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Tres son multitud 7 страница

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Las puertas se deslizaron hasta abrirse del todo y dejarme fuera, expuesta al chaparrуn. Me acurruquй bajo la chaqueta mientras salнa disparada hacia el coche. La lluvia que martilleaba sobre el capу sonaba inusualmente fuerte tambiйn, pero el rugido del motor no tardу en ahogar todo lo demбs.

No querнa volver a la casa vacнa de Charlie. La ъltima noche habнa sido particularmente espantosa y no me apetecнa hallarme de nuevo en el escenario de tanto sufrimiento, ya que aquello no terminaba ni siquiera cuando la pena aminoraba lo suficiente para dejarme dormir. Entonces venнan las pesadillas, tal como le habнa dicho a Jessica despuйs de la pelнcula.

Siempre habнa tenido pesadillas, pero ahora las sufrнa cada noche. No eran pesadillas en general —en plural—; en realidad, era siempre la misma pesadilla. Cualquiera hubiera pensado que habrнa terminado aburriйndome despuйs de tantos meses, que me habrнa inmunizado, pero el sueсo me aterraba siempre y sуlo terminaba cuando me despertaba entre gritos. Charlie ya no venнa para ver quй iba mal o para asegurarse de que no habнa ningъn intruso estrangulбndome ni nada similar; se habнa acostumbrado.

Es probable que mi pesadilla no hubiera asustado a nadie mбs. No habнa nada que saltara y gritase «Ўbuuu!». No habнa zombis ni fantasmas ni psicуpatas. En realidad, no habнa nada, sуlo un vacнo, un interminable laberinto de бrboles cubiertos de musgo, tan calmo, que el silencio se convertнa en una presiуn incуmoda sobre mis oнdos. Estaba oscuro, como en el crepъsculo de un dнa nublado, con la luz justa para distinguir que no habнa nada a la vista. Siempre estoy corriendo a travйs de la penumbra sin una direcciуn definida, busca que te busca. Me pongo mбs y mбs frenйtica a medida que pasa el tiempo e intento moverme mбs deprisa. Parezco torpe a pesar de la velocidad... Entonces, llegaba a aquel punto de mi sueсo. Sabнa con antelaciуn que iba a llegar a йl, pero, a pesar de ello, no era capaz de despertarme antes. Era ese momento en el que me daba cuenta de que no habнa nada que buscar, nada que encontrar, que nunca habнa habido otra cosa que no fuera ese bosque vacнo y lуbrego y que nunca habrнa ninguna otra cosa para mн... nada de nada.

Por lo general, empezaba a gritar en ese momento.

No me fijaba por dуnde iba, me limitaba a vagar por las calles vacнas y mojadas. Evitaba cualquier camino que pudiera llevarme a casa al no tener ningъn otro lugar adonde dirigirme.

Me hubiera gustado volver a sentirme aturdida, pero no recordaba cуmo me las habнa arreglado para lograrlo antes. Seguнa sin olvidar la pesadilla ni todo aquello que me daсaba. No querнa acordarme del bosque. Los ojos se me llenaban de lбgrimas incluso aunque diera cabezazos hasta sacarme esas imбgenes de la cabeza, y el dolor daba comienzo en los bordes del agujero de mi pecho. Retirй una mano del volante y rodeй mi torso con el brazo libre para intentar mantenerlo todo de una pieza.

Serб como si nunca hubiese existido. Las palabras atravesaban mi mente, pero sin la claridad perfecta que habнa tenido la alucinaciуn del dнa anterior. Sуlo eran palabras, sin sonido, como las letras impresas en una pбgina. Sуlo palabras, aunque rasgaran y mantuvieran el hueco del pecho bien abierto. Me salн de la vнa principal de forma brusca, en una zona ancha que se abrнa a mi derecha. Era consciente de que no podrнa conducir en aquel estado de incapacitaciуn.

Me encogн, presionй el rostro contra el volante e intentй respirar a pesar de mis pulmones.

