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Mike interrumpiу mi fantasнa.
—їQuй tal fue tu cumpleaсos?
—Ay —murmurй—. Me alegro de que haya pasado.
Mike me mirу por el rabillo del ojo como si me hubiera vuelto loca.
El trabajo me absorbiу. Querнa ver a Edward otra vez. Implorй que hubiera superado lo peor de aquel trago —fuera lo que fuera— para cuando nos volviйramos a encontrar. No es nada, me dije una y otra vez, todo volverб a la normalidad.
Experimentй un alivio abrumador cuando lleguй a mi calle y vi el coche plateado de Edward aparcado frente a mi casa. Me molestу profundamente sentirme asн.
Me encaminй deprisa hacia la puerta principal y empecй a llamar antes de haber traspasado del todo el umbral.
—їPapб? їEdward?
Mientras hablaba, escuchй la sintonнa caracterнstica del Sports-Center procedente de la televisiуn.
—ЎEstoy aquн! —contestу Charlie a voz en grito.
Colguй el impermeable en la percha y me apresurй a doblar la esquina que daba al salуn. Edward estaba en el sillуn y mi padre en el sofб. Ambos mantenнan la vista fija en la televisiуn. Eso era normal en mi padre, pero no en Edward.
—Hola —dije dйbilmente.
—Hola, Bella —contestу mi padre sin apartar los ojos de la pantalla—. Queda pizza frнa. Creo que estб todavнa en la mesa.
—De acuerdo.
Esperй en el vestнbulo. Finalmente, Edward me mirу y me dedicу una sonrisa educada.
—Ahora voy contigo —me prometiу. Sus ojos volvieron a la televisiуn.
Permanecн allн, muda de asombro, casi un minuto sin que ninguno de ellos se diera cuenta. Experimentй una sensaciуn, tal vez de pбnico, creciendo en mi pecho. Me escapй hacia la cocina.
No me apetecнa nada la pizza. Me sentй en la silla, alcй las rodillas y las rodeй con los brazos. Algo iba muy mal, quizбs mucho peor de lo que pensaba. Los sonidos tнpicos de la camaraderнa y las bromas masculinas continuaban llegando desde la habitaciуn presidida por la televisiуn.
Intentй controlarme y razonar. їQuй es lo peor que puede ocurrir? Meestremecн. Йsa era la pregunta equivocada, sin duda. Me costaba mucho trabajo respirar bien.
De acuerdo, me dije otra vez, їquй es lo mбs grave a lo que podrнa enfrentarme? Tampoco me gustaba mucho esa pregunta. Pero pensй en todas las posibilidades que habнa considerado antes.
Mantenerme lejos de la familia de Edward. Claro que no podнa esperar que Alice estuviera de acuerdo con esto, pero si Jasper no estaba bajo control, disminuirнa el tiempo que podrнamos compartir las dos. Asentн; podнa vivir con eso.
O marcharnos. Quizбs йl no podrнa esperar hasta el final del aсo escolar.
Tal vez tendrнa que ser ahora.
Frente a mн, en la mesa, los regalos de Charlie y Renйe estaban donde los habнa dejado, la cбmara que no habнa tenido oportunidad de usar en casa de los Cullen descansaba junto al бlbum que me habнa enviado mi madre. Rocй con las yemas de los dedos la preciosa cubierta del бlbum de fotos y suspirй al pensar en ella. En cierto modo, el estar viviendo sin mi madre durante tanto tiempo me hacнa mбs difнcil la idea de una separaciуn permanente. Y Charlie se quedarнa totalmente solo, abandonado. Ambos se sentirнan tan heridos...
Pero regresarнamos, їverdad? Vendrнamos de visita, claro, їa que sн?
No estaba muy segura de cuбl serнa la respuesta a esa pregunta.
Apoyй la mejilla en la rodilla mientras contemplaba los testimonios fнsicos del amor de mis padres. Sabнa que el camino elegido iba a ser difнcil. Y, despuйs de todo, estaba pensando en el peor escenario posible, el peor con el que podrнa vivir...
