminado. Esto ni siquiera deberнa de estar sucediendo. їPor quй? їPor quй?
Estampу el puсo contra el бrbol. No era un бrbol grande, sino de tronco fino y poco mбs de medio metro mбs alto que Jacob, pero aun asн, me sorprendн cuando el tronco cediу y se desgajу estrepitosamente bajo su golpe.
Jacob contemplу el tronco repentinamente tronchado con sorpresa que pronto se transformу en pбnico.
—Debo volver —dio media vuelta y comenzу a alejarse sin decir palabra con tal rapidez que tuve que correr para darle alcance.
—ЎVolver con Sam!
—Es una forma de verlo —lo dijo tal y como lo sentнa. Siguiу mascullando y se alejу.
Le perseguн de vuelta a mi coche.
—ЎEspera! —le llamй mientras se dirigнa a la casa.
Se volviу hacia mн con las manos temblorosas de nuevo.
—Vete a casa, Bella, ya no voy a poder salir contigo.
La ilуgica y ridнcula herida fue de una potencia increнble. Los ojos se me llenaron de lбgrimas otra vez.
—їEstбs rompiendo conmigo?
Eran las palabras menos adecuadas, pero tambiйn lo ъnico que se me ocurriу preguntar. Despuйs de todo, lo que Jake y yo tenнamos era algo mбs que un amorнo de patio de colegio. Algo mucho mбs fuerte.
Soltу una risa amarga.
—No es el caso, pero si lo fuera, dirнa: «Quedemos como amigos». Ni siquiera puedo decirte eso.
—їPor quй, Jacob? їSam no te deja tener otros amigos? Jake, por favor. Lo prometiste. ЎTe necesito!
La rotunda vacuidad de mi vida anterior —antes de que Jacob aportara un poco de cordura— se irguiу para luego enfrentarse a mн. Se me hizo un nudo en la garganta de pura soledad.
—Lo siento, Bella —pronunciу nнtidamente cada palabra con una voz gйlida que no parecнa la suya.
Dudй de que fuera eso lo que Jacob pretendiera decir en realidad. Sus ojos airados parecнan querer expresar algo mбs, pero yo no entendнa el mensaje.
Tal vez no tuviera nada que ver en absoluto con Sam ni estuviera relacionado con los Cullen. Quizбs sуlo intentaba alejarse de una situaciуn sin esperanza. Quizбs deberнa permitirle que lo hiciera, si es que eso era lo mejor para йl. Es lo que deberнa hacer. Serнa lo acertado.
Pero oн que se me escapaba un hilo de voz:
—Lamento que antes no pudiera... Me gustarнa cambiar lo que siento por ti, Jacob —actuaba a la desesperada, por lo que forcй y estirй la verdad hasta retorcerla tanto que acabу por tomar forma de mentira—. Es posible... es posible que pudiera cambiar si me dieras un poco de tiempo —susurrй—, pero no me dejes ahora, Jake. No podrй resistirlo.
Su rostro pasу de la ira al sufrimiento en un segundo. Me tendiу una de sus manos temblorosas.
—No, Bella, por favor, no pienses de ese modo. No te acuses de nada, no pienses que es culpa tuya. Es todo culpa mнa, lo juro, no tiene nada que ver contigo.
—No eres tъ, soy yo —susurrй.
—Lo que intento decirte, Bella, es que yo no... —mantuvo un debate interior. Ese tormento se reflejу en sus ojos. Su voz se fue haciendo mбs ronca a medida que pugnaba por controlar sus emociones—. No soy lo bastante bueno para seguir siendo tu amigo, ni ninguna otra cosa. No soy quien era. No soy bueno.
—ЎїQuй?! —le mirй fijamente, confusa y consternada—. їQuй estбs diciendo? Eres mucho mejor que yo, Jake. ЎEres bueno! їQuiйn te ha dicho lo contrario? їSam? ЎEso es totalmente falso, Jacob! ЎNo le permitas que te lo diga! —de repente, habнa vuelto a pegar gritos.
El rostro de Jacob se endureciу, pero sin vida.
—Nadie ha tenido que decirme nada. Sй lo que soy.
—Eres mi amigo, eso es lo que eres. Jake, no...
Se habнa dado la vuelta para alejarse de nuevo.
—Lo siento, Bella —repitiу, aunque en esta ocasiуn su voz fue un murmullo roto. Se girу del todo y entrу en la casa casi a la carrera.
Fui incapaz de moverme de donde estaba. Contemplй la casita. Parecнa demasiado pequeсa para albergar a cuatro chicarrones enormes y dos adultos aъn mбs grandes. Dentro no se produjo ninguna reacciуn. No hubo revoloteo de cortinas ni eco de voces ni atisbo de movimiento alguno. El edificio me contemplу con expresiуn ausente.
Comenzу a lloviznar y varias gotas sueltas me asaetearon la piel. No lograba apartar la mirada de la casa. Jacob saldrнa. Tenнa que hacerlo.
La lluvia y el viento arreciaron. Dejу de llover en vertical y la lluvia comenzу a caer sesgada desde el oeste. Desde allн se olнa el agua salada del mar. Mis cabellos me azotaban en el rostro y se quedaban adheridos a las zonas hъmedas, enredбndose en mis pestaсas. Esperй.
La puerta se abriу al fin y, muy aliviada, avancй un paso.
Billy situу la silla de ruedas debajo del marco de la puerta. No vi a nadie mбs detrбs de йl.
—Charlie acaba de llamar, Bella. Le he dicho que estabas de camino a casa.
Tenнa los ojos colmados de conmiseraciуn, y en cierto modo, eso me hizo claudicar. No hice comentario alguno. Me limitй a darme la vuelta como una autуmata y subir al coche. Habнa dejado bajadas las ventanillas, por lo que los asientos estaban mojados y pegajosos. No importaba. Ya estaba empapada.
ЎNo es para tanto! ЎNo es para tanto!, intentaba reconfortarme mi mente. Y era cierto, no era tan malo, no se acababa el mundo otra vez. Era sуlo el final de un pequeсo remanso de paz, un remanso que ahora dejaba atrбs. Eso era todo.
Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 86 | Нарушение авторских прав
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