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A travйs de la nбusea y el vйrtigo, atisbй algo que me dio un ъltimo hilo de esperanza. Los ojos de James, que poco antes sуlo mostraban interйs, ahora ardнan con una incontrolable necesidad. La sangre, que extendнa su color carmesн por la camiseta blanca y empezaba a formar un charco rбpidamente en el piso, lo estaba enloqueciendo a causa de su sed. No importaban ya cuбles fueran sus intenciones originales, no se podrнa refrenar mucho tiempo.
Ojala que fuera rбpido a partir de ahora, todo lo que podнa esperar es que la pйrdida de sangre se llevara mi conciencia con ella. Se me cerraban los ojos.
Oн el gruсido final del cazador como si proviniera de debajo del agua. Pude ver, a travйs del tъnel en el que se habнa convertido mi visiуn, cуmo su sombra oscura caнa sobre mн. Con un ъltimo esfuerzo, alcй la mano instintivamente para protegerme la cara. Entonces se me cerraron los ojos y me dejй ir.
EL ANGEL
Mientras iba a la deriva, soсй.
En el lugar donde flotaba, debajo de las aguas negras, oн el sonido mбs feliz que mi mente podнa conjurar, el mбs hermoso, el ъnico que podнa elevarme el espнritu y a la vez, el mбs espantoso. Era otro gruсido, un rugido salvaje y profundo, impregnado de la mбs terrible ira.
El dolor agudo que traspasaba mi mano alzada me trajo de vuelta, casi hasta la superficie, pero no era un camino de regreso lo bastante amplio para que me permitiera abrir los ojos.
Entonces, supe que estaba muerta...
... porque oн la voz de un бngel pronunciando mi nombre a travйs del agua densa, llamбndome al ъnico cielo que yo anhelaba.
— ЎOh no, Bella, no! —gritу la voz horrorizada del бngel.
Se produjo un ruido, un terrible tumulto que me asustу detrбs de aquel sonido anhelado. Un gruсido grave y despiadado, un sonido seco, espantoso y un lamento lleno de agonнa, que repentinamente se quebrу...
Yo en cambio decidн concentrarme en la voz del бngel.
— ЎBella, por favor! ЎBella, escъchame; por favor, por favor, Bella, por favor! —suplicaba.
Sн, quise responderle. Querнa decirle algo, cualquier cosa, pero no encontraba los labios.
— ЎCarlisle! —Llamу el бngel con su voz perfecta cargada de angustia—. ЎBella, Bella, no, oh, no, por favor, no, no!
El бngel empezу a sollozar sin lбgrimas, roto de dolor.
Un бngel no deberнa llorar, eso no estб bien. Intentй ponerme en contacto con йl, decirle que todo iba a salir bien, pero las aguas eran tan profundas que me aprisionaban y no podнa respirar.
Sentн un punto de dolor taladrarme la cabeza. Dolнa mucho, pero entonces, mientras ese dolor irrumpнa a travйs de la oscuridad para llegar hasta mн, acudieron otros mucho mбs fuertes. Gritй mientras intentaba aspirar aire y emerger de golpe del estanque oscuro.
— ЎBella! —gritу el бngel.
—Ha perdido algo de sangre, pero la herida no es muy profunda —explicaba una voz tranquila—. Echa una ojeada a su pierna, estб rota.
El бngel reprimiу en los labios un aullido de ira.
Sentн una punzada aguda en el costado. Aquel lugar no era el cielo, mбs bien no. Habнa demasiado dolor aquн para que lo fuera.
—Y me temo que tambiйn lo estйn algunas costillas —continuу la voz serena de forma metуdica.
Aquellos dolores agudos iban remitiendo. Sin embargo, apareciу uno nuevo, una quemazуn en la mano que anulaba a todos los demбs.
Alguien me estaba quemando.
—Edward —intentй decirle, pero mi voz sonaba pastosa y dйbil. Ni yo era capaz de entenderme.
—Bella, te vas a poner bien. їPuedes oнrme, Bella? Te amo.
—Edward —lo intentй de nuevo, parecнa que se me iba aclarando la voz.
—Sн, estoy aquн.
—Me duele —me quejй.
—Lo sй, Bella, lo sй —entonces, a lo lejos, le escuchй preguntar angustiado—. їNo puedes hacer nada?
—Mi maletнn, por favor... No respires, Alice, eso te ayudarб —asegurу Carlisle.
— їAlice? —gemн.
—Estб aquн, fue ella la que supo dуnde podнamos encontrarte.
—Me duele la mano —intentй decirle.
—Lo sй, Bella, Carlisle te administrarб algo que te calme el dolor.
— ЎMe arde la mano! —conseguн gritar, saliendo al fin de la oscuridad y pestaсeando sin cesar.
No podнa verle la cara porque una cбlida oscuridad me empaсaba los ojos. їPor quй no veнan el fuego y lo apagaban?
La voz de Edward sonу asustada.
— їBella?
— ЎFuego! ЎQue alguien apague el fuego! —gritй mientras sentнa cуmo me quemaba.