Acariciй el бlbum con la mano y abrн la primera pбgina. Tenнa unas pequeсas esquinas metбlicas ya dispuestas para sujetar la primera foto. No serнa una mala idea dejar allн algъn testimonio de mi vida. Sentн una extraсa urgencia por comenzar. Tal vez no transcurriera mucho tiempo antes de que tuviera que abandonar Forks.
Jugueteй con la correa de la cбmara mientras me preguntaba si la primera fotografнa del carrete recogerнa algo que se acercara al original. Lo dudaba, pero Edward no parecнa inquieto porque estuviera en blanco. Me reн entre dientes, pensando en su carcajada despreocupada de la noche anterior. La risa desapareciу. ЎHabнa cambiado todo tanto y con tanta rapidez...!
Me hacнa sentir un poco mareada, como si me encontrara al borde de un precipicio en algъn lugar muy alto.
No querнa pensar mбs en ello. Tomй la cбmara y subн las escaleras.
Mi habitaciуn no habнa cambiado mucho en los diecisiete aсos transcurridos desde la marcha de mi madre. Las paredes seguнan pintadas de azul claro y delante de la ventana colgaban las mismas amarillentas cortinas de encaje. Habнa una cama en vez de una cuna, pero, sin duda, ella reconocerнa la colcha colocada de forma descuidada, ya que habнa sido un regalo de la abuela.
A pesar de todo, saquй una instantбnea de la habitaciуn. No habнa mucho mбs que fotografiar, afuera la noche era cerrada; sin embargo, el sentimiento cada vez crecнa mбs fuerte, era ya casi una compulsiуn. Tendrнa que reflejar todo lo que pudiera de Forks antes de que tuviera que dejarlo.
Podнa sentir el cambio que se avecinaba. No era una perspectiva agradable, no cuando la vida ya era perfecta tal y como estaba.
Me tomй mi tiempo para bajar las escaleras con la cбmara en la mano, intentando ignorar las mariposas que revoloteaban por mi estуmago cuando pensaba en la extraсa distancia que rehusaba ver en los ojos de Edward. Йl lo superarнa. Probablemente estaba preocupado porque me disgustarнa si me pedнa que nos marchбramos. Le dejarнa arreglarlo todo sin entrometerme y estarнa lista para cuando me lo pidiera.
Ya tenнa la cбmara preparada cuando me asomй por la esquina del salуn, intentando sorprenderle. Estaba segura de que era imposible pillarle desprevenido, pero, sin embargo, йl no alzу la vista. Me recorriу un gran estremecimiento, como si algo helado se hubiera deslizado por mi estуmago. No hice caso a esta sensaciуn y le tomй una foto.
Entonces, ambos me miraron. Charlie frunciу el ceсo y el rostro de Edward continuу vacнo, sin expresiуn.
—їQuй haces, Bella? —se quejу Charlie.
—Venga, vamos —intentй sonreнr mientras me sentaba en el suelo frente al sofб donde se habнa echado Charlie—. Ya sabes que mamб pronto estarб llamando para saber si estoy usando los regalos. Tengo que ponerme a la tarea antes de herir sus sentimientos.
—Pero їpor quй me haces fotos a mн? —refunfuсу.
—Es que eres tan guapo... —repliquй mientras intentaba mantener un tono desenfadado—. Y ademбs, como has sido tъ quien me ha comprado la cбmara, estбs obligado a servirme de tema para las fotos.
Йl murmurу algo ininteligible.
—Eh, Edward —dije con una indiferencia admirable—. Anda, haznos una a mi padre y a mн, juntos.
Le lancй la cбmara, evitando cuidadosamente mirarle a los ojos y me arrodillй al lado del brazo del sofб donde Charlie apoyaba la cabeza. Charlie suspirу.
—Tienes que sonreнr, Bella —murmurу Edward.
Lo hice lo mejor que pude y la cбmara disparу una foto.
—Dejadme que os tome una, chicos —sugiriу Charlie. Yo sabнa que lo ъnico que querнa era apartar el foco de la cбmara de sн mismo.