Me preguntй cuбnto mбs podrнa durar esto. Quizбs algъn dнa, dentro de unos aсos, si el dolor disminuнa hasta el punto de ser soportable, me sentirнa capaz de volver la vista atrбs hacia esos pocos meses que siempre considerarнa los mejores de mi vida.

Y ese dнa, estaba segura de que me sentirнa agradecida por todo aquel tiempo que me habнa dado, mбs de lo que yo habнa pedido y mбs de lo que merecнa. Quizб algъn dнa fuera capaz de verlo de este modo.

Pero їy quй ocurrirнa si este agujero no llegaba a cerrarse nunca? їY si las heridas en carne viva jamбs se curaban? їY si el daсo era permanente, irreversible?

Me rodeй el cuerpo con los brazos y apretй con fuerza. Como si nunca hubiese existido, pensй con desesperaciуn. ЎCуmo habнa sido capaz de hacer una afirmaciуn tan estъpida y tan absurda! Podнa haber robado mis fotos y haberse llevado sus regalos, pero aun asн, nunca podrнa devolver las cosas al mismo lugar donde habнan estado antes de que le conociera. La evidencia fнsica era la parte mбs significativa de la ecuaciуn. Yo habнa cambiado, mi interior se habнa alterado hasta el punto de no ser reconocible. Incluso mi exterior parecнa distinto, tenнa el rostro cetrino, a excepciуn de las ojeras malvas que las pesadillas habнan dejado bajo mis ojos, unos ojos bastante oscuros en contraste con mi piel pбlida; tanto, que si yo hubiera sido hermosa y si se me miraba desde una cierta distancia, podrнa pasar ahora por un vampiro. Pero yo no era hermosa, y probablemente guardaba mбs parecido con un zombi.

Como si nunca hubiese existido. Menuda locura. Aquйlla fue una promesa que йl no podнa mantener, una promesa que se rompiу tan pronto como la hizo.

Golpeй la cabeza contra el volante mientras intentaba apartar la mente de ese dolor tan intenso.

Pensar en todo esto me hizo sentir bastante tonta por haberme preocupado de mantener mi promesa. їDуnde estaba la lуgica de querer mantener un acuerdo que la otra parte ya habнa violado? їA quiйn le importaba si yo era estъpida y temeraria? No habнa razуn para evitar la temeridad, ninguna razуn por la que yo no deberнa ser estъpida.

Me reн sin ganas para mis adentros, todavнa luchando por inhalar aire. La idea de buscar el peligro en Forks me parecнa algo con bastante poco futuro.

Sin embargo ese estado de бnimo negativo me distrajo y la distracciуn disminuyу el dolor. Mejorу mi respiraciуn y pude reclinarme contra el respaldo del asiento. Aunque hacнa un dнa frнo, tenнa la frente perlada de sudor.

Me pareciу mбs oportuno concentrarme en el sentimiento de desesperanza en vez de sumergirme en unos recuerdos que eran aъn mбs horribles. Habнa que ser muy creativo para poner en peligro la vida en una comunidad como Forks, mбs de lo que yo lo era, pero me habrнa gustado hallar alguna vнa... Lo mбs probable es que me sintiera mejor si no respetara un pacto incumplido de forma unilateral. Si al menos yo tambiйn fuera capaz de romper la promesa... Pero їcуmo podrнa hacerlo en esta pequeсa ciudad sin peligros aparentes? Forks nunca habнa estado tan segura como lo estaba ahora, cuando realmente era lo que siempre habнa parecido ser. Segura y aburrida.

Mirй fijamente a travйs del parabrisas durante un buen rato, y mis pensamientos se mecieron con lentitud; parecнa que no conseguirнa hacerles ir a ninguna parte. Parй el motor, que gruснa de manera penosa despuйs de haber estado al ralentн tanto rato, y saltй afuera, hacia la llovizna.

El agua frнa se entremezclу con mi pelo y desde allн se deslizу por mis mejillas como lбgrimas de agua dulce. Esto me ayudу a aclarar la mente. Me restaсй el agua de los ojos y continuй mirando de forma inexpresiva hacia la carretera.

