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Tres son multitud 8 страница

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Sacudн la cabeza.

—Nada de nada. Yo pondrй los fondos para esto. Tъ sуlo tienes que aportar el trabajo y la maсa.

Embry puso los ojos en blanco dirigiйndose a Quil.

—No me parece bien —Jacob sacudiу la cabeza.

—Jake, si las llevo a un mecбnico, їcuбnto me costarнa? —le seсalй.

Йl sonriу.

—Vale.

—Y eso sin mencionar las lecciones para aprender a montar —aсadн.

Quil sonriу ampliamente a Embry y le susurrу algo que no captй. La mano de Jacob saliу disparada y golpeу la nuca de Quil.

—Ya estб bien, largaos —mascullу.

—No, de verdad, tengo que irme —protestй, dirigiйndome hacia la puerta—. Te verй maсana, Jacob.

Tan pronto como estuve fuera de su vista, escuchй aullar a Quil y Embry, a coro:

—ЎUauuuuu...!

A lo que siguiу el sonido de una buena refriega, salpicada con unos cuantos quejidos y gritos de dolor.

—Como a alguno de vosotros se le ocurra poner el pie por estos lares maсana... —escuchй cуmo les amenazaba Jacob.

Su voz se fue perdiendo conforme me alejaba entre los бrboles.

Reн bajito y en silencio. Oнrme a mн misma hizo que se me dilataran las pupilas, maravillada. Estaba riйndome, riйndome de verdad y allн no habнa nadie mirбndome. Me sentнa ligera, sin peso, tanto que volvн a reнrme, y esto hizo que la sensaciуn durara un poco mбs.

Conseguн llegar a casa antes que Charlie. Cuando йl entrу, estaba sacando el pollo frito de la sartйn y apilбndolo sobre unas servilletas de papel.

—Hola, papб —le devolvн una sonrisa rбpida.

Antes de que pudiera recomponer su expresiуn, pude percibir la sorpresa que revoloteу por su rostro.

—Hola, cielo —dijo, con la voz insegura—. їTe lo pasaste bien con Jacob?

Empecй a llevar la comida a la mesa.

—Sн, claro.

—Bueno, eso estб bien —todavнa parecнa cauteloso—. їQuй hicisteis?

Ahora era el momento de mostrarme prudente.

—Estuve allн, por el garaje, y le acompaсй mientras trabajaba. їSabes que estб remodelando un Volkswagen?

—Ah, sн, creo que Billy mencionу algo.

Charlie tuvo que interrumpir el interrogatorio cuando empezу a masticar, pero no dejу de estudiar mi rostro durante la cena.

Cuando terminamos, anduve dando vueltas por allн, limpiando la cocina hasta dos veces y despuйs hice los deberes despacito en la habitaciуn de la entrada, mientras йl veнa un partido de hockey. Esperй tanto como pude, pero al final Charlie me recordу lo tarde que era. Como no le respondн, se levantу, se estirу y despuйs se marchу, apagando la luz al salir. Le seguн sin muchas ganas.

Mientras subнa las escaleras, esa sensaciуn anormal de bienestar que habнa experimentado desde el final de la tarde se fue escurriendo de mi cuerpo, al tiempo que me iba invadiendo un miedo sordo ante lo que me tocaba pasar a partir de ahora.

Ya no me sentнa aturdida. Esa noche volverнa a ser, sin duda, tan terrorнfica como la anterior. Me tumbй en la cama y me acurruquй en una bola, preparбndome para el ataque. Apretй los ojos, bien cerrados y... la siguiente cosa que recuerdo es que ya era por la maсana.

Mirй, sin podйrmelo creer, la pбlida luz plateada que se derramaba a travйs de mi ventana.

Habнa dormido sin soсar ni gritar por primera vez en mбs de cuatro meses. No podнa decir quй emociуn era mбs fuerte, si el alivio o el estupor.

Me quedй quieta en la cama unos minutos, esperando a que todo regresara de nuevo. Porque, sin duda, tenнa que ocurrir algo. Si no el dolor, al menos el aturdimiento. Esperй, pero no pasу nada, y entonces me sentн mбs relajada de lo que me habнa sentido en mucho tiempo.