Edward se puso de pie y le lanzу la cбmara con agilidad.
Yo me coloquй a su lado y la composiciуn me pareciу formal y frнa. Me puso una mano desganada sobre el hombro y yo le pasй un brazo por la cintura con mбs firmeza. Me hubiera gustado mirarle a la cara, pero no me atrevн.
—Sonrнe, Bella —me volviу a recordar Charlie.
Inspirй profundamente y sonreн. El flash me cegу.
—Ya estб bien de fotos por esta noche —dijo Charlie entonces; introdujo la cбmara en una hendidura que habнa entre los cojines y luego la tapу con ellos—. No hay que acabar hoy todo el carrete.
Edward dejу caer la mano desde mi hombro y se zafу con indiferencia de mi abrazo para sentarse de nuevo en la butaca.
Vacilй, pero luego optй por sentarme otra vez al lado del sofб. De pronto me sentн tan asustada que me temblaron las manos. Las apoyй con fuerza contra el estуmago para disimular, puse la barbilla sobre las rodillas y mirй hacia la pantalla del aparato de la televisiуn, sin estar viendo nada en realidad.
Cuando el programa terminу, aъn no me habнa movido ni un centнmetro. Por el rabillo del ojo, vi cуmo Edward se ponнa en pie.
—Serб mejor que me marche a casa —dijo.
Charlie no apartу los ojos del anuncio que emitнa la televisiуn.
—Vale, nos vemos.
Me levantй del suelo con torpeza, ya que me habнa quedado rнgida de estar sentada tan quieta y seguн a Edward hasta la puerta de la calle. Йl se dirigiу directamente hacia su coche.
—їTe quedarбs? —le preguntй, sin esperanza en la voz.
Ya me esperaba su respuesta, asн que no me doliу tanto.
—Esta noche, no.
No le preguntй el motivo.
Se metiу en su coche y se fue mientras yo me quedaba allн de pie, inmуvil. Apenas me di cuenta de que llovнa. Esperй sin saber lo que esperaba, hasta que la puerta se abriу a mis espaldas.
—Bella, їquй haces? —me preguntу Charlie, sorprendido de verme allн de pie, sola y empapada.
—Nada —me volvн y caminй lentamente hacia la casa.
Fue una noche muy larga, en la que no peguй ojo.
Me levantй en cuanto vi un poco de claridad abrirse paso por la ventana. Me vestн mecбnicamente para ir a la escuela, esperando que se aclararan algo las nubes. Despuйs de desayunar un cuenco de cereales, decidн que habнa luz suficiente para hacer fotos. Tomй una de mi coche y otra de la fachada de la casa de Charlie. Me volvн y saquй unas cuantas del bosque que habнa al lado. Con lo siniestro que se me habнa antojado antes, quй encantador me parecнa ahora. Me di cuenta de que echarнa de menos el verdor, la sensaciуn de que el tiempo no pasaba, el misterio de los bosques... Todo.
Puse la cбmara en la mochila del colegio antes de irme. Intentй concentrarme en mi nuevo proyecto mбs que en el hecho de que Edward aparentemente no habнa querido arreglar las cosas aquella noche.
Ademбs de miedo, empezaba a sentir impaciencia. їCuбnto iba a durar aquello?
Continuу asн toda la maсana. Caminу silenciosamente a mi lado, sin que pareciera mirarme en ningъn momento. Intentй concentrarme en las clases, pero ni siquiera la de Lengua logrу captar mi atenciуn. El seсor Berty tuvo que repetirme una pregunta sobre la seсora Capuleto al menos dos veces antes de que me diera cuenta de que se estaba dirigiendo a mн. Edward me susurrу la respuesta correcta entre dientes y despuйs volviу a ignorarme.
A la hora del almuerzo, el silencio persistнa. Estaba a punto de ponerme a chillar por lo que —para distraerme— me inclinй sobre la lнnea invisible que separaba las dos zonas de la mesa y me dirigн a Jessica.
—Eh... їJess?
—їQuй hay, Bella?