Reconocн el lugar donde me encontraba al cabo de un minuto de observaciуn. Habнa aparcado en mitad de la calle que estaba al norte de la avenida Russell. Estaba enfrente de la casa de los Cheney, y mi coche bloqueaba el acceso a su vivienda. Al otro lado vivнan los Marks. Sabнa que debнa mover el coche y despuйs marcharme a casa. No estaba bien andar vagabundeando como lo estaba haciendo, absorta y herida, convertida en una amenaza suelta por las calles de Forks. Ademбs, pronto alguien se darнa cuenta y se lo contarнa a Charlie.

Inspirй profundamente mientras me preparaba para ponerme en movimiento cuando un cartel en el patio de los Marks captу mi atenciуn. Era sуlo un gran trozo de cartulina inclinado contra su buzуn, con unas letras mayъsculas negras garabateadas.

A veces, la voluntad divina se cumple.

їEra una coincidencia? їEra lo que parecнa ser? Lo ignoraba, pero me parecнa una sandez creer que las motocicletas desechadas de los Marks —que se herrumbraban en el patio delantero tras un cartel escrito a mano que rezaba «SE VENDEN TAL COMO ESTБN»— estuvieran predestinadas a servir a algъn propуsito superior simplemente por el hecho de estar allн, justo donde yo necesitaba que estuvieran.

Aunque tal vez no fuera la voluntad divina, sino simplemente que habнa montones de maneras de arriesgarse y lo ъnico que tenнa que hacer era abrir los ojos para verlas.

Temerarias y estъpidas. Esas eran las dos palabras favoritas de Charlie para referirse a las motocicletas.

El trabajo de Charlie no conllevaba una gran cantidad de acciуn comparado con el de los policнas de ciudades mбs grandes, pero los accidentes de trбfico le ocupaban mucho tiempo. Este tipo de eventos no escaseaban en un lugar donde se sucedнan largos tramos mojados de autopista que se retorcнan y daban vueltas a travйs de un bosque continuo, acumulando бngulos muertos uno tras otro. La gente solнa evitar esos lugares, con todos aquellos enormes camiones que transportaban troncos escondidos entre las curvas. Las excepciones a la regla eran las motos y Charlie habнa visto demasiadas vнctimas —jуvenes en su mayorнa—, tiradas por la autopista. Antes de cumplir los diez aсos me hizo prometerle que nunca me montarнa en una moto. Incluso a esa edad, no tuve que pensбrmelo dos veces para prometйrselo. їA quiйn le iba a apetecer montar en moto en Forks? Serнa como darse un baсo a noventa por hora.

Habнa mantenido tantas promesas...

Ambas ideas prendieron en mi mente. Querнa convertirme en alguien estъpido y osado y tambiйn querнa romper promesas. їPor quй pararme en una?

Esto fue todo lo que tardй en pensбrmelo. Chapoteй a travйs de la lluvia hacia la puerta principal de los Marks y toquй el timbre.

Me abriу uno de los chicos, el mбs joven, el estudiante novato. Su pelo arenoso apenas me llegaba al hombro. No me acordaba de su nombre.

Йl no tuvo problema alguno para recordar el mнo.

—їBella Swan? —preguntу sorprendido.

—їCuбnto querйis por una moto? —jadeй, agitando el pulgar sobre mi hombro en direcciуn a la exhibiciуn en venta.

—їHablas en serio? —me preguntу.

—Pues claro.

—No funcionan.

Suspirй impaciente, ya que eso era algo que podнa deducirse del cartel.

—їCuбnto valen?

—Si de verdad quieres una, llйvatela. Mi madre ha hecho que mi padre las saque a la calle para que las recojan con la basura.

Mirй las motos de nuevo y vi que estaban al lado de una pila de hierba cortada y ramas rotas.

—їEstбs seguro?

—Seguro, їquieres preguntarle a ella?

Probablemente serнa mejor no implicar a adultos que podrнan mencionбrselo a Charlie.

—No, te creo.

—їQuieres que te ayude? —me ofreciу—. Pesan bastante.

—Gracias. De todas formas sуlo necesito una.

—Mejor si te llevas las dos —dijo el niсo—. Quizб puedas aprovechar las piezas de la que no uses.

