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Tres son multitud 13 страница

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ЎCuбnta suerte tenнa de estar sola!

Sola. Repetн la palabra con macabra satisfacciуn hasta que conseguн ponerme en pie a pesar del dolor. En ese preciso momento saliу de entre los бrboles una figura en direcciуn al norte, a unos treinta pasos de distancia.

Un descomunal despliegue de emociones me traspasу en un segundo. La primera, la sorpresa; estaba lejos de cualquier sendero y no esperaba compaснa. Ademбs, me sacudiу una rбfaga de desgarradora esperanza cuando fijй la vista en la silueta y vi la absoluta inmovilidad y la piel pбlida. La suprimн con ferocidad mientras luchaba contra el igualmente despiadado azote de la agonнa cuando mis ojos siguieron bajando: debajo del pelo negro no estaba el ъnico rostro que yo querнa ver. Despuйs vino el miedo. Йsas no eran las facciones que me hacнan llorar, pero estaban lo bastante cerca como para saber que el hombre con el que me encaraba no era un excursionista perdido.

Y al final, por ъltimo, el reconocimiento.

—ЎLaurent! —gritй con alegrнa y sorpresa.

Era una reacciуn irracional. Probablemente debнa de haberme quedado en el miedo.

Laurent formaba parte del aquelarre de James la primera vez que nos encontramos. No se habнa involucrado en la caza que se desatу —una caza en la que yo era la presa—, pero eso fue sуlo por miedo, ya que me protegнa otro aquelarre mбs numeroso que el suyo. De lo contrario, otro gallo hubiera cantado. En aquel entonces, no hubiera tenido reparo alguno en convertirme en su comida. Debнa de haber cambiado, por supuesto, ya que se habнa ido a Alaska para vivir con el otro aquelarre civilizado que allн habнa, la otra familia que se negaba a beber sangre humana por razones йticas. Una familia como la de... No iba ni a permitirme pensar el nombre.

Sн, el miedo era lo que tenнa mбs sentido, pero todo lo que experimentй fue una abrumadora satisfacciуn. El prado volvнa a ser un lugar dominado por la magia, una magia oscura para ser sinceros, pero magia igualmente. Allн estaba la conexiуn que buscaba. La prueba, aunque bastante lejana, de que йl habнa existido en algъn momento de mi vida.

Resultaba imposible creer lo poco que Laurent habнa cambiado de aspecto. Supuse que era muy estъpido y humano esperar algъn tipo de cambio en el ъltimo aсo, pero habнa algo en йl... No lograba descubrir quй era.

—їBella? —preguntу; parecнa mбs sorprendido que yo.

—Me recuerdas.

Le sonreн. Era ridнculo que estuviera eufуrica porque un vampiro supiera mi nombre.

Esbozу una gran sonrisa.

—No esperaba verte aquн.

Se acercу a mн dando un paseo y con expresiуn divertida.

—їNo deberнa ser al revйs? Soy yo quien vive aquн. Pensй que te habнas ido a Alaska.

Se detuvo a tres metros de distancia al tiempo que ladeaba la cabeza. Su rostro era el mбs hermoso que habнa visto en lo que me habнa parecido una eternidad. Estudiй sus rasgos con avidez y experimentй un extraсo sentimiento de liberaciуn. Allн habнa alguien a quien no me esperaba encontrar ni por asomo, alguien que ya sabнa todo lo que yo no era capaz de decir en voz alta.

—Tienes razуn —admitiу—. Me marchй a Alaska. Aun asн, no imaginaba... Al encontrar abandonado el hogar de los Cullen, creн que se habнan trasladado.

—Ah —me mordн el labio cuando el apellido hizo vibrar los bordes en carne viva de mi herida. Me llevу unos segundos recuperar la compostura. Laurent me contemplу con ojos de extraсeza. Al final, conseguн decirle—: Se trasladaron.

—Mmm —murmurу—. Me sorprende que te dejaran atrбs. їNo eras su mascota o algo asн?

Sus ojos reflejaban que no pretendнa ser ofensivo. Le sonreн secamente.

