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Tres son multitud 17 страница

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—Bella, їquй te pasa?

—Victoria —respondн entrecortadamente en cuanto fui capaz de recobrar el aliento entre los espasmos de las nбuseas.

En mi mente, Edward gruсу con furia ante la menciуn de ese nombre.

Sentн que Jacob me levantaba de mi postraciуn y me colocaba torpemente en su regazo de forma que mi cabeza desmadejada descansara sobre su hombro. Me sostuvo para que no perdiese el equilibrio, evitando que desfalleciera y cayera; retirу de mi rostro el sudado pelo negro.

—їQuiйn? —preguntу Jacob—. їMe oyes? ЎBella, Bella!

—No era la compaсera de Laurent —gemн apoyada en su hombro—, sуlo eran amigos...

—їNecesitas un poco de agua? їUn mйdico? Dime quй he de hacer —me pidiу, frenйtico.

—No estoy enferma, tengo miedo... —le expliquй entre susurros. En realidad, la palabra «miedo» no abarcaba todo el abanico de mis sentimientos.

Me dio unas palmaditas en la espalda.

—їTemes a Victoria?

Asentн con la cabeza entre estremecimientos.

—їVictoria es la hembra pelirroja?

Temblй de nuevo y gimoteй:

—Sн.

—їCуmo sabes que no era la compaсera del que matamos?

—Laurent me dijo que ella era la pareja de James —le expliquй mientras movнa la mano de la cicatriz de forma inconsciente.

Jacob girу mi rostro hacia йl y lo mantuvo firme con su mano enorme. Clavу su mirada en mis ojos.

—Bella, їte dijo algo mбs? Es importante. їSabes quй es lo que busca?

—Por supuesto —susurrй—, me busca a mн.

Sus ojos se abrieron como platos y luego los entrecerrу desmesuradamente.

—їPor quй? —inquiriу.

—Edward matу a James —Jacob me aferrу con tanta fuerza que resultу innecesario mi intento de tapar el agujero de mi pecho. Su abrazo me mantuvo de una pieza—. Victoria se ha obsesionado con йl, pero Laurent dijo que ella pensaba que serнa mбs justo matarme a mн que a Edward. Pareja por pareja. Supongo que no sabнa, aъn no lo sabe, que... —traguй con fuerza— que las cosas ya no son como antes entre nosotros, al menos por parte de Edward.

—їEs eso lo que sucediу? їPor quй se fueron los Cullen?

—Bueno, al fin y al cabo, no soy mбs que una humana, nada especial —le expliquй a la vez que me encogнa de hombros imperceptiblemente.

Algo muy similar a un gruсido —no un gruсido de verdad sino una aproximaciуn humana— retumbу en el pecho de Jacob, debajo de mi oнdo.

—Si ese idiota chupasangre es de verdad tan estъpido...

—Por favor —gemн—, por favor. No sigas.

Jacob vacilу y despuйs asintiу una vez.

—Esto es muy importante —repitiу, ahora con aire profesional—. Es exactamente lo que necesitбbamos saber. Debemos decнrselo a los demбs ahora mismo.

Se puso de pie y tirу de mн para que me incorporara. No me soltу las manos de la cintura para asegurarse de que no iba a caerme.

—Estoy bien —le mentн.

Pasу a tomarme de la cintura con una sola mano.

—Vamos.

Me guiу de regreso al coche.

—їAdonde nos dirigimos? —le preguntй.

—Aъn no estoy seguro —admitiу—. Voy a convocar un encuentro. Eh, quйdate aquн un minuto, їde acuerdo? —me apoyу contra un costado del vehнculo y me soltу la mano.

—їAdonde vas?

—Estarй de vuelta enseguida —me prometiу. Luego se girу, atravesу el aparcamiento a la carrera y cruzу la carretera para adentrarse en el bosque. Pasу fugazmente entre los бrboles con la velocidad y la elegancia de un venado.

—ЎJacob! —chillй con voz ronca a sus espaldas, pero ya se habнa ido.

No era el mejor momento para quedarme sola. Estaba hiperventilando cuando le perdн de vista. Me arrastrй al interior de la cabina del conductor y echй los seguros de las puertas a golpetazos. Eso no me hizo sentir mucho mejor.