—їPodrнas hacerme un favor? —le pedн mientras rebuscaba en mi bolso—. Mi madre quiere tener algunas fotografнas de mis amigos para ponerlas en el бlbum. їNo te importa hacernos algunas a todos?
Le tendн la cбmara.
—De acuerdo —aceptу ella con una sonrisa.
Se volviу de repente para sorprender a Mike con la boca llena y hacerle una foto.
A continuaciуn se desatу una mбs que previsible guerra de fotografнas. Observй cуmo la cбmara iba de un lado para otro. Al pasarla, reнan, tonteaban y se quejaban de lo mal que habнan salido. Parecнa extraсamente infantil, o tal vez fuera que ese dнa no estaba en un estado de бnimo apropiado para el trato humano.
—Oh, oh —dijo Jessica en tono de disculpa al devolverme la cбmara—. Me parece que te hemos gastado el carrete.
—Estupendo. Creo que ya tengo fotos de todo lo que me apetecнa.
Despuйs de las clases, Edward me acompaсу al aparcamiento del instituto en silencio. Tenнa que irme a trabajar de nuevo y, por una vez, estaba contenta por ello. Pasar tiempo juntos no ayudaba en nada a arreglar las cosas. Quizб si estuviйramos mбs tiempo solos fuera mejor.
Dejй el carrete de fotos en Thriftway de camino al local de los Newton y recogн las fotos reveladas a la salida del trabajo. En casa, despuйs de saludar con un escueto «hola» a Charlie, tomй una barrita de cereales de la cocina y corrн a mi habitaciуn con el sobre de las fotos bien apretado debajo del brazo.
Me sentй en mitad de la cama y lo abrн con curiosidad y cierta renuencia. Era ridнculo, pero casi esperaba que la primera fotografнa estuviera en blanco.
Se me escapу un grito ahogado cuando la saquй del sobre y vi a Edward tan hermoso como en la vida real. Me miraba desde la foto con esos ojos cбlidos que tanto echaba de menos en los ъltimos dнas. Era realmente asombroso que pudiera verse a alguien tan... tan indescriptible. Ni con mil palabras hubiera podido expresar lo que habнa en esa imagen.
Repasй por encima las restantes fotos del montуn una sola vez y luego coloquй sobre la cama tres de ellas, una junto a otra.
En la primera imagen se veнa a Edward en la cocina; sus ojos dulces chispeaban a causa de la diversiуn contenida. La segunda mostraba a Edward y Charlie viendo la ESPN. En ella se evidenciaba el cambio que se habнa producido en los ojos de Edward, siempre hermosos hasta dejarte sin aliento, pero cuya expresiуn conferнa ahora frialdad a su rostro, como el de una escultura, con menos vida.
La ъltima era una imagen que nos recogнa a Edward y a mн de pie, juntos y manifiestamente incуmodos. Su rostro emanaba la misma sensaciуn que la foto anterior: frialdad y ese aspecto de estatua, pero probablemente lo mбs preocupante de todo no era eso, sino el doloroso contraste existente entre los dos. El parecнa una deidad, y yo, mediocre, incluso en los cбnones humanos, y, para mi vergьenza, bien poco agraciada. La foto me disgustу y la apartй.
Tomй todas las fotografнas y las coloquй en el бlbum en vez de ponerme a hacer los deberes. Garabateй unos pies de foto bajo todas ellas con un bolнgrafo, indicando los nombres y las fechas. Levantй aquella en la que se nos veнa a Edward y a mн y la doblй por la mitad sin mirarla demasiado. La situй debajo del borde metбlico de la mesa, dejando visible la mitad de Edward.
Cuando terminй, reunн el otro montуn de fotos en un nuevo sobre y escribн una larga carta de agradecimiento para Renйe.
Edward seguнa sin venir. No querнa admitir que йl era el motivo de que estuviera despierta tan tarde, pero evidentemente asн era. Intentй recordar la ъltima vez que no hubiera aparecido, como hoy, sin una excusa o una llamada de telйfono... Nunca lo habнa hecho.
Pasй otra noche sin dormir bien.