—Algo asн.

—Mmm —repuso, muy pensativo otra vez.

En ese preciso momento comprendн por quй parecнa el mismo de forma tan idйntica. Despuйs de que Carlisle nos dijera que Laurent se habнa quedado con la familia de Tanya, las ocasionales veces en que pensaba en йl comencй a imaginбrmelo con los mismos ojos dorados de los... Cullen —me obliguй a soltar el apellido con un estremecimiento—, el de todos los vampiros buenos.

Retrocedн un paso de forma involuntaria. Sus curiosos ojos de color rojo oscuro siguieron el movimiento.

—їVienen de visita a menudo? —preguntу, aъn con indiferencia, pero inclinу su figura hacia mн.

Miente, susurrу con ansiedad, en mi memoria, la hermosa voz aterciopelada.

Me sobresaltй ante el sonido de su voz, pero no deberнa haberme sorprendido. їAcaso no estaba en el peor de los peligros concebibles? La moto era segura al lado de esto.

Hice lo que me ordenaba la voz.

—De vez en cuando —intentй que mi voz sonara suave y relajada—. Imagino que a mн el tiempo se me hace mбs largo. Ya sabes cуmo son de distraнdos... —estaba empezando a balbucear. Tuve que esforzarme para callar.

—Mmm —volviу a decir—. Pues la casa olнa como si llevara cerrada bastante tiempo...

Bella, debes mentir mejor que eso, me instу la voz.

Lo intentй.

—He de mencionarle a Carlisle que has estado allн. Lamentarб mucho haberse perdido tu visita —fingн deliberar durante un segundo—. Pero... probablemente no deberнa mencionбrselo. Supongo que Edward... —conseguн pronunciar su nombre a duras penas, y al hacerlo se me contrajo el rostro, arruinando el engaсo—. Bueno, tiene mucho genio... Estoy segura de que te acuerdas de йl. Sigue un poco susceptible con todo el asunto de James —puse los ojos en blanco e hice un gesto displicente con la mano, como si todo aquello fuera agua pasada, pero habнa un deje de histeria en mi voz. Me preguntй si йl lo reconocerнa.

—Pero їestб de verdad? —preguntу con amabilidad... e incredulidad.

Le di una rйplica breve a fin de que la voz no delatara mi pбnico.

—Ajб.

Laurent dio un paso fortuito hacia un lado mientras miraba el pequeсo prado. No se me pasу por alto que ese paso le acercaba mбs a mн. En mi cabeza, la voz respondiу con un dйbil gruсido.

—Bueno, їy cуmo van las cosas en Denali? —preguntй con voz demasiado aguda—. Carlisle me dijo que ahora estabas con Tanya.

Aquello le hizo detenerse y cavilar.

—Tanya me gusta mucho, y su hermana Irina aъn mбs. Nunca antes habнa permanecido tanto tiempo en un sitio, pero aunque disfruto de las ventajas y de la novedad del asunto, las restricciones son difнciles. Me sorprende que cualquiera de ellos haya podido aguantar tanto tiempo —me sonriу con gesto de complicidad—. A veces, hago trampas.

No pude tragar saliva. Comencй a mover con cuidado un pie hacia atrбs, pero me quedй petrificada cuando el parpadeo de sus ojos rojos le llevу a observar el movimiento.

—Ah —repuse con voz dйbil—, Jasper tambiйn ha tenido ese tipo de problemas.

No te muevas, susurrу la voz. Intentй acatar la orden, pero resultaba difнcil. El instinto de poner pies en polvorosa era casi incontrolable.

—їDe verdad? —Laurent parecнa interesado—. їSe fueron por ese motivo?

—No —respondн con sinceridad—. Jasper se muestra mбs cuidadoso en casa.

—Sн —Laurent se mostrу de acuerdo con eso—. Tambiйn yo.

El paso hacia delante que dio en ese momento fue totalmente deliberado.

—Al final, їte encontrу Victoria? —preguntй con voz entrecortada, a la desesperada, para distraerle.