Victoria ya me estaba acechando. Sуlo era cuestiуn de suerte que aъn no me hubiera encontrado, bueno, de suerte y de cinco hombres lobo adolescentes. Espirй con fuerza. No importaba lo que dijera Jacob, la idea de que йl fuera a estar cerca de Victoria resultaba horripilante, y no me importaba en quй se convirtiera cuando se enfadaba. Veнa a Victoria en mi mente, el rostro salvaje, la melena similar a las llamas, letal, indestructible...

Sin embargo, segъn Jacob, Laurent habнa muerto. їEra eso realmente posible? Edward me habнa dicho —de inmediato me llevй la mano al pecho para sujetбrmelo— lo difнcil que resultaba matar a un vampiro, era una tarea que sуlo otro de los suyos podнa llevar a cabo. Aun asн, Jake mantenнa que los licбntropos estaban hechos para esa tarea.

Tambiйn habнa dicho que iban a vigilar a Charlie de forma especial, y que deberнa confiar en ellos para mantener a mi padre con vida. їCуmo podнa creer en eso? ЎNinguno de nosotros estaba a salvo! Y Jacob el que menos, mбxime si intentaba interponerse entre Victoria y Charlie, entre Victoria y yo...

Me sentн como si estuviera a punto de volver a vomitar.

Un agudo golpeteo de nudillos en la ventanilla me hizo gritar de pбnico, pero sуlo era Jacob, que ya estaba de vuelta. Ali viada, levantй el seguro y le abrн la puerta con manos trйmulas.

—Estбs realmente asustada, їno? —me preguntу al entrar

Asentн con la cabeza.

—No lo estйs. Cuidaremos de ti y tambiйn de Charlie. Lo prometo.

—La posibilidad de que localices a Victoria me aterra mбs que la perspectiva de que ella me encuentre a mн.

Se echу a reнr.

—Has de confiar un poco mбs en nosotros. Es insultante.

Neguй con la cabeza. Habнa visto demasiados vampiros cu acciуn.

—їAdonde nos dirigimos ahora? —inquirн.

Frunciу los labios y permaneciу callado.

—їQuй sucede? їEs un secreto?

Torciу el gesto.

—En realidad, no, aunque es un poco extraсo. No quiero que te dй un ataque.

—A estas alturas ya me he acostumbrado a lo extraсo, ya sabes —intentй sonreнrle sin demasiado йxito.

Jacob me devolviу una enorme sonrisa con desenvoltura.

—Supongo que no te queda otro remedio. Vale. Mira, cuando adoptamos forma de lobo, podemos... podemos escucharnos unos a otros.

Se me desplomaron las cejas de puro desconcierto.

—No oнmos los sonidos —continuу—, pero escuchamos... pensamientos. De ese modo nos comunicamos entre nosotros sin importar cuбn lejos estemos unos de otros. Es de gran ayuda cuando cazamos, pero, aparte de eso, tambiйn supone una molestia enorme. Resulta muy embarazoso no tener secretos. Es muy extraсo, їverdad?

—їA eso te referнas anoche cuando me dijiste que se lo dirнas en cuanto los vieras, incluso aunque no quisieras?

—Las pillas al vuelo.

—Gracias.

—Y se te da muy bien desenvolverte con lo extraсo. Pensй que te iba a molestar.

—No es asн... Bueno, no eres la primera persona que he conocido capaz de leer los pensamientos ajenos, por lo que no se me antoja tan raro.

—їDe verdad? Espera... їTe refieres a tus chupasangres?

—Me gustarнa que no los llamaras asн.

Se echу a reнr.

—Lo que tъ digas. Entonces, їte refieres a los Cullen?

—No, sуlo... Sуlo a Edward.

Movн un brazo con disimulo para sujetarme el torso. Jacob parecнa desagradablemente sorprendido.

—Pensй que eran cuentos. He escuchado leyendas sobre vampiros capaces de hacerlo, dotados de esa capacidad adicional, pero siempre creн que se trataba de mitos.