Me siguiу bajo el aguacero y me ayudу a cargar las dos pesadas motos en la parte trasera del vehнculo. Parecнa deseoso de desprenderse de ellas, asн que no discutн.

—De todas formas, їquй vas a hacer con ellas? —me preguntу—. No han funcionado en aсos.

—Eso me habнa parecido —repuse al tiempo que me encogнa de hombros. Mi capricho, fruto de la inspiraciуn del momento, no habнa llegado a convertirse aъn en un plan completo—. Tal vez deba llevarlas a Dowling.

Йl resoplу.

—Dowling te cobrarб mбs por ponerlas en marcha de lo que realmente valen.

No podнa rebatir eso. John Dowling se habнa granjeado una mala reputaciуn a causa de sus altos precios, tanto que nadie acudнa a йl salvo en caso de una autйntica emergencia. La mayorнa de la gente, si su coche lo permitнa, preferнa conducir hasta Port Angeles. Habнa tenido mucha suerte en ese sentido, aunque al principio me preocupй cuando Charlie me regalу mi coche, porque, al ser tan antiguo, pensaba que no me serнa posible mantenerlo en funcionamiento. Pero jamбs me habнa dado ningъn problema, salvo por el ruido insoportable del motor y por el hecho de que tenнa el lнmite de velocidad en ochenta kilуmetros por hora. Jacob Black lo habнa mantenido en buena forma mientras habнa pertenecido a su padre, Billy...

La repentina inspiraciуn me alcanzу como un rayo, lo cual no era un absurdo si se tenнa en cuenta la tormenta reinante.

—їSabes quй? No hay problema. Conozco a alguien que reconstruye coches.

—Ah, vale. Eso es estupendo —sonriу aliviado.

Se despidiу con la mano sin borrar la sonrisa de los labios mientras yo me marchaba. Era un chico agradable.

Regresй deprisa y con determinaciуn, a fin de evitar la remota posibilidad de que Charlie apareciera antes que yo si, por alguna casualidad altamente improbable, le diera por salir mбs temprano del trabajo. Me apresurй a atravesar la casa hasta llegar al telйfono, con las llaves aъn en la mano.

—Con el jefe Swan, por favor —dije cuando me contestу al telйfono su ayudante—. Soy Bella.

—Ah, hola, Bella —me respondiу el ayudante Steve afablemente—. Voy en su busca.

Esperй.

—їPasa algo, Bella? —inquiriу Charlie tan pronto como sostuvo el auricular.

—їEs que no puedo llamarte al trabajo sin que haya una emergencia?

Se quedу callado un momento.

—Nunca lo has hecho antes. їEs que hay alguna emergencia?

—No, sуlo querнa que me indicaras cуmo llegar a la casa de los Black. No estoy segura de recordar el lugar exacto. Quiero visitar a Jacob, hace meses que no le veo.

Cuando volvн a escuchar la voz de Charlie, sonaba mucho mбs feliz.

—Es una gran idea, Bella. їTienes un bolнgrafo?

Las indicaciones que me dio eran muy simples. Le asegurй que estarнa de vuelta para la hora de la cena, aunque me insistiу en que no me diera prisa en regresar. Querнa reunirse conmigo en La Push aunque eso a mн no me venнa nada bien.

Asн que atravesй a gran velocidad las calles de la ciudad oscurecidas por la tormenta, teniendo en cuenta que tenнa una hora lнmite. Esperaba poder encontrar solo a Jacob. Billy seguramente le irнa con el cuento a Charlie si sospechaba lo que me proponнa.

Mientras conducнa, pensй que, ademбs, me preocupaba un poco cuбl serнa la reacciуn de Billy al verme, si se mostrarнa excesivamente complacido. En la mente de aquel hombre, sin duda, todo habнa funcionado mucho mejor de lo que se hubiera atrevido a desear. Su placer y su alivio sуlo servirнan para recordarme a esa persona a la que йl no soportaba. Por favor, otra vez hoy no, roguй mentalmente. Estaba reventada.