Fue la primera pregunta que se me ocurriу, y me arrepentн de haberla hecho en cuanto la hube formulado. Victoria, que me habнa dado caza con James para luego desaparecer, no era alguien en quien me apeteciera pensar en ese momento.

Pero la pregunta le detuvo.

—Sн —contestу mientras dudaba si dar otro paso—. De hecho, he venido aquн para hacerle un favor... —puso mala cara—. Esto no le va a hacer feliz.

—їEsto? —repetн con entusiasmo, invitбndole a continuar.

Mantenнa la mirada fija en los бrboles, lejos de mн, y aprovechй su distracciуn para dar un paso atrбs a escondidas.

Volviу a mirar y me sonriу. La expresiуn le hizo parecer un бngel de cabellos negros.

—El que yo te mate —repuso en un seductor arrullo.

Tambaleбndome, retrocedн otro paso. El frenйtico gruсido de mi cabeza dificultaba que pudiera oнr.

—Ella querrнa reservarse esa parte —continuу con aire despreocupado—. Parece estar un poco molesta contigo, Bella.

—їConmigo? —gritй.

Moviу la cabeza y riу entre dientes.

—Lo sй, a mн tambiйn me parece ponerse la camisa del revйs, pero James era su compaсero y tu Edward le matу.

Incluso allн, a punto de morir, su nombre rasgaba mis heridas abiertas como un arma de filo dentado.

Laurent hizo caso omiso de mi reacciуn.

—Pensу que serнa mбs apropiado matarte a ti que a Edward, un intercambio justo, pareja por pareja. Me pidiу que le allanara el terreno, por asн decirlo. No me imaginaba que iba a ser tan fбcil. Quizбs se debe a que su plan estaba lleno de imperfecciones... Por lo visto, no se va a producir la venganza que ella habнa imaginado, ya que no debes significar mucho para йl si te abandona dejбndote desprotegida.

Otro golpe, otro desgarrуn en el pecho.

Laurent se moviу levemente, y yo retrocedн a trompicones un paso mбs.

Torciу el gesto.

—Supongo que, de todos modos, se va a enfadar.

—Entonces, їpor quй no la esperas a ella? —logrй decir.

Una sonrisa maliciosa le cambiу las facciones.

—Bueno, me has pillado en un mal momento, Bella. No vine a este lugar para cumplir una misiуn para Victoria. Estaba de caza. Tengo bastante sed y se me hace la boca agua sуlo con olerte.

Me mirу con aprobaciуn, como si eso fuera un cumplido.

Amenбzale, me ordenу el bello engaсo de su voz, distorsionado por el pбnico.

—Йl sabrб que has sido tъ —susurrй dуcilmente—. No vas a irte de rositas.

—їY por quй no? —la sonrisa de Laurent se hizo mбs amplia. Recorriу con la mirada el pequeсo claro entre los бrboles—. Las prуximas lluvias borrarбn mi olor y nadie va a encontrar tu cuerpo; habrбs desaparecido, simplemente, como tantos y tantos humanos. No hay razуn para que Edward piense en mн, si es que se toma la molestia de investigar. Puedes estar segura de que esto no es nada personal, Bella. Sуlo tengo sed.

Implora, me rogу mi alucinaciуn.

—Por favor —contestй jadeando.

Laurent negу con la cabeza sin perder la expresiуn amable.

—Mнralo de este modo, Bella: tienes suerte de que sea yo quien te haya encontrado.

—їAh, sн? —dije sin hablar, moviendo sуlo los labios, mientras retrocedнa otro vacilante paso.

Laurent me siguiу, бgil, grбcil.

—Sн —me asegurу—. Serй rбpido, no vas a sentirlo, te lo prometo. Luego le mentirй a Victoria, por supuesto, sуlo para aplacarla, pero si supieras lo que habнa planeado para ti, Bella... —sacudiу la cabeza con un movimiento lento, casi de disgusto—. De verdad, deberнas estarme agradecida por esto.

Le mirй horrorizada.

Olfateу la brisa que lanzaba mechones de mi cabello en su direcciуn.

—Se me hace la boca agua —repitiу mientras inhalaba profundamente.