—їHay algo que siga siendo un mito? —le preguntй con ironнa.

Puso cara de pocos amigos.

—Supongo que no. De acuerdo, vamos a reunimos con Sam y los demбs en el lugar donde solнamos montar en moto.

Arranquй el motor y di marcha atrбs para luego dirigirme a la carretera.

—їAcabas de convertirte en lobo hace un momento para hablar con Sam? —le preguntй con curiosidad.

Jacob asintiу. Parecнa avergonzado.

—Mantuvimos una charla muy corta. Procurй no pensar en ti para que ignoraran lo que estaba sucediendo. Temнa que Sam me dijera que no podнa llevarte.

—Eso no me hubiera detenido —no podнa sacudirme el prejuicio de que Sam era un mal tipo. Me rechinaron los dientes al oнr su nombre.

—Bueno, pero me hubiera detenido a —repuso Jacob, que ahora parecнa taciturno—. їRecuerdas que a veces, la noche pasada, no podнa terminar las frases? їY cуmo al final no te contй toda la historia?

—Sн, parecнas estar ahogбndote o algo asн.

Se riу entre dientes de forma misteriosa.

—Sн, casi, casi. Sam me ordenу que no te contara nada. Es el jefe de la manada, ya sabes. Es el alfa. Cuando nos dice que hagamos algo, o que no lo hagamos, bueno, eso significa que no podemos ignorarle.

—ЎQuй raro! —murmurй.

—Mucho —admitiу—. Es una cosa tнpica de lobos.

—Ya —no se me ocurrнa otra respuesta mejor.

—Sн, existen un montуn de normas de ese estilo... lobunas. Yo todavнa las estoy aprendiendo. No me imagino cуmo tuvo que ser para Sam. Ya es bastante malo pasar por ello con el apoyo de una manada, pero йl se las tuvo que apaсar totalmente solo.

—їSam estaba solo?

—Sн—contestу Jacob con un hilo de voz—. Fue horrible, lo mбs aterrador por lo que haya pasado jamбs, peor todavнa de lo que podнa imaginar, cuando yo... cambiй. Pero no estaba solo... Habнa voces en mi mente que me explicaban lo que habнa sucedido y lo que tenнa que hacer. Creo que eso fue lo que impidiу que enloqueciera, pero Sam... —meneу la cabeza—. Sam no tuvo ayuda.

Eso requerнa que hiciera ciertas reconsideraciones por mi parte. Era difнcil no compadecer a Sam cuando Jacob te lo explicaba de ese modo. Tuve que recordarme que ya no habнa razуn alguna para odiarle.

—їSe enfadarбn porque vaya contigo? —preguntй.

Puso mala cara.

—Probablemente.

—Tal vez no deberнa...

—No, no, estб bien —me asegurу—. Sabes un montуn de cosas que nos van a ser ъtiles. No es como si se tratara de otro humano ignorante. Eres como... no sй... como una espнa o algo asн. Has estado tras las lнneas enemigas.

Desaprobй aquello en mi fuero interno. їEra eso lo que Jacob querнa de mн? їUna persona con acceso a informaciуn privilegiada que les iba a ayudar a destruir a sus enemigos? Sin embargo, yo no era una espнa. No habнa reunido ese tipo de informaciуn. Sus palabras ya me habнan hecho sentirme como una traidora.

Pero yo querнa que йl le parara los pies a Victoria, їno?

No.

Querнa que acabaran con ella, preferiblemente antes de que me torturara hasta morir, atacara a Charlie o matara a otro forastero, pero no deseaba que fuera Jacob quien lo hiciera, ni siquiera que lo intentara. No querнa a Jacob en un radio de ciento cincuenta kilуmetros a la redonda de Victoria.

—Conoces cosas como la capacidad de leer la mente del chupasangre —continuу, haciendo caso omiso de mi peticiуn—. Йse es el tipo de informaciуn que necesitamos. Es lo que nos da pie para creer que esas historias son ciertas, y lo hace todo mбs complicado. Eh, їcrees que la tal Victoria tiene algъn don especial?

—No lo creo —dudй y luego suspirй—. Supongo que йl lo hubiera mencionado.