No confiaba en que aquello durara mucho. Me balanceaba en un equilibrio precario, resbaladizo, y no tardarнa mucho en caerme. Sуlo el hecho de estar mirando mi habitaciуn con esos ojos sъbitamente despejados, notando lo extraсa que parecнa, tan ordenada, como si nadie viviera allн, ya era peligroso de por sн.

Desechй aquel pensamiento y me concentrй, mientras me vestнa, en el hecho de que ese dнa verнa a Jacob otra vez. La idea me hizo sentirme casi... esperanzada. Quizбs todo serнa como el dнa anterior. Quizбs no tendrнa que volver a recordarme a mн misma cуmo parecer interesada en las cosas o cуmo asentir y sonreнr en los momentos adecuados, del mismo modo que habнa estado haciendo durante todo este tiempo. Quizбs... Aunque, de todos modos, no confiaba en que esto durara mucho. Tampoco podнa confiar en que las cosas se desarrollaran como el dнa anterior, que fuera tan fбcil. No me iba a permitir una decepciуn asн.

Durante el desayuno, Charlie siguiу mostrбndose cauteloso e intentу ocultar el examen al que me sometнa. Mantenнa la vista fija en sus huevos revueltos mientras creнa que no le miraba.

—їQuй tienes previsto para hoy? —me preguntу, observando con insistencia un hilo suelto del borde de su manga e intentando simular que no prestaba atenciуn a mi respuesta.

—Creo que saldrй a dar una vuelta con Jacob otra vez.

Asintiу sin levantar la mirada.

—Ah —comentу.

—їTe importa? —fingн preocuparme—. Podrнa quedarme...

Alzу la mirada rбpidamente, con una chispa de pбnico en los ojos.

—No, no. Sigue con tus planes. De todas formas Harry se vendrб a ver conmigo el partido.

—Quizбs Harry podrнa traerse a Billy —sugerн. Cuantos menos testigos, mejor.

—Es una gran idea.

No estaba segura de si el partido era la excusa para empujarme a salir, pero desde luego se le veнa bastante entusiasmado. Se encaminу hacia el telйfono mientras yo recogнa mi impermeable. Era perfectamente consciente del peso del talonario de cheques en el bolsillo de mi chaqueta. Jamбs lo habнa usado hasta ahora.

Fuera, el agua caнa como si se derramara de un cubo. Tuve que conducir a menos velocidad de la deseada —apenas veнa lo que tenнa delante de mн—, pero finalmente conseguн salir de las calles cenagosas en direcciуn a casa de Jacob. La puerta principal se abriу antes de que apagara el motor y йl saliу corriendo bajo un enorme paraguas negro.

Se asomу por encima de mi puerta cuando la abrн.

—Ha llamado Charlie diciendo que estabas en camino —explicу con una sonrisa.

Sin tener que hacer ningъn esfuerzo y sin ninguna orden consciente, los mъsculos que rodeaban mis labios se contrajeron y respondieron a su sonrisa con otra que se extendiу por mi rostro. Un extraсo sentimiento de calidez me inundу la garganta, a pesar de la lluvia helada que se estrellaba contra mis mejillas.

—Hola, Jacob.

—Buena idea, hacer que invitaran a Billy.

Alzу su mano para chocar los cinco. Tuve que estirarme tanto para alcanzar su mano que se riу.

Harry apareciу para llevarse a Billy sуlo unos minutos despuйs. Jacob me dio una vuelta por su pequeсa habitaciуn para enseсбrmela, mientras hacнamos tiempo para quedarnos a salvo de posibles supervisores.

—Bueno, їy adonde vamos, seсor Buena Pieza? —inquirн, tan pronto como la puerta se cerrу detrбs de Billy.

Jacob sacу un papel doblado de su bolsillo y lo alisу.

—Empezaremos primero por el vertedero, a ver si tenemos suerte. Esto puede ser un poco caro —me avisу—. Esas motos van a necesitar un montуn de piezas antes de que podamos ponerlas en marcha otra vez.