Me tensй para dar un salto. Bizqueй cuando me alejй arrastrando los pies mientras la voz de Edward bramaba con furia y resonaba en algъn lugar de la parte posterior de mi cabeza. Su nombre derribу todos los muros que yo habнa erigido para contenerlo. Edward. Edward. Edward. Iba a morir, por lo que ahora no importaba si pensaba en йl. Edward, te amo.

Mis ojos entrecerrados contemplaron cуmo Laurent dejaba de inhalar y giraba bruscamente la cabeza hacia la izquierda. Me daba pбnico quitarle los ojos de encima para seguir la trayectoria de su mirada, aunque difнcilmente iba a necesitar una distracciуn u otro tipo de treta para dominarme. Estaba demasiado asombrada para sentir alivio alguno cuando comenzу a alejarse lentamente de mн.

No te fнes, me dijo la voz tan bajito que apenas la oн.

Entonces, tuve que mirar. Escudriсй el prado en busca de la interrupciуn que habнa prolongado mi vida durante unos segundos mбs. No vi nada en un primer momento, y mi mirada revoloteу de vuelta a Laurent, que ahora se retiraba mбs deprisa sin dejar de horadar el bosque con la vista.

En ese momento vi una gran figura negra salir con calma de entre los бrboles, silenciosa como una sombra, para luego acechar con parsimonia al vampiro. Era enorme; tenнa la altura de un caballo, pero era mбs corpulento y mucho mбs musculoso. El gran hocico se contrajo con una mueca que revelу una hilera de incisivos afilados como cuchillas. Profiriу entre dientes un gruсido espeluznante que retumbу por todo el claro como la prolongaciуn del restallido de un trueno.

El oso. Sуlo que no era un oso para nada. Aun asн, aquella gigantesca criatura negra debнa de ser la causante de toda la alarma. Visto de lejos, se le podнa confundir con un oso. їQuй otro animal iba a tener una constituciуn tan descomunal y poderosa?

Me hubiera gustado tener la suerte de haberlo visto a lo lejos. En vez de eso, anduvo sin hacer ruido sobre la hierba a poco mбs de tres metros de mi posiciуn.

No te muevas ni un centнmetro, murmurу la voz de Edward.

Me quedй mirando fijamente a la monstruosa criatura, con la mente bloqueada en el intento de ponerle un nombre a aquel ser. Guardaba una cierta semejanza canina en cuanto al contorno y la forma de moverse. Atenazada por el pбnico como estaba, sуlo se me ocurrнa una posibilidad, pero aun asн, jamбs hubiera imaginado que un lobo podнa ser tan grande.

Su garganta emitiу un gruсido sordo que me hizo estremecer.

Laurent estaba retrocediendo hacia la fila de бrboles. Me azotу una oleada de confusiуn y helado pбnico. їPor quй se retiraba Laurent? El lobo era de un tamaсo desmedido, sin duda, pero sуlo era un animal. їPor quй iba a temer un vampiro a un animal? Y Laurent estaba aterrado. Tenнa los ojos desmesuradamente abiertos, como los mнos.

De repente, como una respuesta a mi pregunta, el colosal lobo recibiу compaснa. Le flanqueaban otros dos gigantescos compaсeros que penetraron silenciosamente en el prado. Uno tenнa un pelaje gris oscuro y el otro castaсo, pero ninguno alcanzaba la altura del primero. El lobo gris saliу de los бrboles a escasos metros de mн, con la mirada fija en Laurent.

Dos lobos mбs les siguieron adoptando una formaciуn en uve —como la de los gansos cuando emigran hacia el sur— antes de que yo pudiera reaccionar. El monstruo de pelambrera color ladrillo que saliу del sotobosque en ъltimo lugar estaba al alcance de mi mano.

Proferн un involuntario grito ahogado y saltй hacia atrбs, que era la mayor estupidez que podнa cometer. Volvн a quedarme petrificada a la espera de que los lobos se volvieran hacia mн, la presa mбs dйbil, la mбs fбcil de cobrar. Durante unos fugaces instantes deseй que Laurent se hiciera cargo del asunto y aplastara a la manada de lobos. Para йl debнa de ser algo muy sencillo. Intuнa que, de las dos opciones posibles, ser devorada por los lobos era casi seguro la peor alternativa.