—їЙl? Ah, te refieres a Edward... Perdуn, lo olvidй. No te gusta pronunciar ni oнr su nombre.

Me apretй con fuerza el torso mientras intentaba ignorar las punzadas del borde de la abertura de mi pecho.

—No, la verdad es que no.

—Perdona.

—їCуmo me conoces tan bien, Jacob? A veces, da la impresiуn de que eres capaz de leerme la mente.

—Quй va, sуlo presto atenciуn.

Nos hallбbamos en la pista estrecha de tierra donde Jacob me habнa enseсado a montar en moto.

—їEs aquн?

—Sн, sн.

Frenй y apaguй el motor.

—Eres muy desdichada, їverdad? —murmurу.

Asentн mientras contemplaba el bosque sombrнo con la mirada perdida.

—їNo has pensado alguna vez que quizбs te sentirнas mejor si te marcharas?

Inspirй despacio y espirй.

—No.

—Porque йl no era el mejor...

—Por favor, Jacob —le atajй; luego le implorй con un hilo de voz—: їNo podemos hablar de otra cosa? No soporto este tema de conversaciуn.

—Vale —respirу hondo—. Lamento haber dicho algo que te molestara.

—No te sientas mal. Si las cosas fueran diferentes, serнa muy reconfortante para mн haber encontrado a alguien, por fin, con quien poder hablar del asunto.

Йl asintiу.

—Sн, lo pasй muy mal escondiйndote el secreto durante dos semanas. Debe de haber sido un infierno no poder hablar con nadie.

—Un infierno —coincidн.

Jacob tomу aliento de forma ostensible.

—Ahн estбn, vamos.

—їEstбs seguro? —inquirн mientras йl cerraba de golpe la puerta abierta—. Tal vez no deberнa estar aquн.

—Sabrбn comportarse —dijo, y luego esbozу una gran sonrisa—: їQuiйn teme al lobo feroz?

—Ja, ja —le soltй, pero salн del coche y me apresurй a rodear el frontal para permanecer al lado de Jacob. Lo ъnico que recordaba en ese momento —con demasiada claridad— era la imagen de los lobos del prado. Las manos me temblaban tanto como las de Jacob antes, pero a causa del pбnico y no de la furia.

Jake me tomу la mano y la estrechу.

—Allб vamos.

 

La familia

Me acurruquй junto a Jacob y escudriсй la espesura en busca de los demбs hombres lobo. Cuando aparecieron entre los бrboles no eran como habнa esperado. Tenнa la imagen de los lobos grabada en mi cabeza. Йstos eran tan sуlo cuatro chicos medio desnudos y realmente grandes.

De nuevo, me recordaron a hermanos cuatrillizos. Debiу de ser la forma en que se movieron —casi sincronizados— para interponerse en nuestro camino, o el hecho de que todos tuvieran los mismos mъsculos grandes y redondeados bajo la misma piel entre rojiza y marrуn, el mismo cabello negro cortado al rape, y tambiйn la forma en que sus rostros cambiaban de expresiуn en el mismo instante.

Salieron del bosque con curiosidad y tambiйn con cautela. Al verme allн, medio escondida detrбs de Jacob, los cuatro se enfurecieron a la vez.

Sam seguнa siendo el mбs grande, aunque Jacob estaba cerca ya de alcanzarle. Realmente Sam no contaba como un chico. Su rostro parecнa el de una persona mayor; no porque tuviera arrugas o seсales de la edad, sino por la madurez y la serenidad de su expresiуn.

—їQuй has hecho, Jacob? —preguntу.

Uno de los otros, a quien no reconocн —Jared o Paul—, hablу antes de que Jacob tuviera tiempo de defenderse.

—їPor quй no te limitas a seguir las normas, Jacob? —gritу, agitando los brazos—. їEn quй demonios estбs pensando? їTe parece que ella es mбs importante que todo lo demбs, que toda la tribu? їMбs importante que la gente a la que estбn matando?

—Ella puede ayudarnos —repuso Jacob sin alterarse.