La casa de los Black me resultaba vagamente familiar; era pequeсa, de madera, con ventanas estrechas y pintada un color rojo mate que la asemejaba a un granero diminuto. La cabeza de Jacob asomу por una ventana antes incluso de que yo saliera del coche. No cabнa duda de que el peculiar rugido del motor le habнa alertado de mi proximidad. Jacob le estaba muy agradecido a Charlie por haberme comprado el coche, ya que de este modo le habнa salvado a йl de tener que conducirlo cuando cumpliera la edad legal para sacarse el carnй. A mi padre le gustaba mucho mi coche, pero al parecer, para Jacob, la restricciуn en la velocidad era un serio inconveniente.

Nos encontramos a mitad de camino de la casa.

—ЎBella! —una sonrisa entusiasta se extendiу veloz por su rostro, y sus dientes brillantes contrastaron vividamente con el rojizo intenso de su piel. Nunca habнa visto antes su pelo fuera de la habitual cola de caballo, pero ahora caнa a ambos lados de su cara como dos negras cortinas de satйn.

Jacob habнa desarrollado durante los ъltimos ocho meses buena parte de su potencial fнsico. Habнa superado ya ese punto en que los blandos mъsculos de la infancia se endurecen hasta alcanzar la complexiуn sуlida, pero desgarbada, de un adolescente. Las venas y los tendones sobresalнan de su piel de color marrуn rojizo en sus brazos y sus manos. Su rostro no habнa perdido la dulzura que yo recordaba, aunque tambiйn se habнa endurecido: los pуmulos y la mandнbula estaban mбs cuadrados. Habнa perdido toda la suavidad restante de la infancia.

—ЎHola, Jacob! —sentн una desconocida oleada de entusiasmo ante su sonrisa. Fui consciente de lo mucho que me alegraba de volver a verle y esta idea me sorprendiу.

Le devolvн la sonrisa y algo se encajу silenciosamente en su lugar con un clic, como si fueran dos piezas que se acoplan en un puzzle. Habнa olvidado cuбnto me gustaba Jacob Black.

Se detuvo a unos cuantos pasos de distancia y le mirй sorprendida, inclinando mi cabeza hacia atrбs a travйs de la lluvia que caнa a mares por mi rostro.

—ЎHas vuelto a crecer! —le acusй asombrada.

Se echу a reнr y su sonrisa se ensanchу hasta lo inverosнmil.

—Uno noventa —proclamу con gran satisfacciуn. Su voz se habнa vuelto mбs grave, aunque conservaba el tono ronco que yo recordaba.

—їEs que no vas a parar nunca? —sacudн la cabeza con incredulidad—. Te has puesto enorme.

—La verdad es que estoy hecho un espбrrago —hizo una mueca—. ЎEntra! Te estбs poniendo perdida.

Me indicу el camino y, mientras lo hacнa, retorcнa su pelo entre sus enormes manos. Sacу una goma del bolsillo de la cadera y se hizo una coleta.

—Hola, papб —llamу al traspasar la puerta frontal—. Mira quiйn se ha pasado por aquн.

Billy estaba en la pequeсa sala de estar cuadrada, con un libro en sus manos. Lo dejу en su regazo e impulsу su silla de ruedas hacia nosotros cuando me vio.

—ЎVaya, pero esto quй es! Cuбnto me alegro de verte, Bella.

Nos dimos la mano y la mнa se perdiу en su apretуn.

—їQuй te trae por aquн? їTodo va bien con Charlie?

—Sн, fenomenal. Sуlo querнa saludar a Jacob, hacнa mucho que no le veнa.

Los ojos de Jacob relumbraron al oнr mis palabras. Sonreнa tanto que parecнa que terminarнa rompiйndose las mejillas con el esfuerzo.

—їPodrбs quedarte a cenar? —Billy tambiйn se mostraba entusiasmado.

—No, he de hacer la cena para Charlie, ya sabes.

—Puedo llamarle —sugiriу Billy—. Йl siempre estб invitado.

Sonreн para esconder mi incomodidad.