Como mi rostro no le pareciу suficientemente preocupado, continuу:

—Estoy hablando quizбs de mбs de cien dуlares.

Saquй mi chequera, me abaniquй con ella y puse los ojos en blanco ante su rostro preocupado.

—Creo que nos alcanzarб.

Resultу ser un dнa bastante extraсo, ya que lo pasй realmente bien, incluso en el vertedero, bajo la lluvia y el fango que me llegaba hasta los tobillos. Me preguntй al principio si sуlo era resultado de la desapariciуn del aturdimiento, pero no me satisfizo del todo la explicaciуn.

Empezaba a pensar que se debнa principalmente a Jacob. No era sуlo que siempre estuviese tan contento de verme o que no me mirara de reojo, a la espera de que hiciera algo que me hiciese parecer loca o deprimida. No tenнa que ver conmigo en absoluto.

Era el mismo Jacob. Simplemente, Jacob era esa clase de persona que siempre se muestra feliz, y que acarrea esa felicidad como un aura, llevбndola a toda la gente que le rodea. Igual que un sol ceсido a la Tierra, sea quien sea el que entre en su уrbita gravitacional, es irremediablemente atraнdo por su calidez. Para йl, era algo natural, formaba parte de sн mismo. No resultaba tan extraсo que estuviera deseando verle.

Incluso cuando se refiriу al enorme agujero abierto en mi salpicadero, no me inundу el pбnico como tendrнa que haber sucedido.

—їSe te rompiу el estйreo? —me preguntу.

—Asн es —le mentн.

Hurgу un poco en la cavidad.

—їQuiйn se lo llevу? Ha hecho un buen destrozo...

—Fui yo —admitн.

Se echу a reнr.

—Pues quizб sea mejor que no toques mucho las motos.

—Sin problemas.

Tal y como habнa dicho Jacob, probamos suerte en el vertedero. Se extasiу al encontrar en ese lugar diversas piezas de metal retorcido ennegrecidas por la grasa. Me impresionу de veras que pudiera identificarlas.

Desde allн fuimos al Checker Auto Parts que habнa mбs abajo, en Hoquiam. Teniendo en cuenta la velocidad de mi coche, eso suponнa mбs de dos horas de conducciуn en direcciуn sur por la sinuosa autopista, pero el tiempo pasaba cуmodamente al lado de Jacob. Charloteaba sobre sus amigos y el instituto y me sorprendн a mн misma haciendo preguntas, pero no para disimular, sino realmente curiosa por saber las respuestas.

—Estoy llevando yo toda la conversaciуn —se quejу, despuйs de haberme contado una larga historia acerca de Quil y el problema en el que se habla metido al pedirle salir a la novia de un chico del ъltimo curso—. їPor quй no hablas ahora tъ? їQuй tal va todo en Forks? Seguro que es mбs excitante que La Push.

—Quй va —suspirй—. En realidad, no pasa nada. Tus amigos son mucho mбs interesantes que los mнos. Me gustan. Quil es muy divertido.

Frunciу el ceсo.

—A Quil tambiйn le gustas tъ.

Yo me reн.

—Pues es un poco joven para mн.

El ceсo de Jacob se acentuу.

—No es mucho mбs joven que tъ. Sуlo un aсo y unos meses.

Me dio la sensaciуn de que ya no estбbamos hablando de Quil. Mantuve la voz en un tono ligero, bromista.

—Seguro que sн. Pero considerando la diferencia de madurez entre chicos y chicas їno tendrнas que contarlo en aсos similares a los de los perros? їY eso quй me hace, unos doce aсos mayor?

Se riу al tiempo que levantaba los ojos al cielo.

—Vale, pero si te vas a poner picajosa con eso, tambiйn tendremos que considerar el tamaсo. Eres tan pequeсa que vamos a tener que descontarte diez aсos del total.

—Uno sesenta y cuatro estб totalmente dentro de la media —bufй—. No es culpa mнa que seas un fenуmeno.