—ЎAyudarnos! —exclamу el chico, furioso. Los brazos le empezaron a temblar—. ЎClaro, es lo mбs probable! Seguro que esta amiga de las sanguijuelas se muere por ayudarnos.

—ЎNo hables asн de ella! —respondiу Jacob, escocido por las crнticas.

Un escalofrнo recorriу los hombros y la espina dorsal del otro muchacho.

—ЎPaul, relбjate! —le ordenу Sam.

Paul sacudiу la cabeza de un lado a otro, no en seсal de desafнo, sino como si tratara de concentrarse.

—Demonios, Paul —murmurу uno de los otros, probablemente Jared—. Contrуlate.

Paul girу la cabeza hacia Jared, enseсando los dientes en seсal de irritaciуn. Despuйs volviу su mirada colйrica hacia mн. Jacob dio un paso adelante para cubrirme con su cuerpo.

Fue la gota que colmу el vaso.

—ЎMuy bien, protйgela! —rugiу Paul, furioso. Otro temblor, mбs bien una convulsiуn, recorriу su cuerpo. Paul echу el cuello hacia atrбs y un autйntico aullido brotу de entre sus dientes.

—ЎPaul! —gritaron al unнsono Sam y Jacob.

Paul empezу a vibrar con violencia y cayу hacia delante. Antes de llegar al suelo se oyу un fuerte sonido de desgarro y el chico explotу.

Una piel peluda, de color plateado oscuro, brotу de su interior y se hinchу hasta adoptar una forma que superaba en mбs de cinco veces su tamaсo anterior; una figura enorme, acurrucada y presta para saltar.

El lobo arrugу el hocico descubriendo los dientes, y otro gruсido hizo estremecer su colosal pecho. Sus ojos oscuros y rabiosos se clavaron en mн.

En ese mismo segundo, Jacob atravesу corriendo la carretera, directo hacia el monstruo.

—ЎJacob! —gritй.

A media zancada, un fuerte temblor sacudiу la columna vertebral de Jacob, que saltу de cabeza hacia delante.

Con otro penetrante sonido de desgarro, Jacob estallу a su vez. Al hacerlo se desprendiу de su piel, yjirones de tela blanca y negra volaron por los aires. Todo ocurriу tan rбpido que, si hubiese parpadeado, me habrнa perdido la transformaciуn. Un segundo antes, Jacob saltaba de cabeza, y un segundo despuйs se habнa convertido en un gigantesco lobo de color pardo rojizo —tan descomunal que yo no podнa comprender cуmo aquella ingente masa habнa encajado dentro del cuerpo de mi amigo—, que embestнa contra la bestia plateada.

Jacob chocу de cabeza contra el otro hombre lobo. Sus furiosos rugidos resonaron como truenos entre los бrboles.

Los harapos blancos y negros —restos de la ropa de Jacob— cayeron flotando hasta el suelo en el mismo lugar donde йl habнa desaparecido.

—ЎJacob! —gritй de nuevo, mientras trataba de acercarme a йl.

—Quйdate donde estбs, Bella —me ordenу Sam.

Era difнcil oнrle por encima de los bramidos de ambos lobos, que se mordнan y araсaban buscando la garganta del rival con sus afilados dientes. Jacob parecнa ir ganando: era apreciablemente mбs grande, y tambiйn parecнa mucho mбs fuerte.

Se servнa del hombro para embestir contra el lobo gris una y otra vez, obligбndolo a retroceder hacia los бrboles.

—ЎLlevadla a casa de Emily! —ordenу Sam a los otros chicos, que se habнan quedado absortos contemplando la pelea.

Jacob habнa conseguido sacar al lobo gris del camino a fuerza de empujones, y ahora ambos habнan desaparecido en la espesura, aunque sus rugidos se oнan aъn con fuerza. Sam corriу tras ellos, quitбndose los zapatos sobre la marcha. Cuando se lanzу entre los бrboles estaba temblando de pies a cabeza.

Los gruсidos y ruidos de ramas tronchadas empezaban a perderse a lo lejos. De repente, el sonido se interrumpiу y en la carretera volviу a reinar el silencio.

Uno de los chicos empezу a reнrse.