—No es que no nos vayamos a volver a ver. Te prometo que estarй pronto de vuelta, tanto que terminarбs harto de mн —despuйs de todo, si Jacob conseguнa arreglarme la moto, alguien tendrнa que enseсarme a montarla.

Billy riу entre dientes en respuesta.

—Vale, quizбs la prуxima vez.

—Bueno, Bella, їquй quieres que hagamos? —me preguntу Jacob.

—Lo que quieras. їQuй hacнas antes de que te interrumpiera? —me sorprendiу sentirme tan cуmoda allн. Era un lugar cercano, aunque de una forma distante. No habнa recuerdos dolorosos del pasado reciente.

Jacob dudу.

—Me dirigнa justo ahora a trabajar en mi coche, pero podemos hacer cualquier otra cosa...

—ЎNo, eso es perfecto! —le interrumpн—. Me encantarнa ver tu coche.

—De acuerdo —contestу йl, aunque no muy convencido—. Estб allн fuera, atrбs, en el garaje.

Mucho mejor, dije para mis adentros. Saludй a Billy con la mano.

—Luego te veo.

Un grupo espeso de бrboles y malezas ocultaba el garaje a la vista de la casa. El recinto en sн estaba formado por un par de grandes cobertizos prefabricados que habнan sido adosados, tirando al suelo las paredes interiores. Bajo esta cubierta, alzado sobre unos bloques de hormigуn ligero, se encontraba lo que a mн me pareciу un automуvil completo. Al menos, reconocн el sнmbolo de la parrilla delantera.

—їQuй clase de Volkswagen es йste? —preguntй.

—Es un viejo Golf de 1986, un clбsico.

—їY cуmo van los arreglos?

—Estб casi terminado —dijo йl alegremente, y luego su voz descendiу a un tono mбs bajo—. Mi padre mantuvo su promesa de la primavera pasada.

—Ah —contestй.

Pareciу comprender mi resistencia a tratar el asunto. Intentй no recordar el baile de graduaciуn del ъltimo mayo. El padre de Jacob le habнa sobornado con dinero y las piezas faltantes del coche para que me diera un mensaje durante el baile. Billy querнa que yo guardara una distancia de seguridad con la persona que mбs me importaba en la vida. Al final, todo su interйs fue innecesario. Ahora no cabнa duda de que estaba totalmente a salvo.

Pero yo iba a ver quй podнa hacer para cambiar eso.

—Jacob, їsabes algo de motos? —le preguntй.

Se encogiу de hombros.

—Algo. Mi amigo Embry tiene una porquerнa de moto; a veces trabajamos juntos en ella. їPor quй?

—Bien... —fruncн los labios mientras lo consideraba. No estaba segura de que mantuviera el pico cerrado, pero lo cierto es que tampoco tenнa muchas otras opciones—. Hace poco adquirн un par de motos, y no estбn en muy buenas condiciones. Me preguntaba si serнas capaz de ponerlas en marcha.

—Guay —pareciу sentirse realmente halagado por el reto. Su rostro resplandecнa—. Les echarй una ojeada.

Levantй un dedo, avisбndole.

—La cosa es —le expliquй— que a Charlie no le gustan las motos. Francamente, le darб un ataque si se entera de esto. Asн que no se lo puedes decir a Billy.

—De acuerdo, vale —sonriу Jacob—. Me hago cargo.

—Te pagarй —continuй.

Eso le ofendiу.

—No. Quiero ayudarte. No admitirй que me pagues.

—Bien... їy quй tal si hacemos un trato? —iba improvisando sobre la marcha, aunque me parecнa razonable—. Yo solamente necesito una moto, y tambiйn me harб falta recibir lecciones. їQuй podemos hacer al respecto? Podrнa darte la otra moto a cambio de que me enseсes.

—Ge-nial —dividiу la palabra en dos sнlabas.

—Espera un minuto, їtienes ya la edad legal? їCuбndo es tu cumpleaсos?

—Te lo perdiste —se burlу йl, estrechando sus ojos con un cierto resentimiento burlуn—. Tengo ya diecisйis.

—No es que la edad te lo haya impedido antes —murmurй—. Siento lo de tu cumpleaсos.