Bromeamos de esta guisa hasta Hoquiam, todavнa discutiendo sobre la fуrmula correcta para discernir la edad —perdн dos aсos mбs porque no sabнa cambiar una rueda, pero ganй uno por ocuparme de las cuentas de la casa— hasta que llegamos al Checker y Jacob tuvo que concentrarse en nuestro asunto otra vez. Encontrу todo lo que quedaba en la lista y se mostrу confiado en hacer grandes progresos con nuestro botнn.

Cuando llegamos a La Push, yo estaba en los veintitrйs y йl en los treinta, porque, desde luego, no paraba de acumular habilidades.

Se me habнa olvidado incluso el motivo por el que estбbamos haciendo esto. Pero, aunque me estaba divirtiendo mбs de lo concebible, no habнa dejado de ser fiel a mi deseo original. Todavнa querнa romper el trato. No tenнa sentido, pero en realidad, no me importaba. Iba a intentar desafiar el peligro todo lo que pudiera sin salir de Forks. No estaba dispuesta a ser la ъnica que sostuviera su parte del contrato, un contrato vacнo. Aunque sin duda, pasar el tiempo en compaснa de Jacob era un beneficio extra que no habнa previsto.

Billy aъn no habнa regresado, asн que no tuve que andar mintiendo sobre lo que habнamos estado haciendo durante el dнa. Tan pronto como colocamos todo en la lona de plбstico que habнa al lado de la caja de herramientas, Jacob se puso a trabajar, sin dejar de charlar y reнr mientras sus dedos rastreaban expertamente entre las distintas piezas que tenнa delante.

La habilidad de Jacob con las manos era fascinante. Parecнan demasiado grandes para lo delicado de las tareas que llevaban a cabo con soltura y precisiуn. Cuando trabajaba, tenнa un aspecto grбcil. No era asн cuando lo veнas de pie; entonces, su altura y sus pies enormes le convertнan en un ser casi tan patoso como yo.

Quil y Embry no aparecieron, quizбs porque se habнan tomado en serio la amenaza de Jacob.

El dнa pasу con excesiva rapidez. Oscureciу en los aledaсos del garaje antes de lo que yo esperaba; entonces, escuchй cуmo nos llamaba Billy.

Saltй para ayudar a Jacob a recoger las cosas, aunque dudaba de quй era lo que podнa tocar.

—Dйjalo ahн —dijo—. Volverй a trabajar con eso mбs tarde, esta noche.

—No vayas a dejar de hacer los deberes o cualquier otra cosa que tengas pendiente —le comentй, sintiйndome algo culpable. No querнa que se metiera en problemas, ya que este plan sуlo debнa afectarme a mн.

—їBella?

Alzamos bruscamente la cabeza cuando la voz familiar de Charlie nos llegу de entre los бrboles, cerca de nosotros.

—Corre —murmurй—. ЎYa vamos! —gritй en direcciуn a la casa.

—Vбmonos —Jacob sonriу, disfrutando con excitaciуn del complot.

Apagу la luz y por un momento me quedй ciega. Jacob me tomу de la mano y me sacу del garaje dirigiйndose hacia la casa entre los бrboles. Sus pies encontraron con facilidad el camino. Sentн su mano rugosa, pero muy cбlida.

Tropezamos a menudo en la oscuridad a pesar de caminar por el sendero. Aъn nos reнamos cuando la casa apareciу a la vista. No era una risa profunda, sino mбs bien ligera y superficial, pero no por eso menos agradable. Estaba segura de que йl no habнa notado el matiz de histeria que teснa la mнa. No estaba acostumbrada a reнr, y me hacнa sentir bien y al mismo tiempo muy mal.

Charlie nos esperaba de pie en el pequeсo porche trasero y Billy estaba detrбs, sentado en el umbral.

—Hola, papб —dijimos los dos a la vez y eso nos hizo romper a reнr de nuevo.

Charlie me miraba con los ojos abiertos de par en par, unos ojos que relampaguearon al darse cuenta de cуmo la mano de Jacob se cerraba sobre la mнa.

—Billy nos ha invitado a cenar —dijo Charlie, en tono distraнdo.