— ЎCarlisle! ЎLa mano!
—La ha mordido.
La voz de Carlisle habнa perdido la calma, estaba horrorizado. Oн cуmo Edward se quedaba sin respiraciуn, del espanto.
—Edward, tienes que hacerlo —dijo Alice, cerca de mi cabeza; sus dedos frнos me limpiaron las lбgrimas.
— ЎNo! —rugiу йl.
—Alice —gemн.
—Hay otra posibilidad —intervino Carlisle.
— їCuбl? —suplicу Edward.
—Intenta succionar la ponzoсa, la herida es bastante limpia.
Mientras Carlisle hablaba podнa sentir cуmo aumentaba la presiуn en mi cabeza, y algo pinchaba y tiraba de la piel. El dolor que esto me provocaba desaparecнa ante la quemazуn de la mano.
— їFuncionarб? —Alice parecнa tensa.
—No lo sй —reconociу Carlisle—, pero hay que darse prisa.
—Carlisle, yo... —Edward vacilу—. No sй si voy a ser capaz de hacerlo.
La angustia habнa aparecido de nuevo en la voz del бngel.
—Sea lo que sea, es tu decisiуn, Edward. No puedo ayudarte. Debemos cortar la hemorragia si vas a sacarle sangre de la mano.
Me retorcн prisionera de esta ardiente tortura, y el movimiento hizo que el dolor de la pierna llameara de forma escalofriante.
— ЎEdward! —gritй y me di cuenta de que habнa cerrado los ojos de nuevo. Los abrн, desesperada por volver a ver su rostro y allн estaba. Por fin pude ver su cara perfecta, mirбndome fijamente, crispada en una mбscara de indecisiуn y pena.
—Alice, encuentra algo para que le entablille la pierna —Carlisle seguнa inclinado sobre mн, haciendo algo en mi cabeza—. Edward, has de hacerlo ya o serб demasiado tarde.
El rostro de Edward se veнa demacrado. Le mirй a los ojos y al fin la duda se vio sustituida por una determinaciуn inquebrantable. Apretу las mandнbulas y sentн sus dedos fuertes y frescos en mi mano ardiente, colocбndola con cuidado. Entonces inclinу la cabeza sobre ella y sus labios frнos presionaron contra mi piel.
El dolor empeorу. Aullй y me debatн entre las manos heladas que me sujetaban. Oн hablar a Alice, que intentaba calmarme. Algo pesado me inmovilizу la pierna contra el suelo y Carlisle me sujetу la cabeza en el torno de sus brazos de piedra.
Entonces, despacio, dejй de retorcerme conforme la mano se me entumecнa mбs y mбs. El fuego se habнa convertido en un rescoldo mortecino que se concentraba en un punto mбs pequeсo.
Y mientras el dolor desaparecнa, sentн cуmo perdнa la conciencia, deslizбndome hacia alguna parte. Me aterraba volver a aquellas aguas negras y perderme de nuevo en la oscuridad.
—Edward —intentй decir, pero no conseguн escuchar mi propia voz, aunque ellos sн parecieron oнrme.
—Estб aquн a tu lado, Bella.
—Quйdate, Edward, quйdate conmigo...
—Aquн estoy.
Parecнa agotado, pero triunfante. Suspirй satisfecha. El fuego se habнa apagado y los otros dolores se habнan mitigado mientras el sopor se extendнa por todo mi cuerpo.
— їHas extraнdo toda la ponzoсa? —preguntу Carlisle desde un lugar muy, muy lejano.
—La sangre estб limpia —dijo Edward con serenidad—. Puedo sentir el sabor de la morfina.
— їBella? —me llamу Carlisle.
Hice un esfuerzo por contestarle.
— їMmm?
— їYa no notas la quemazуn?
—No —suspirй—. Gracias, Edward.
—Te quiero —contestу йl.
—Lo sй —inspirй aire, me sentнa tan cansada...
Y entonces escuchй mi sonido favorito sobre cualquier otro en el mundo: la risa tranquila de Edward, temblando de alivio.
— їBella? —me preguntу Carlisle de nuevo. Fruncн el entrecejo, querнa dormir.
— їQuй?
— їDуnde estб tu madre?
—En Florida —suspirй de nuevo—. Me engaсу, Edward. Vio nuestros vнdeos.
La indignaciуn de mi voz sonaba lastimosamente dйbil...
Pero eso me lo recordу.
—Alice —intentй abrir los ojos—. Alice, el vнdeo... Йl te conocнa, conocнa tu procedencia —querнa decнrselo todo de una vez, pero mi voz se iba debilitando. Me sobrepuse a la bruma de mi mente para aсadir—: Huelo gasolina.
—Es hora de llevбrsela —dijo Carlisle.
—No, quiero dormir —protestй.
—Duйrmete, mi vida, yo te llevarй —me tranquilizу Edward.
Y entonces me tomу en sus brazos, acunada contra su pecho, y flotй, sin dolor ya.
Las ъltimas palabras que oн fueron:
—Duйrmete ya, Bella.