Me di la vuelta para mirarle fijamente; mis ojos estaban abiertos de par en par y paralizados, incapaces siquiera de parpadear.

Al parecer, el chico se estaba riendo de mi expresiуn.

—Bueno, esto es algo que no ves todos los dнas —dijo con una risita disimulada. Su cara me resultaba vagamente familiar. Era mбs delgado que los otros... Sн, Embry Call.

—Yo sн —gruсу Jared, el otro chico—. A diario.

—Quй va. Paul no pierde los estribos todos los dнas —repuso Embry, sin dejar de sonreнr—. Como mucho, dos de cada tres.

Jared se agachу para recoger algo blanco del suelo y lo sostuvo en alto para enseсбrselo a Embry. Lo que fuera, colgaba de su mano en flбcidas tiras.

—Estб hecha polvo —dijo Jared—. Billy dijo que era el ъltimo par que podнa comprarle. Supongo que Jacob tendrб que ir descalzo a partir de ahora.

—Йsta ha sobrevivido —dijo Embry, recogiendo una deportiva blanca—. Al menos, Jake podrб ir a la pata coja —aсadiу con una carcajada.

Jared se dedicу a recolectar harapos del suelo.

—Ten los zapatos de Sam. Todo lo demбs estб para tirarlo a la basura.

Embry tomу los zapatos y despuйs corriу hacia los бrboles entre los que habнa desaparecido Sam. Volviу pocos segundos despuйs, con unos vaqueros cortados al hombro. Jared recogiу los jirones de las ropas de Jacob y Paul e hizo una bola con ellos. De pronto, pareciу acordarse de mi presencia.

Me mirу con detenimiento, como si me estuviera evaluando.

—Eh, no irбs a desmayarte o vomitar, o algo de eso... —me espetу.

Creo que no —respondн despuйs de tragar saliva.

—No tienes buen aspecto. Es mejor que te sientes.

—Vale —murmurй. Por segunda vez en la misma maсana, metн la cabeza entre las rodillas.

—Jake deberнa habernos avisado —se quejу Embry.

—No tendrнa que haber metido a su chica en esto. їQuй esperaba?

—Bueno, se ha descubierto el pastel —Embry suspirу—. Enhorabuena, Jake.

Levantй la cabeza y me quedй mirando a ambos chicos, que al parecer se lo estaban tomando todo muy a la ligera.

—їEs que no os preocupa lo que les pueda pasar? —les preguntй.

Embry parpadeу, sorprendido.

—їPreocuparnos? їPor quй?

—ЎPueden hacerse daсo!

Embry y Jared se troncharon de risa.

—Ojalб Paul le dй un buen mordisco —dijo Jared—. Eso le enseсarб una lecciуn.

Yo empalidecн.

—ЎLo llevas claro! —repuso Embry—. їHas visto a Jake? Ni siquiera Sam puede entrar en fase de esa forma, en pleno salto. Al ver que Paul perdнa el control, їcuбnto ha tardado en atacarle, medio segundo? Ese tнo tiene un don.

—Paul lleva luchando mбs tiempo. Te apuesto diez pavos a que le deja una marca.

—Trato hecho. Jake es un superdotado. Paul no tiene absolutamente nada que hacer.

Se estrecharon la mano con una sonrisa.

Intentй tranquilizarme al ver que no estaban preocupados, pero no podнa quitarme de la cabeza las imбgenes brutales de los dos licбntropos a la greсa. Tenнa el estуmago revuelto, vacнo y conacidez, y la inquietud me habнa provocado dolor de cabeza.

—Vamos a ver a Emily. Seguro que tiene comida preparada —Embry bajу la mirada hacia mн—. їTe importa llevarnos?

—No hay problema —dije, medio atragantada.

Jared enarcу una ceja.

—Creo que es mejor que conduzcas tъ, Embry. Aъn tiene pinta de ir a devolver de un momento a otro.

—Buena idea. їDуnde estбn las llaves? —me preguntу Embry.

—Puestas en el contacto.

Embry abriу la puerta del acompaсante.

—Pasa —me dijo en tono alegre, levantбndome del suelo con una mano y poniйndome sobre el asiento. Despuйs estudiу el sitio disponible—. Tendrбs que ir detrбs —le dijo a Jared.