—Mi receta ultra secreta para los espaguetis con carne, transmitida de generaciуn en generaciуn —dijo Billy en tono solemne.

Jacob bufу.

—La verdad, dudo que esa receta exista desde hace tanto.

La casa estaba atestada. Tambiйn se hallaba allн Harry Clearwater con su familia: su mujer, Sue, a la que yo recordaba vagamente de mis vacaciones infantiles en Forks y sus dos hijos. Leah era un aсo mayor que yo. Hermosa al estilo exуtico, con su piel cobriza perfecta, su cabello negro centelleante y las pestaсas como plumeros; parecнa preocupada. Cuando llegamos estaba colgada al telйfono de Billy y no lo soltу en ningъn momento. Seth tenнa catorce aсos y absorbнa cada palabra que dijera Jacob, lo idolatraba con la mirada.

Йramos demasiados para la mesa de la cocina, asн que Charlie y Harry trajeron sillas del patio y comimos los espaguetis con los platos apoyados en nuestro regazo, a la luz tenue que salнa por la puerta abierta del cuarto de estar de Billy. Los hombres hablaron del partido; Harry y Charlie hicieron planes para ir a pescar. Sue le tomу el pelo a su marido con lo del colesterol e intentу, sin йxito, que consintiera en comer algo de color verde y con hojas. Jacob hablу conmigo sobre todo y Seth le interrumpнa rбpidamente cada vez que se sentнa en peligro de verse relegado al olvido. Charlie me observaba, intentando que no se le notara, con ojos complacidos, pero cautos a la vez.

Aquello era una caуtico guirigay en el que todos hablбbamos en voz alta a la vez, donde las carcajadas producidas por cada chiste interrumpнan la historia de los demбs. No tuve que hablar con frecuencia, pero sonreн mucho y sуlo cuando me apeteciу hacerlo.

No querнa irme.

Sin embargo, estбbamos en el estado de Washington y la inevitable lluvia terminу con la fiesta. La sala de estar de Billy era demasiado pequeсa para permitir que continuara allн la reuniуn. Harry habнa traнdo a Charlie, por lo que nos volvimos juntos a casa, en mi coche. Йl me preguntу cуmo me habнa ido el dнa y le contй casi toda la verdad, que habнa acompaсado a Jacob a comprar unas piezas y que despuйs le habнa visto trabajar en su garaje.

—їCrees que volverбs a visitarle pronto? —me preguntу; intentу que no me diera cuenta de su interйs.

—Maсana despuйs de clase —admitн—. Me llevarй los deberes, no te preocupes.

—Asegъrate de que sea asн —me ordenу, aunque tratando de disimular su satisfacciуn.

Cuando nos acercamos a la casa, me puse nerviosa. No querнa subir al primer piso. La calidez de la presencia de Jacob se estaba desvaneciendo y, en su ausencia, la ansiedad se incrementaba. Estaba segura de que no me irнa de rositas con dos tranquilas noches de sueсo seguidas.

Para retrasar un poco mбs la hora de acostarme, abrн el correo electrуnico; habнa un nuevo mensaje de Renйe.

Me contaba cosas sobre su dнa a dнa, el nuevo club de lectura que llenaba el hueco de las clases de meditaciуn que acababa de abandonar, cуmo le iba con la sustituciуn que estaba haciendo en segundo grado y cuбnto echaba de menos a sus chicos de infantil. Tambiйn me escribнa sobre lo mucho que disfrutaba Phil de su nuevo trabajo de entrenador y que estaban planeando una segunda luna de miel en Disney World.

Me di cuenta de que estaba leyйndolo como si fuera el reportaje de un periуdico, mбs que como el mensaje que alguien te dirige personalmente. Me inundу el remordimiento, dejбndome un regusto desagradable despuйs. Menuda hija estaba hecha.