En la escuela continuу el programa de silencio, frustraciуn y pavor de los ъltimos dos dнas. Me sentн aliviada al encontrar a Edward esperбndome en el aparcamiento del instituto, pero ese consuelo desapareciу pronto. No habнa cambios en su comportamiento, si acaso, aъn se mostraba algo mбs distante.
Me costaba incluso recordar el motivo de aquel desastre. Me parecнa que mi cumpleaсos pertenecнa al pasado mбs lejano. Ojalб Alice regresara pronto, antes de que todo esto se me fuera aъn mбs de las manos.
Pero no podнa contar con ello. Decidн que si no lograba hablar con йl ese dнa, hablar de verdad, entonces irнa al dнa siguiente a comentar el asunto con Carlisle. Debнa hacer algo.
Me prometн a mн misma que iba a sacar a colaciуn el tema despuйs de clase. No iba a concederme mбs excusas.
Me acompaсу hasta mi coche y me armй de valor para plantearle las cosas.
—їTe importarнa si voy a verte hoy? —me preguntу antes de que llegбramos, dejбndome casi fuera de combate.
—Claro que no.
—їAhora? —preguntу de nuevo mientras me abrнa la puerta delantera.
—Sн, claro —me disgustу la urgencia que se detectaba en su voz, pero no dejй que eso se notara en la mнa—. Sуlo iba a echar una carta para Renйe en el buzуn de correos que hay de camino. Nos vemos allн.
Mirу el grueso sobre del asiento del copiloto. De pronto, se inclinу hacia mн y lo recogiу.
—Yo lo harй —repuso con calma—, y aun asн llegarй antes que tъ.
Esbozу esa sonrisa torcida suya, mi favorita, pero algo iba mal, porque la alegrнa de los labios no subнa hasta los ojos.
—De acuerdo —asentн, aunque era incapaz de devolverle la sonrisa. Cerrу la puerta y se dirigiу a su coche.
Y en verdad se me adelantу. Estaba aparcado en el sitio de Charlie cuando lleguй a la puerta de la casa. Esto era un mal indicio. En tal caso, no pensaba quedarse mucho rato. Sacudн la cabeza e inspirй hondo mientras intentaba hacer acopio de algo de valor.
Saliу de su coche a la vez que yo del mнo, se acercу y me recogiу la mochila. Hasta aquн todo era normal. Pero la puso otra vez en el asiento, y eso se salнa de lo habitual.
—Vamos a dar un paseo —propuso con una voz indiferente al tiempo que me tomaba de la mano.
No contestй. No se me ocurriу la forma de protestar, aunque rбpidamente supe que querнa hacerlo. Esto no me gusta, va mal, pero que muy mal, repetнa de continuo una voz dentro de mi mente.
Йl no esperу una respuesta. Me condujo hacia el lado este del patio, donde lindaba con el bosque. Le seguн a regaсadientes mientras intentaba superar el pavor y pensar algo, pero entonces me obliguй a recordar que aquello era lo que pretendнa: una oportunidad para aclarar las cosas. En ese caso, їpor quй me inundaba el pбnico?
Sуlo habнamos caminado unos cuantos pasos por el espeso bosque cuando se detuvo. Apenas habнamos llegado al sendero, ya que todavнa podнa ver la casa. Era un simple paseo.
Edward se recostу en un бrbol y me mirу con expresiуn impasible.
—Estб bien, hablemos —dije y sonу mбs valiente de lo que yo me sentнa.
Inspirу profundamente.
—Bella, nos vamos.
Yo tambiйn inspirй profundamente. Era una opciуn aceptable, y pensй que ya estaba preparada, pero debнa preguntarlo:
—їPor quй ahora? Otro aсo...
—Bella, ha llegado el momento. De todos modos, їcuбnto tiempo mбs podemos quedarnos en Forks? Carlisle apenas puede pasar por un treintaсero y actualmente dice que tiene treinta y tres. Por mucho que queramos, pronto tendremos que empezar en otro lugar.