El lobo mбs cercano —el de pelambrera bermeja— volviу levemente la cabeza al oнr mi grito entrecortado.

Los ojos del lobo eran oscuros, casi negros. La criatura me mirу durante una fracciуn de segundo. Aquellos profundos ojos parecнan demasiado inteligentes para ser los de un animal salvaje.

De pronto, cuando me miraron, pensй en Jacob, y volvн a dar gracias por haber venido sola a aquella pradera de cuento de hadas repleta de monstruos siniestros. Al menos, йl no iba a morir tambiйn. Al menos, no tendrнa su muerte sobre mi conciencia.

Entonces, un gruсido del jefe hizo que el lobo rojo girara la cabeza de nuevo hacia Laurent, que contemplaba la manada de lobos gigantes con una sorpresa no disimulada, y con miedo. Eso podнa entenderlo, pero me quedй pasmada cuando, sin previo aviso, se dio media vuelta y desapareciу entre los espesos бrboles.

Saliу corriendo.

Los lobos fueron tras йl un segundo despuйs; cruzaron la hierba del claro a la carrera, con cuatro brincos, entre gruсidos y chasquidos de fauces tan fuertes que, por instinto, me llevй las manos a los oнdos. El sonido desapareciу con sorprendente rapidez una vez que se perdieron en el bosque.

Luego volvн a estar sola.

Se me combaron las rodillas y caн al suelo sobre las manos mientras en mi garganta se agolpaban los sollozos.

Era consciente de que debнa irme, e irme ya. їCuбnto tiempo iba a transcurrir antes de que los lobos que habнan ido en pos de Laurent dieran media vuelta y vinieran a por mн? їO Laurent se revolverнa contra ellos? їY si era йl a quien buscaban?

Pese a todo, al principio no logrй moverme. Me temblaban brazos y piernas y no sabнa cуmo arreglбrmelas para ponerme de pie una vez mбs.

Tenнa la mente bloqueada por el miedo, el pavor y la confusiуn. No era capaz de comprender lo que acababa de presenciar.

Un vampiro no deberнa huir de unos perrazos como йsos. їQuй daсo podнan causar los colmillos de los lobos en su piel de granito?

Y los lobos deberнan haber rehuido a Laurent. No tenнa sentido alguno que le persiguieran ni aun desconociendo el miedo debido a su tremendo tamaсo. Dudaba de que el olor de la piel marmуrea de Laurent se pareciera al de la comida. їPor quй habнan ignorado a una presa dйbil y de sangre caliente como yo para perseguirle a йl?

No me cuadraba.

Una frнa brisa azotу el prado haciendo que la hierba se ondulara como si algo hubiera cruzado el claro.

Me puse de pie y retrocedн, aunque el soplo del viento era leve. Fui dando tumbos a causa del miedo, me volvн y corrн de cabeza a los бrboles.

Las horas siguientes fueron una agonнa. Logrй salir de los бrboles al tercer intento, tantos como me habнa costado dar con el prado. Al principio no prestй atenciуn adуnde me dirigнa, ya que me concentraba sуlo en el lugar del que escapaba. Me encontraba ya en el corazуn del bosque, desconocido y amenazador, cuando me hube serenado lo bastante para acordarme de la brъjula. Las manos me temblaban con tal virulencia que tuve que dejarla encima del suelo embarrado para poderla leer. Me detenнa cada pocos minutos para situar la brъjula en el suelo y verificar que seguнa dirigiйndome hacia el noroeste mientras oнa el apagado susurro de criaturas ocultas moviйndose entre las hojas cuando no los acaballaba el frenйtico sonido de succiуn de mis pisadas.

El reclamo de un arrendajo me hizo dar un salto hacia atrбs y caн en un grupo de pнceas, que me llenaron los brazos de raspaduras y me apelmazaron el pelo con savia. La sъbita carrera de una ardilla para subirse a una cicuta me hizo gritar con tanta fuerza que me hice daсo en mis propios oнdos.