Le contestй con rapidez, haciendo comentarios de cada una de las partes de su carta y aсadiendo informaciуn de mi propia cosecha; le describн la fiesta de los espaguetis en casa de Billy y cуmo me sentн mientras observaba a Jacob hacer algo ъtil con unas pequeсas piezas de metal, sobrecogida y algo envidiosa. No hice menciуn al cambio que supondrнa para ella esta carta respecto a las que habнa recibido en los ъltimos meses. Apenas podнa recordar lo que le habнa escrito, ni siquiera la semana pasada, pero estaba segura de que no habнa sido muy comunicativa. Cuanto mбs pensaba en ello, me sentнa mбs culpable. Seguramente la habнa preocupado mucho.

Me quedй mucho rato esa noche despuйs de escribir, haciendo mбs tareas de la casa de las estrictamente necesarias, al suponer que ni la falta de sueсo ni el tiempo pasado con Jacob —siendo casi feliz de una manera superficial— podrнan apartarme de los sueсos durante mбs de dos noches seguidas.

Me despertй chillando, con el grito sofocado contra la almohada.

Mientras la tenue luz de la maсana se filtraba a travйs de la niebla que habнa en el exterior de mi ventana, yacн en la cama e intentй sacudirme los restos del sueсo. Habнa una pequeсa diferencia en la pesadilla de aquella noche y me concentrй en ella.

No habнa estado sola en el bosque. Sam Uley, el hombre que me habнa recogido del suelo del bosque aquella noche en la que no podнa pensar conscientemente, estaba allн. Era un cambio extraсo, insospechado. Sus ojos oscuros me parecieron sorprendentemente hostiles, como si contuvieran algъn secreto que no deseara compartir. Le mirй tanto como mi frenйtica bъsqueda me permitнa, pero me hizo sentir incуmoda el tenerle allн, aсadido a todo el pбnico que ya me era habitual. Quizбs se debнa a que cuando no le miraba directamente, mi visiуn perifйrica percibнa la forma en que su silueta parecнa temblar y cambiar. A pesar de todo, no hacнa nada mбs que estar allн de pie y observar. No me ofreciу ayuda, a diferencia del momento en que nos conocimos en la realidad.

Charlie me examinу durante el desayuno y yo intentй ignorarle. Suponнa que me lo habнa merecido. No podнa esperar que йl no se preocupara. Probablemente tendrнan que pasar semanas antes de que йl dejara de aguardar a que regresara la zombi y yo simplemente deberнa intentar que no me molestara este hecho. Despuйs de todo, tambiйn yo estaba vigilando el regreso de la zombi. Dos dнas no bastaban ni de lejos para proclamar mi curaciуn.

En el instituto era justo lo opuesto. Ahora que yo sн estaba prestando atenciуn, estaba claro que nadie me observaba.

Recuerdo el primer dнa que entrй en el instituto de Forks, lo desesperadamente que deseй volverme de color gris, disolverme en el cemento mojado de la acera como un camaleуn de gran tamaсo. Parecнa que sуlo un aсo despuйs habнa conseguido ver cumplido mi deseo.

Era como si no estuviera allн. Incluso mis profesores paseaban la vista por mi asiento como si se encontrara vacнo.

Escuchй mucho durante toda la maсana, pendiente una y otra vez de las voces que me rodeaban. Intentй captar de quй iban las cosas, pero las conversaciones me llegaban tan deslavazadas que lo dejй.

Jessica ni siquiera levantу la vista cuando me sentй a su lado en mates.

—Hola, Jess —le dije, con una despreocupaciуn que era puro cuento—. їQuй tal te fue el resto del fin de semana?

Ella me mirу con ojos cargados de sospecha. їEstarнa todavнa enfadada? їO simplemente se sentнa demasiado impaciente para tratar con una chalada?

—Divino —me contestу, volviйndose a su libro.

—Eso estб bien —murmurй.

La expresiуn figurada «hacerle el vacнo a alguien» parecнa tener algo de literal en sн misma. Podнa sentir el aire cбlido circular desde los respiraderos, pero yo seguнa teniendo mucho frнo. Tomй la chaqueta del respaldo de la silla y me la puse otra vez.