—Mejor. No tengo mucho estуmago. Cuando eche la pota prefiero no verlo.

—Apuesto a que es mбs dura que eso. Al fin y al cabo, anda con vampiros.

—їCinco pavos? —propuso Jared.

—Hecho. Me siento culpable por quitarte asн tu dinero.

Embry entrу y puso en marcha el motor mientras Jared se encaramaba de un salto a la parte de atrбs. En cuanto cerrу su puerta, Embry me dijo en voz baja:

—Procura no vomitar, їvale? Sуlo tengo un billete de diez y si Paul ha conseguido clavarle los dientes a Jacob...

—Vale—musitй.

Embry nos llevу de vuelta al pueblo.

—Oye, їcуmo ha conseguido Jake burlar el requerimiento?

—El... їquй?

—La orden. Ya sabes, lo de no irse de la lengua. їCуmo es que te ha hablado de esto?

—Ah, ya—dije, recordando cуmo la noche anterior Jake casi se atraganta al intentar decirme la verdad—. No lo ha hecho. Yo lo he adivinado.

Embry se mordisqueу los labios, con gesto de sorpresa.

—Mmm. Supongo que es posible.

—їAdуnde vamos? —preguntй.

—A casa de Emily. Es la chica de Sam. Bueno, creo que ahora es su prometida. Se reunirбn allн con nosotros cuando Sam termine de regaсarles por lo que acaba de pasar y cuando Paul y Jake se agencien ropa nueva, si es que a Paul le queda algo.

—їSabe Emily que...?

—Sн. Ah, y no te quedes mirбndola. A Sam no le hace gracia.

Fruncн el ceсo.

—їPor quй iba a quedarme mirбndola?

Embry parecнa incуmodo.

—Como acabas de ver, andar con hombres lobo tiene sus riesgos —se apresurу a cambiar de tema—. Oye, їestбs bien despuйs de lo que pasу en el prado con esa sanguijuela de pelo negro? No parecнa amigo tuyo, pero... — Embry se encogiу de hombros.

—No, no era mi amigo.

—Eso estб bien. No querнamos empezar de nuevo. Me refiero a romper el tratado, ya sabes.

—Ah, sн. Jake me hablу de ese pacto hace mucho. їPor quй matar a Laurent significa romperlo?

—Laurent —resoplу Embry, como si le hiciera gracia que el vampiro tuviese nombre—. Bueno, tйcnicamente estбbamos en terreno de los Cullen. No se nos permite atacar a ningъn Cullen fuera de nuestro territorio... a no ser que sean ellos quienes rompan primero el tratado. No sabemos si ese tнo del pelo negro era pariente de ellos, o algo asн. Por lo visto, tъ le conocнas.

—їY cуmo pueden romper ellos el tratado?

—Mordiendo a un humano, pero Jake no estaba dispuesto a dejar que la cosa llegara tan lejos.

—Ah, ya veo. Gracias. Me alegro de que no esperaseis tanto.

—Fue un placer —contestу йl, y por su tono parecнa hablar en sentido literal.

Embry siguiу por la autovнa hasta dejar atrбs la casa que estaba mбs al este, y despuйs tomу un estrecho sendero de tierra.

—Esta tartana es un poco lenta —me soltу.

—Lo siento.

Al final del sendero habнa una diminuta casa —que en tiempos habнa sido gris— con una ъnica ventana estrecha junto a la puerta, pintada de un azul descolorido; pero la jardinera que habнa bajo ella estaba llena de calйndulas amarillas y naranjas que brindaban al lugar un aspecto muy alegre.

Embry abriу la puerta del monovolumen y olfateу el aire.

—Quй bien, Emily estб cocinando.

Jared saltу de la parte trasera del vehнculo y se dirigiу hacia la puerta, pero Embry le puso una mano en el pecho y le detuvo. Mirбndome con un gesto significativo, carraspeу.

—No llevo la cartera encima —se excusу Jared.

—No importa. Me acordarй.

Subieron el ъnico escalуn y entraron en la casa sin llamar. Los seguн con timidez.