Su respuesta me confundiу. Habнa pensado que el asunto de la marcha tenнa que ver con dejar a su familia vivir en paz. їPor quй debнamos irnos nosotros si ellos se marchaban tambiйn? Le mirй en un intento de entender lo que me querнa decir.
Me devolviу la mirada con frialdad.
Con un acceso de nбuseas, comprendн que le habнa malinterpretado.
—Cuando dices nosotros... —susurrй.
—Me refiero a mн y a mi familia.
Cada palabra sonу separada y clara.
Sacudн la cabeza de un lado a otro mecбnicamente, intentando aclararme. Esperу sin mostrar ningъn signo de impaciencia. Me llevу unos minutos volver a estar en condiciones de hablar.
—Vale —dije—. Voy contigo.
—No puedes, Bella. El lugar adonde vamos... no es apropiado para ti.
—El sitio apropiado para mн es aquel en el que tъ estйs.
—No te convengo, Bella.
—No seas ridнculo —quise sonar enfadada, pero sуlo conseguн parecer suplicante—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
—Mi mundo no es para ti —repuso con tristeza.
—ЎLo que ha ocurrido con Jasper no ha sido nada, Edward, nada!
—Tienes razуn —concediу йl—. Era exactamente lo que se podнa esperar.
—ЎLo prometiste! Me prometiste en Phoenix que siempre permanecerнas...
—Siempre que fuera bueno para ti —me interrumpiу para rectificarme.
—ЎNo! їEsto tiene que ver con mi alma, no? —gritй, furiosa, mientras las palabras explotaban dentro de mн, aunque a pesar de todo seguнan sonando como una sъplica—. Carlisle me hablу de eso y a mн no me importa, Edward. ЎNo me importa! Puedes llevarte mi alma, porque no la quiero sin ti, Ўya es tuya!
Respirу hondo una vez mбs y clavу la mirada ausente en el suelo durante un buen rato. Torciу levemente los labios. Cuando levantу los ojos, me parecieron diferentes, mucho mбs duros, como si el oro lнquido se hubiese congelado y vuelto sуlido.
—Bella, no quiero que me acompaсes —pronunciу las palabras de forma concisa y precisa sin apartar los ojos frнos de mi rostro, observбndome mientras yo comprendнa lo que me decнa en realidad.
Hubo una pausa durante la cual repetн esas palabras en mi fuero interno varias veces, tamizбndolas para encontrar la verdad oculta detrбs de ellas.
—їTъ... no... me quieres? —intentй expulsar las palabras, confundida por el modo como sonaban, colocadas en ese orden.
—No.
Le mirй, sin comprenderle aъn. Me devolviу la mirada sin remordimiento. Sus ojos brillaban como topacios, duros, claros y muy profundos. Me sentн como si cayera dentro de ellos y no pude encontrar nada, en sus honduras sin fondo, que contrarrestara la palabra que habнa pronunciado.
—Bien, eso cambia las cosas —me sorprendiу lo tranquila y razonable que sonaba mi voz. Quizбs se debнa al aturdimiento. En realidad, no entendнa lo que me habнa dicho. Seguнa sin tener sentido.
Mirу a lo lejos, entre los бrboles, cuando volviу a hablar.
—En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasу la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. No soy humano —me mirу de nuevo; ahora, sin duda, las facciones heladas de su rostro no eran humanas—. He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho.
—No —contestй con un hilo de voz; empezaba a tomar conciencia de lo que ocurrнa y la comprensiуn fluнa como бcido por mis venas—. No lo hagas.
Se limitу a observarme durante un instante, pero pude ver en sus ojos que mis palabras habнan ido demasiado lejos. Sin embargo, йl tambiйn lo habнa hecho.
—No me convienes, Bella.
Invirtiу el sentido de sus primeras palabras, y no tenнa rйplica para eso. Bien sabнa yo que no estaba a su altura, que no le convenнa.
Abrн la boca para decir algo, pero volvн a cerrarla. Aguardу con paciencia. Su rostro estaba desprovisto de cualquier tipo de emociуn. Lo intentй de nuevo.
—Si... es eso lo que quieres.
Se limitу a asentir una sola vez.