Salimos tarde de la cuarta hora de clase y la mesa del almuerzo donde solнa sentarme estaba llena en el momento de mi llegada. Mike estaba allн; tambiйn Jessica yAngela, Conner, Tyler, Eric y Lauren. Katie Webber, la chica pelirroja de tercer aсo que vivнa al volver la esquina de mi casa, estaba sentada con Eric, y Austin Marks, el hermano mayor del chico del que obtuve las motos, estaba a su lado. Me preguntй cuбnto tiempo llevaba sentado allн, incapaz de recordar si hoy era el primer dнa o algo que se habнa convertido en una costumbre habitual.

Empezaba a estar molesta conmigo misma. Parecнa que me habнa pasado todo el ъltimo semestre empaquetada en bolitas de espuma de poliйster.

Nadie levantу la cabezacuando me sentй al lado de Mike, ni siquiera cuando la silla chirriу estridentemente contra el suelo de linуleo al apartarla para sentarme.

Intentй captar el hilo de la conversaciуn.

Mike y Conner hablaban de deportes, asн que rбpidamente dejй de escucharles.

—їDуnde estб Ben hoy? —le estaba preguntando Lauren a Angela. Esto parecнa mejor, por lo que prestй atenciуn. Me preguntй si aquello significarнa que Angela y Ben todavнa seguнan juntos.

Apenas reconocн a Lauren. Se habнa cortado todo su sedoso pelo rubio maнz al estilo paje, tan corto que tenнa la nuca afeitada como la de un chico. ЎQuй cosa tan horrible! Me preguntй el porquй. їLe habнan pegado chicle en el pelo? їLo habнa vendido? їSe habнan puesto de acuerdo todas las personas con las que ella se habнa portado mal para atraparla en la parte de atrбs del gimnasio y afeitarla? Decidн que no estaba bien juzgarla ahora, en base a mi opiniуn previa sobre ella. Por lo que a mн me constaba, podнa haberse convertido en una persona estupenda.

—Ben ha pillado una gripe estomacal —contestу Angela, con su voz tranquila, calma—. Con suerte, se le pasarб en cosa de veinticuatro horas. Anoche estaba realmente enfermo.

Angela tambiйn se habнa cambiado el peinado, porque las capas le habнan crecido.

—їQuй hicisteis vosotras este fin de semana? —preguntу Jessica, sin que por su tono de voz pareciera muy interesada en la respuesta. Hubiera apostado que no era mбs que un modo de abrir la conversaciуn con el fin de que ella pudiera contar sus propias historias. Me preguntй si se atreverнa a hablar de Port Angeles estando yo sentada a dos asientos de distancia. їEs que me habнa vuelto tan invisible que nadie se iba a sentir incуmodo hablando de mн estando yo presente?

—Nosotros нbamos a ir de excursiуn el sбbado, pero... cambiamos de idea —dijo Angela. Hubo un matiz peculiar en su voz que captу mi interйs.

A Jess, no tanto.

—Pues quй pena —dijo, dispuesta a embarcarse en su propia historia. Pero yo no era la ъnica que estaba prestando atenciуn.

—їQuй ocurriу? —preguntу Lauren con curiosidad.

—Bien —continuу Angela, que parecнa dudar mбs de lo habitual, aunque ella solнa ser reservada por lo general—. Condujimos en direcciуn norte, hacia las fuentes termales. Hay un sitio ideal justo a un kilуmetro del comienzo del sendero, pero vimos algo cuando estбbamos mбs o menos a mitad de camino.

—їQue visteis algo? їEl quй? —las pбlidas cejas de Lauren se alzaron a la vez. Incluso Jess parecнa estar escuchando ahora.

—No lo sй —repuso Angela—. Creнmos que era un oso. Era negro, pero parecнa demasiado... grande.

Lauren bufу.

—ЎOh no, tъ tambiйn! —sus ojos se volvieron burlones y decidн que no habнa que concederle el beneficio de la duda. Obviamente, su personalidad no habнa cambiado tanto como su cabello—. Tyler intentу colarme esa historia la semana pasada.

—Es imposible ver a un oso tan cerca de un centro turнstico —coincidiу Jessica, alineбndose con Lauren.

—Pero es que lo vimos de verdad —protestу Angela con la voz baja y la mirada fija en la mesa.