—No te preocupes por eso. Tambiйn yo olvidй el tuyo. їCuбntos has cumplido, cuarenta?

Resoplй con desdйn.

—Cerca.

—Podrнamos hacer una fiesta compartida para celebrarlo.

—Suena como una cita.

Sus ojos chispearon ante la palabra.

Necesitaba controlar mi entusiasmo a fin de no infundirle una idea equivocada, pero lo cierto es que me resultaba difнcil ya que hacнa mucho tiempo que no me sentнa tan ligera y optimista.

—Quizбs cuando terminemos las motos, que serбn una especie de autorregalo —aсadн.

—Trato hecho. їCuбndo me las traerбs?

Me mordн el labio, avergonzada.

—Las tengo en mi coche —admitн.

—Genial —parecнa decirlo sinceramente.

—їLas verб Billy si las traemos aquн?

Me guiсу el ojo.

—Seremos astutos.

Nos acercamos desde el este y caminamos pegados a los бrboles cuando nos quedamos a la vista de la casa, simulando un paso casual, como de ir de paseo, sуlo por si acaso. Jacob descargу las motos con rapidez desde la plataforma trasera del coche y las llevу una por una a la maleza, donde nos escondimos.

Le resultу muy fбcil, y yo pensй que las motos pesaban mucho mбs de lo que parecнa, viйndole actuar.

—No estбn tan mal —dictaminу Jacob mientras las empujaba hasta ponerlas a cubierto bajo los бrboles—. Esta de aquн tal vez llegue a valer algo cuando acabe con ella. Es una Harley Sprint.

—Йsa entonces para ti.

—їEstбs segura?

—Totalmente.

—Esta otra, sin embargo, va a costar algo de pasta —sentenciу mientras torcнa el gesto al examinar el metal oxidado y ennegrecido—. Tendremos que ahorrar para comprar algunos componentes primero.

—Nosotros, no —disentн—. Comprarй todo lo necesario si tъ haces esto sin cobrar.

—No lo sй... —murmurу.

—Tengo algъn dinero ahorrado. Ya sabes, mi fondo para la universidad.

A la porra la universidad, dije para mis adentros. No habнa ahorrado lo bastante para ir a un lugar realmente bueno, y ademбs, de todos modos, no tenнa intenciуn de marcharme de Forks. їQuй diferencia habrнa si lo descargaba un poco?

Jacob se limitу a asentir. Aquello le parecнa perfectamente coherente.

Me regodeй en mi suerte mientras avanzбbamos disimuladamente hacia el garaje prefabricado. Sуlo un adolescente hubiera estado de acuerdo en engaсar a nuestros respectivos padres para reparar unos vehнculos peligrosos con el dinero destinado para mi educaciуn universitaria. Йl no habнa encontrado nada malo en esto. Jacob era un regalo de los dioses.

Amigos

No fue necesario esconder las motos, simplemente bastу con colocarlas en el cobertizo de Jacob. La silla de ruedas de Billy no tenнa posibilidades de maniobrar por el terreno desigual que se extendнa hasta la casa.

Jacob comenzу de inmediato a desmontar en piezas la moto roja, la que serнa mнa. Abriу la puerta del copiloto del Golf de modo que pudiera acomodarme en el asiento en vez de tener que hacerlo en el suelo. Mientras trabajaba, Jacob parloteу felizmente sin que yo tuviera que esforzarme mucho para mantener viva la conversaciуn. Me puso al corriente sobre cуmo le iban las cosas en su segundo aсo de instituto, y me contу todo sobre sus clases y sus dos mejores amigos.

—їQuil y Embry? —le interrumpн—. Son nombres bastantes raros.

Jacob riу entre dientes.

—Quil es el nombre de una prenda usada y creo que Embry consiguiу su nombre de una estrella de un culebrуn. Pero no se les puede decir nada. Se lo toman mal si mencionas el tema, Ўy se te echan encima despuйs!

—Buenos amigos, entonces —enarquй una ceja.

—No, sн que lo son. Sуlo que no te metas con sus nombres.

En ese momento, se escuchу una llamada en la distancia.