El salуn era cocina en su mayor parte, como en el hogar de Jacob. Una mujer joven, de piel cobriza y lustrosa y cabello largo, liso y negro como azabache estaba tras la barra, junto al fregadero, sacando panecillos de un molde y colocбndolos sobre una bandeja de papel. Durante un segundo, pensй que Embry me habнa dicho que no me quedara mirбndola porque la chica era muy bonita.

Despuйs preguntу con voz melodiosa: «їTenйis hambre?», y se volviу hacia nosotros, con una sonrisa en media cara.

La parte derecha de su rostro, desde el nacimiento del pelo hasta la barbilla, estaba surcada por tres gruesas cicatrices de color cбrdeno, aunque hacнa mucho tiempo que debнan de haberse curado. Una de ellas deformaba las comisuras de su ojo derecho, que era oscuro y de forma almendrada, mientras que otra retorcнa el lado derecho de su boca en una mueca permanente.

Agradeciendo la advertencia de Embry, me apresurй a desviar la mirada hacia los panecillos que tenнa en las manos. Olнan de maravilla, a arбndano fresco.

—Oh —dijo Emily, sorprendida—. їQuiйn es?

Levantй los ojos, intentando enfocarlos en el lado izquierdo de su cara.

—Bella Swan —dijo Jared, encogiйndose de hombros. Por lo visto, ya habнan hablado antes de mн—. їQuiйn querнas que fuera?

—Deja que Jacob se encargue de solucionarlo —murmurу Emily, mirбndome fijamente. Ninguna de las dos mitades de aquel rostro, que en tiempos fue bello, se mostraba amistosa—. Asн que tъ eres la chica vampiro.

Me envarй.

—Sн. їY tъ eres la chica lobo?

Ella se riу, al igual que Embry y Jared. La parte izquierda de su rostro adoptу un gesto mбs cбlido.

—Supongo que sн —volviйndose hacia Jared, preguntу—: їDуnde estб Sam?

—Esto, digamos que Bella ha sacado de sus casillas a Paul.

Emily puso en blanco el ojo bueno.

—Ay, este Paul —suspirу—. їCrees que tardarбn mucho? Estaba a punto de ponerme a cuajar los huevos.

—No te preocupes —respondiу Embry—. Aunque tarden, no dejaremos que sobre nada.

Emily se riу entre dientes y abriу el frigorнfico.

—No lo dudo —dijo—. їTienes hambre, Bella? Vamos, cуmete un panecillo.

—Gracias.

Tomй uno de la bandeja y empecй a mordisquear los bordos. Estaba delicioso, y a mi delicado estуmago pareciу sentarle bien. Embry tomу su tercer panecillo y se lo metiу entero en la boca.

—Deja alguno para tus hermanos —le regaсу Emily, pegбndole en la cabeza con una cuchara de madera. La palabra me sorprendiу, pero los demбs no le dieron importancia.

—Cerdo —comentу Jared.

Me apoyй en la barra y observй cуmo los tres se gastaban bromas, igual que si fueran de la misma familia. La cocina de Emily era un lugar acogedor y luminoso, con armarios blancos y el suelode madera clara. Sobre la pequeсa mesaredonda habнa un jarrуn blanco y azul, de porcelana china envejecida, lleno de flores silvestres. Embry y Jared parecнan estar a sus anchas en aquella casa.

Emily estaba batiendo en un gran cuenco amarillo una cantidad exagerada de huevos, varias docenas. Cuando se remangу la camisa de color lavanda, pude ver que las cicatrices se prolongaban por todo el brazo hasta llegar a la mano derecha. Tal y como habнa dicho Embry, andar en compaснa de licбntropos tenнa sus riesgos.

La puerta principal se abriу y Sam entrу en la casa.

—Emily —saludу.

Su voz estaba impregnada de tanto amor que me avergoncй y me sentн como una intrusa mientras veнa a Sam cruzar la sala de una zancada y tomar el rostro de Emily entre sus grandes manos. Se inclinу, besу primero las oscuras cicatrices de su mejilla derecha y despuйs la besу en los labios.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 82 | Нарушение авторских прав


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