Se me entumeciу todo el cuerpo. No notaba nada por debajo del cuello.
—Me gustarнa pedirte un favor, a pesar de todo, si no es demasiado —dijo.
Me preguntй quй verнa en mi rostro para que el suyo se descompusiera al mirarme, pero logrу controlar las facciones y recuperar la mбscara de serenidad antes de que yo fuera capaz de descubrirlo.
—Lo que quieras —prometн, con la voz ligeramente mбs fuerte.
Sus ojos helados se derritieron mientras le miraba y el oro se convirtiу una vez mбs en lнquido fundido que se derramaba en los mнos y me quemaba con una intensidad sobrecogedora.
—No hagas nada desesperado o estъpido —me ordenу, ahora sin mostrarse distante—. їEntiendes lo que te digo?
Asentн sin fuerzas.
Sus ojos se enfriaron y volviу a mostrarse distante.
—Me refiero a Charlie, por supuesto, te necesita y has de cuidarte por йl.
Asentн de nuevo.
—Lo harй —murmurй.
Йl pareciу relajarse, pero sуlo un poco.
—Te harй una promesa a cambio —dijo—. Te garantizo que no volverбs a verme. No regresarй ni volverй a hacerte pasar por todo esto. Podrбs retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Serб como si nunca hubiese existido.
Las rodillas debieron de empezar a temblarme en ese momento porque de repente los бrboles comenzaron a bambolearse. Oн el golpeteo de mi sangre mбs rбpido de lo habitual detrбs de las orejas. Su voz sonaba cada vez mбs lejana.
Sonriу con amabilidad.
—No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un autйntico colador. A vosotros, el tiempo os cura todas las heridas.
—їY tus recuerdos? —le preguntй. Mi voz sonу como si me hubiera atragantado, como si me estuviera asfixiando.
—Bueno —apenas dudу un segundo—. Yo no olvidarй, pero los de mi clase... nos distraemos con suma facilidad.
Sonriу una vez mбs, pero a pesar del aplomo exhibido, la alegrнa de los labios no le llegу a los ojos. Se alejу de mн un paso.
—Supongo que eso es todo. No te molestaremos mбs.
El plural captу mi atenciуn, lo cual me sorprendiу incluso a mн, ya que a juzgar por mi estado cualquiera hubiera creнdo que no me daba cuenta de nada.
Alice no va a volver, comprendн. No sй cуmo me oyу, porque no lleguй a pronunciar las palabras, pero pareciу interpretarlas y negу lentamente con la cabeza sin perder de vista mi rostro.
—No. Los demбs se han ido. Yo me he quedado para decirte adiуs.
—їAlice se ha ido? —mi voz mostraba incredulidad.
—Ella querнa despedirse, pero la convencн de que una ruptura limpia serнa mejor para ti.
Me sentнa mareada y me costaba concentrarme. Sus palabras daban vueltas y mбs vueltas en mi cabeza. Pude oнr la voz del mйdico del hospital de Phoenix, la pasada primavera, que decнa mientras me enseсaba las placas de rayos X: Es una fractura limpia, como bien puedes ver. Recorriу la imagen de mi hueso roto con el dedo. Eso es bueno, asн sanarб antes y con mбs facilidad.
Procurй acompasar la respiraciуn. Necesitaba concentrarme y hallar la forma de salir de aquella pesadilla.
—Adiуs, Bella —dijo entonces con la misma voz suave, llena de calma.
—ЎEspera! —espetй mientras intentaba alcanzarle, deseando que mis piernas adormecidas me permitieran avanzar.
Durante un momento creн que йl tambiйn se acercaba, pero sus manos heladas se cerraron alrededor de mis muсecas y las inmovilizaron a mis costados. Se inclinу para acariciar ligeramente mi frente con los labios durante un segundo apenas perceptible. Se me cerraron los ojos.
—Cuнdate mucho —sentн su frнo hбlito sobre la piel.
Abrн los ojos de golpe cuando se levantу una ligera brisa artificial. Las hojas de una pequeсa enredadera de arce temblaron con la tenue agitaciуn del aire que produjo su partida.