Al final, delante pude ver una brecha en la lнnea de бrboles. Aparecн en un punto del camino que se encontraba a kilуmetro y medio al sur de donde habнa dejado el coche. Subн dando tumbos por el sendero, ya que estaba exhausta. Lloraba de nuevo cuando logrй meterme en la cabina del conductor. Bajй con furia los duros seguros del coche antes de desenterrar las llaves de mi bolsillo. El rugido del motor me dio una sensaciуn cuerda y reconfortante. Me ayudу a controlar las lбgrimas mientras ponнa el vehнculo al mбximo de su potencia rumbo a la carretera principal.

Estaba mбs calmada, aunque hecha un lнo, cuando lleguй a casa. El coche patrulla de Charlie estaba en la avenida que llevaba a casa. No me habнa percatado de lo tarde que era. El cielo ya habнa oscurecido.

—їBella? —me llamу Charlie cuando cerrй de un portazo la puerta de la entrada y echй los cerrojos a toda prisa.

—Sн, soy yo —contestй con voz vacilante.

—їDуnde has estado? —bramу mientras cruzaba la entrada de la cocina con un gesto que no presagiaba nada bueno.

Vacilй. Lo mбs probable es que hubiera llamado a casa de los Stanley. Serнa mejor atenerme a la verdad.

—De excursiуn —admitн.

Estrechу los ojos.

—їQuй ha pasado con la idea de ir a casa de Jessica?

—Hoy no me sentнa con бnimo para estudiar Cбlculo.

Charlie cruzу los brazos por delante del pecho.

—Pensй que te habнa pedido que te alejaras del bosque.

—Sн, lo sй. No te preocupes, no lo volverй a hacer —me estremecн.

Charlie pareciу verme por vez primera. Recordй que habнa pasado un buen rato tirada en el suelo del bosque. ЎMenuda pinta debнa de tener!

—їQuй ha pasado? —inquiriу.

Una vez mбs decidн que la mejor opciуn era contarle la verdad, o al menos una parte. Estaba demasiado desasosegada para fingir que habнa vivido en el bosque un dнa sin incidentes.

—Vi al oso —intentй decirlo con calma, pero la voz me saliу aguda y temblorosa—. Aunque no es un oso, sino una especie de lobo, y son cinco. Uno negro y enorme, otro gris, otro de pelaje rojizo...

Charlie puso unos ojos como platos. Avanzу una zancada hacia mн y me aferrу por los hombros.

—їEstбs bien?

Cabeceй dйbilmente una vez.

—Dime quй ha pasado.

—No me prestaron ninguna atenciуn, pero salн por pies y me caн un montуn de veces despuйs de que se fueran.

Me soltу los hombros y me rodeу con los brazos. No despegу los labios durante un buen rato.

—Lobos —murmurу.

-їQuй?

—Los agentes forestales dijeron que las huellas no encajaban con las de un oso, sino con las de varios lobos, aunque no de ese tamaсo...

—Йstos eran enormes.

—їCuбntos dices que viste?

—Cinco.

Charlie meneу la cabeza y torciу el gesto con ansiedad. Al final, hablу con un tono que no admitнa rйplica:

—Se acabaron las excursiones.

—Sin problema —le prometн fervientemente.

Charlie telefoneу a la comisarнa para informar de lo que yo habнa visto. Me mostrй un poco esquiva en cuanto al lugar exacto donde habнa visto a los lobos y seсalй que habнa sido en el sendero que conduce al norte. No querнa que papб supiera cuбnto me habнa adentrado en el bosque en contra de sus deseos y, lo mбs importante de todo, no querнa que nadie vagabundeara cerca de donde Laurent podrнa estar buscбndome. Me ponнa mala sуlo de pensarlo.

—їTienes hambre? —me preguntу cuando colgу el auricular.

Neguй con la cabeza, aunque lo normal hubiera sido estar famйlica despuйs de pasarme todo el dнa sin comer.