—їJacob? —gritу una voz.

—їЙse es Billy? —preguntй.

—No —Jacob dejу caer la cabeza y pareciу sonrojarse bajo su piel morena—. Mienta al diablo —mascullу—, y el diablo aparecerб.

—їJake? їEstбs ahн?

La voz se oyу mбs cerca.

—ЎSн! —Jacob devolviу el grito y luego suspirу.

Esperamos durante un breve lapso de tiempo hasta que dos chicos altos de piel oscura dieron la vuelta a la esquina y llegaron al cobertizo.

Uno era enjuto y casi tan alto como Jacob. El pelo negro le llegaba hasta la barbilla y tenнa la raya en medio. Un mechуn le caнa suelto a un lado de la cara y el otro lo llevaba remetido detrбs de la oreja. El mбs bajo tambiйn era mбs corpulento. Su camiseta blanca se ceснa a su pecho bien desarrollado y desde luego se le notaba lo feliz que eso le hacнa. Llevaba el pelo corto, a la moda.

Ambos se detuvieron de golpe en cuanto me vieron. El chico delgado deslizу la mirada rбpidamente de Jacob a mн, y el mбs musculoso no dejу de observarme mientras una sonrisa se extendнa lentamente por su rostro.

—Hola, chicos —Jacob los saludу con pocas ganas.

—Hola, Jake —contestу el mбs bajo, sin apartar la vista de mн. Tuve que corresponderle con otra sonrisa, a pesar de su mueca picara. Cuando lo hice, me guiсу el ojo—. Hola a todos.

—Quil, Embry, os presento a mi amiga, Bella.

Todavнa no sabнa quiйn era quiйn, pero Quil y Embry intercambiaron una mirada intencionada entre los dos.

—La hija de Charlie, їno? —me preguntу el chico musculoso al tiempo que me tendнa la mano.

—Cierto —le confirmй, al estrechбrsela. Su apretуn era firme, parecнa que estaba flexionando sus bнceps.

—Yo soy Quil Ateara —me anunciу presuntuosamente, antes de soltarme la mano.

—Encantada de conocerte, Quil.

—Hola, Bella. Soy Embry, Embry Call, aunque imagino que ya lo suponнas —Embry sonriу con timidez y me saludу con una mano, que introdujo rбpidamente en el bolsillo de los vaqueros.

Yo asentн.

—Encantada de conocerte, tambiйn.

—Y bien, їquй estбis haciendo, chicos? —preguntу Quil, sin dejar de mirarme.

—Bella y yo vamos a reparar estas motos —la explicaciуn de Jacob era poco exacta, pero motos parecнa ser una palabra mбgica. Ambos se acercaron para examinar el trabajo de Jacob, asaeteбndole con multitud de preguntas. La mayor parte de las palabras que usaron eran incomprensibles para mн, y supuse que habнa que tener el cromosoma Y para entender realmente todo aquel entusiasmo.

Estaban todavнa inmersos en aquella charla sobre componentes y piezas cuando decidн que necesitaba regresar a casa antes de que Charlie apareciera por allн. Con un suspiro, me deslicй fuera del Golf.

Jacob me lanzу una mirada de disculpa.

—Te estamos aburriendo, їno?

—Quй va —no era una mentira. Estaba disfrutando—. Lo que pasa es que tengo que hacerle la cena a Charlie.

—Oh... Bien, terminarй de desmontar las piezas esta noche y averiguarй quй mбs necesito para poder reconstruirlas. їCuбndo quieres que volvamos a trabajar en ellas de nuevo?

—їPuedo volver maсana? —los domingos eran la pesadilla de mi existencia. Nunca habнa trabajo suficiente para mantenerme ocupada.

Quil le dio un codazo a Embry e intercambiaron muecas.

Jacob sonriу encantado.

—ЎEso es genial!

—Podemos ir a comprar los componentes si haces una lista —sugerн.

El rostro de Jacob mostrу una ligera decepciуn.

—Todavнa no estoy seguro de que te vaya a dejar pagarlo todo.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 133 | Нарушение авторских прав


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