Se habнa ido.
Le seguн, adentrбndome en el corazуn del bosque, con las piernas temblorosas, ignorando el hecho de que era un sinsentido. El rastro de su paso habнa desaparecido ipso facto. No habнa huellas y las hojas estaban en calma otra vez, pero seguн caminando sin pensar en nada. No podнa hacer otra cosa. Debнa mantenerme en movimiento, porque si dejaba de buscarle, todo habrнa acabado.
El amor, la vida, su sentido... todo se habrнa terminado.
Caminй y caminй. Perdн la nociуn del tiempo mientras me abrнa paso lentamente por la espesa maleza. Debieron de transcurrir horas, pero para mн apenas eran segundos. Era como si el tiempo se hubiera detenido, porque el bosque me parecнa el mismo sin importar cuan lejos fuera. Empecй a temer que estuviera andando en cнrculos —despuйs de todo, serнa uno muy pequeсo—, pero continuй caminando. Tropezaba a menudo y tambiйn me caн varias veces conforme oscurecнa cada vez mбs.
Al final, tropecй con algo, pero no supe dуnde se me habнa trabado el pie al ser noche cerrada. Me caн y me quedй allн tendida. Rodй sobre un costado de forma que pudiera respirar y me acurruquй sobre los helechos hъmedos.
Allн tumbada, tuve la sensaciуn de que el tiempo transcurrнa mбs deprisa de lo que podнa percibir. No recordaba cuбntas horas habнan pasado desde el anochecer. їSiempre reinaba semejante oscuridad de noche? Lo mбs normal serнa que algъn dйbil rayo de luna cruzara el manto de nubes y se filtrara entre las rendijas que dejaba el dosel de бrboles hasta alcanzar el suelo...
Pero no esa noche. Esa noche el cielo estaba oscuro como boca de lobo. Es posible que fuera una noche sin luna al haber un eclipse, por ser luna nueva.
Luna nueva. Temblй, aunque no tenнa frнo.
Reinу la oscuridad durante mucho tiempo, hasta que oн que me llamaban.
Alguien gritaba mi nombre. Sonaba sordo, sofocado por la maleza mojada que me envolvнa, pero no habнa duda de que era mi nombre. No identifiquй la voz. Pensй en responder, pero estaba aturdida y tardй mucho rato en llegar a la conclusiуn de que debнa contestar. Para entonces, habнan cesado las llamadas.
La lluvia me despertу poco despuйs. No creнa que hubiera llegado a dormirme de verdad. Simplemente, me habнa sumido en un sopor que me impedнa pensar, y me aferraba a ese aturdimiento con todas mis fuerzas; gracias a йl era incapaz de ser consciente de aquello que preferнa ignorar.
La llovizna me molestaba un poco. Estaba helada. Dejй de abrazarme las piernas para cubrirme el rostro con los brazos.
Fue entonces cuando oн de nuevo la llamada. Esta vez sonaba mбs lejos y algunas veces parecнa como si fueran muchas las voces que gritaban. Intentй respirar profundamente. Recordй que tenнa que contestar, aunque dudaba que pudieran oнrme. їSerнa capaz de gritar lo bastante alto?
De pronto, percibн otro sonido, sorprendentemente cercano. Era una especie de olisqueo, un sonido animal, como de un animal grande. Me preguntй si debнa sentir miedo. Claro que no, sуlo aturdimiento. Nada importaba. Y el olisqueo desapareciу.
No dejaba de llover y senda cуmo el agua se deslizaba por mi mejilla. Intentaba reunir fuerzas para volver la cabeza cuando vi la luz.
Al principio sуlo fue un tenue resplandor reflejado a lo lejos en los arbustos, pero se volviу mбs y mбs brillante hasta abarcar un espacio amplio, mucho mбs que el haz de luz de una linterna. La luminosidad impactу sobre el arbusto mбs cercano y me permitiу atisbar que era un farol de propano, pero no vi nada mбs, porque el destello fue tan intenso que me deslumbrу por un momento.
Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 86 | Нарушение авторских прав
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