—Sуlo estoy cansada —le dije. Me volvн hacia las escaleras.

—Eh —dijo Charlie con voz cargada de repentino recelo una vez mбs—, їno dijiste que Jacob iba a pasar fuera todo el dнa?

—Eso es lo que me comentу Billy —le contestй, confundida por la pregunta.

Estudiу mi expresiуn durante un minuto y pareciу satisfecho con lo que encontrу en ella.

—Ajб.

—їPor quй? —inquirн. Parecнa estar insinuando que le habнa mentido esa maсana en algo mбs que en lo de estudiar con Jessica.

—Bueno, es sуlo que le vi cuando fui a recoger a Harry. Estaba delante de la tienda de la reserva con unos amigos. Le saludй con la mano, pero йl... Bueno, supongo... No sй si me vio. Me parece que estaba discutiendo con sus amigos. Tenнa un aspecto extraсo, como si estuviera contrariado por algo... Estaba cambiado. ЎEs digno de ver cуmo crece ese chico! Cada vez que le veo ha pegado un estirуn.

—Billy dijo que Jake y sus amigos se habнan marchado a Port Angeles a ver un par de pelнculas. Lo mбs probable es que estuvieran esperando a que alguien se reuniera con ellos.

—Ah.

Charlie asintiу con la cabeza y se encaminу a la cocina.

Me quedй en el vestнbulo mientras imaginaba a Jacob discutiendo con sus amigos. Me preguntй si se habrнa enfrentado con Embry como consecuencia del asunto con Sam. Tal vez fuera йse el motivo por el que me habнa dejado tirada hoy. Si ello significaba que habнa solventado las cosas con Embry, me alegraba de que lo hubiera hecho.

Me detuve a revisar todos los cerrojos antes de subir a mi habitaciуn. Era un comportamiento estъpido. Pues їquй diferencia podнa marcar un cerrojo frente a alguno de los monstruos que habнa visto aquella tarde? Asumн que el pomo era lo ъnico que iba a detener a los lobos, al carecer de pulgares, pero si venнa Laurent...

... o Victoria...

Me tendн en la cama, pero estaba demasiado alterada para albergar la esperanza de dormir. Me acurruquй con fuerza debajo del edredуn y encarй los horribles hechos.

No habнa nada que pudiera hacer. No podнa adoptar ninguna precauciуn ni existнa lugar al que huir. Tampoco habнa nadie que pudiera ayudarme.

El estуmago me dio un vuelco cuando comprendн que la situaciуn era incluso peor, ya que todo aquello implicaba tambiйn a Charlie. Mi padre, que dormнa a una habitaciуn de la mнa, estaba a un pelo de distancia del objetivo, que se centraba en mн. Mi aroma les guiarнa hasta aquн, estuviera yo o no...

Los temblores me sacudieron hasta que me castaсetearon los dientes. Fantaseй con lo imposible para calmarme, imaginй que los grandes lobos habнan alcanzado a Laurent en los bosques y habнan masacrado al inmortal como hubieran hecho con cualquier persona normal. La idea me reconfortу a pesar de lo absurdo de la misma. Si los lobos le habнan atrapado, no le podrнa decir a Victoria que estaba sola, de modo que tal vez creyera que los Cullen seguнan protegiйndome si Laurent no regresaba. Bastaba con que los lobos pudieran triunfar en semejante enfrentamiento...

Mis vampiros buenos no iban a regresar. Habнa sido muy tranquilizador suponer que los del otro tipo iban a desaparecer.

Cerrй los ojos con fuerza y esperй a sumirme en la inconsciencia, casi deseosa de que empezara la pesadilla. Mejor eso que el bello rostro pбlido que ahora me sonreнa detrбs de los pбrpados.

En mi imaginaciуn, los ojos de Victoria estaban negros a causa de la sed, relucнan de anticipaciуn y sus labios se curvaban de placer hasta dejar entrever los centelleantes colmillos. Su melena roja brillaba como el fuego. Le caнa desordenada sobre su rostro salvaje.