Lauren se riу de ella. Mike aъn estaba hablando con Conner, sin prestar atenciуn a las chicas.

—No, tiene razуn —intervine impaciente—. Precisamente el sбbado pasado apareciу un mochilero que tambiйn habнa visto el oso, Angela. Asegurу que era enorme y de color negro, y que se lo encontrу justo en las afueras de la ciudad, їa que sн, Mike?

Hubo un momento de silencio. Cada par de ojos de los presentes en la mesa se volviу a mirarme, impresionado. Kate, la chica nueva, Katie, se quedу boquiabierta, como si hubiese sido testigo de una explosiуn. Nadie se moviу.

—їMike? —murmurй, mortificada—. їTe acuerdas del tipo aquel que contу la historia del oso?

—Se-seguro —titubeу Mike despuйs de un segundo. No sй por quй me miraba tan extraсado. Yo hablaba con йl en el trabajo, їno? їO no lo hacнa? Yo creнa que sн...

Mike se recobrу.

—Eh, sн, vino un tнo que dijo que habнa visto un gran oso negro justo al comienzo del sendero, mбs grande que un oso pardo —confirmу.

—Bah —Lauren se volviу a Jessica, con los hombros rнgidos y, para cambiar el tema de la conversaciуn, preguntу—: їOs han contestado de la USC[1]?

Todos menos Mike y Angela miraron para otro lado. Ella me sonriу para tantear el terreno y yo le devolvн la sonrisa.

—Asн que, їquй hiciste el fin de semana, Bella? —preguntу Mike, curioso, aunque extraсamente precavido.

Todo el mundo, salvo Lauren, mirу hacia atrбs, esperando mi respuesta.

—El viernes por la noche Jessica y yo fuimos al cine en Port Angeles, y despuйs yo pasй la tarde del sбbado y la mayorнa del domingo allн abajo, en La Push.

Las miradas iban de Jessica a mн y de mн a Jessica. Jess parecнa irritada. Me preguntй si es que no querнa que supieran que habнa salido conmigo o si es que deseaba ser ella quien contara la historia.

—їQuй pelнcula visteis? —preguntу Mike, comenzando a sonreнr.

Dead End, aquella de los zombis —sonreн para infundirle valor. Quizбs todavнa podнa arreglarse algo del daсo que habнa hecho en los ъltimos meses, cuando yo misma me habнa comportado como un zombi.

—He oнdo que da mucho miedo, їes asн? —Mike parecнa deseoso de continuar la conversaciуn.

—Bella se asustу tanto que tuvo que salirse al final —intercalу Jessica con una sonrisa maliciosa.

Yo asentн, intentando parecer avergonzada.

—Es que daba miedo de verdad.

Mike no parу de hacerme preguntas hasta que se terminу el almuerzo. Poco a poco, los otros volvieron a continuar sus propias conversaciones, aunque todavнa me miraban mucho. Angela pasу la mayor parte del rato hablando con Mike y conmigo y, cuando me levantй para tirar los restos de mi bandeja, ella se incorporу tambiйn y me siguiу.

—Gracias —me dijo en voz baja cuando ya estбbamos lejos de la mesa.

—їPor quй?

—Por intervenir, por apoyarme.

—No hay de quй.

Ella me mirу con interйs, pero no de forma ofensiva, en plan «se le ha ido la olla».

—їEstбs bien?

Йste era el motivo por el que habнa escogido a Jessica en vez de a Angela para ir al cine, aunque esta ъltima me gustaba mбs. Era demasiado perceptiva.

—No del todo —admitн—, pero me encuentro un poco mejor.

—Me alegro —contestу ella—. Te echaba de menos.

Lauren y Jessica nos alcanzaron en ese momento y escuchй a Lauren susurrar de forma audible:

—Ay, quй alegrнa. Bella ha vuelto.

Angela puso los ojos en blanco cuando pasaron y me sonriу para darme бnimos.

Suspirй. Era como si todo volviera a empezar de nuevo.

—їQuй dнa es hoy? —preguntй sъbitamente.

—Diecinueve de enero.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 89 | Нарушение авторских прав


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