En mi mente resonaron las palabras de Laurent. Si supieras lo que habнa planeado para ti...

Me metн el puсo en la boca para no gritar.

La secta

Me sorprendнa cada vez que abrнa los ojos a la luz de la maсana y comprendнa que habнa sobrevivido a la noche. Una vez que pasaba esa sorpresa, se me aceleraba el corazуn y las palmas de las manos me empezaban a sudar. No lograba respirar de nuevo hasta que me levantaba y me aseguraba de que Charlie tambiйn seguнa con vida.

Podнa dar fe de que йl estaba preocupado al verme saltar ante el menor ruido o palidecer de pronto sin ninguna razуn aparente. Parecнa achacar el cambio a la prolongada ausencia de Jacob a juzgar por las preguntas que me hacнa de vez en cuando.

Por lo general, el terror que dominaba mis pensamientos me distrajo del hecho de que habнa transcurrido otra semana sin que Jacob me hubiera llamado aъn. No obstante, cuando era capaz de concentrarme en mi vida normal, si es que podнa llamarse normal, el hecho me preocupaba.

Le echaba muchнsimo de menos.

Ya habнa sido bastante malo estar sola antes de verme atontada por el miedo. Pero ahora, mбs que nunca, anhelaba sus carcajadas despreocupadas y su risa contagiosa. Necesitaba la segura cordura de su garaje convertido en casa y su cбlida mano alrededor de mis frнos dedos.

Casi habнa esperado que me telefoneara el lunes. їAcaso no querrнa informarme si habнa realizado algъn progreso con Embry? Deseaba creer que era la preocupaciуn por su amigo lo que le ocupaba todo el tiempo hasta no dejarle ni un minuto para mн.

Le llamй el martes sin que respondiera nadie. їPersistнan los problemas de las lнneas telefуnicas o habнa adquirido Billy un identificador de llamadas?

El miйrcoles le llamй cada media hora hasta pasadas las once de la noche, desesperada por oнr la calidez de su voz.

El jueves permanecн sentada en el coche delante de casa con los contactos quitados y las llaves en la mano durante una hora seguida. Me debatнa en mi interior, intentaba hallar un pretexto para efectuar un rбpido viaje a La Push, pero no lo encontraba.

Por lo que sabнa, Laurent tendrнa que haber vuelto ya con Victoria. Si iba a La Push corrнa el riesgo de guiar a alguno de los dos hasta la reserva. їQuй ocurrirнa si me atrapaban cuando Jake estuviera cerca? Por mucho que me doliese, sabнa que lo que mбs le convenнa a Jacob era evitarme. Y lo mбs seguro para йl.

Resultaba muy duro ser incapaz de hallar la forma de mantener a salvo a Charlie. Lo mбs probable es que vinieran a buscarme durante la noche, y їquй podнa hacer para que Charlie no estuviera en casa? Me encerrarнa en una habitaciуn acolchada de algъn psiquiбtrico si le contaba la verdad. Lo soportarнa —de buena gana incluso— si le mantenнa a йl a salvo, pero Victoria seguirнa yendo detrбs de mн, y el primer lugar en el que me buscarнa serнa aquella casa. Tal vez se conformarнa si me encontraba en ella. Tal vez se limitarнa a marcharse cuando hubiera terminado conmigo.

Por eso, no podнa huir. Y aunque pudiera, їadуnde iba a ir? їCon Renйe? La idea de conducir a mis letales sombras al mundo tranquilo y soleado de mi madre me hizo estremecerme. Nunca la pondrнa en peligro de ese modo.

La preocupaciуn fue horadando un agujero en mi estуmago. No iba a tardar en sentir las correspondientes punzadas.

Charlie me hizo otro favor esa noche y volviу a telefonear a Harry para enterarse de si los Black se habнan marchado de la ciudad. Harry le informу de que Billy habнa asistido a la reuniуn del consejo del miйrcoles por la noche sin hacer menciуn alguna de que fuera ausentarse. Charlie me avisу de que no me pusiera pesada. Jacob llamarнa cuando se pudiera desplazar.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 85 | Нарушение авторских прав


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