PUNTO MUERTO
Vi una deslumbrante luz nнvea al abrir los ojos. Estaba en una habitaciуn desconocida de paredes blancas. Unas persianas bajadas cubrнan la pared que tenнa al lado. Las luces brillantes que tenнa encima de la cabeza me deslumbraban. Estaba recostada en una cama dura y desnivelada, una cama con barras. Las almohadas eran estrechas y llenas de bultos. Un molesto pitido sonaba desde algъn lugar cercano. Esperaba que eso significara que seguнa viva. La muerte no podнa ser tan incуmoda.
Unos tubos traslъcidos se enroscaban alrededor de mis manos y debajo de la nariz tenнa un objeto pegado al rostro. Alcй la mano para quitбrmelo.
—No lo hagas.
Unos dedos helados me atraparon la mano.
— їEdward?
Ladeй levemente la cabeza y me encontrй con su rostro exquisito a escasos centнmetros del mнo. Reposaba el mentуn sobre el extremo de mi almohada. Comprendн que seguнa con vida, pero esta vez con gratitud y jъbilo.
— ЎAy, Edward! ЎCuбnto lo siento!
—Shhh... —me acallу—. Ahora todo estб en orden.
— їQuй sucediу?
No conseguнa recordarlo con claridad, y mi mente parecнa resistirse cada vez que intentaba rememorarlo.
—Estuve a punto de llegar tarde. Pude no haber llegado a tiempo —susurrу con voz atormentada.
— ЎQuй tonta fui! Creн que tenнa a mi madre en su poder.
—Nos engaсу a todos.
—Necesito telefonear a Charlie y a mamб —me percatй a pesar de la nube de confusiуn.
—Alice los ha llamado. Renйe estб aquн, bueno, en el hospital. Se acaba de marchar para comer algo.
— їEstб aquн?
Intentй incorporarme, pero se agravу el mareo de mi cabeza. Las manos de Edward me empujaron suavemente hacia las almohadas.
—Va a volver enseguida —me prometiу—, y tъ necesitas permanecer en reposo.
—Pero їquй le has dicho? —me aterrй. No querнa que me calmaran. Mamб estaba allн y yo me estaba recobrando del ataque de un vampiro—. їPor quй le has dicho que me habнan hospitalizado?
—Rodaste por dos tramos de escaleras antes de caer por una ventana —hizo una pausa—. Has de admitir que pudo suceder.
Suspirй, y me doliу. Echй una ojeada por debajo de la sбbana a la parte inferior de mi cuerpo, al enorme bulto que era mi pierna.
— їCуmo estoy?
—Tienes rotas una pierna y cuatro costillas, algunas contusiones en la cabeza y moraduras por todo el cuerpo y has perdido mucha sangre. Te han efectuado varias transfusiones. No me gusta, hizo que olieras bastante mal durante un tiempo.
—Eso debiу de suponer un cambio agradable para ti.
—No, me gusta cуmo hueles.
— їCуmo lo conseguiste? —preguntй en voz baja.
De inmediato, supo a quй me referнa.
—No estoy seguro.
Rehuyу la mirada de mis ojos de asombro al tiempo que alzaba mi mano vendada y la sostenнa gentilmente con la suya, teniendo mucho cuidado de no romper un cable que me conectaba a uno de los monitores.
Esperй pacientemente a que me contara lo demбs.
Suspirу sin devolverme la mirada.
—Era imposible contenerse —susurrу—, imposible. Pero lo hice —al fin, alzу la mirada y esbozу una media sonrisa—. Debe de ser que te quiero.
— їNo tengo un sabor tan bueno como mi olor?
Le devolvн la sonrisa y me doliу toda la cara.
—Mejor aъn, mejor de lo que imaginaba.
—Lo siento —me disculpй.
Mirу al techo.
—Tienes mucho por lo que disculparte.
— їPor quй deberнa disculparme?
—Por estar a punto de apartarte de mн para siempre.
—Lo siento —pedн perdуn otra vez.
—Sй por quй lo hiciste —su voz resultaba reconfortante—. Sigue siendo una locura, por supuesto. Deberнas haberme esperado, deberнas habйrmelo dicho.
—No me hubieras dejado ir.
—No —se mostrу de acuerdo—. No te hubiera dejado.
Estaba empezando a rememorar algunos de los recuerdos mбs desagradables. Me estremecн e hice una mueca de dolor.
Edward se preocupу de inmediato.
—Bella, їquй te pasa?
— їQuй le ocurriу a James?
—Emmett y Jasper se encargaron de йl despuйs de que te lo quitase de encima —concluyу Edward, que hablaba con un hondo pesar.
Aquello me confundiу.
—No vi a ninguno de los dos allн.
—Tuvieron que salir de la habitaciуn... Habнa demasiada sangre.
—Pero Alice y Carlнsle... —apuntй maravillada.
—Ya sabes, ambos te quieren.
De repente, el recuerdo de las dolorosas imбgenes de la ъltima vez que la habнa visto me recordу algo.
— їHa visto Alice la cinta de vнdeo? —preguntй con inquietud.
—Sн —una nueva nota endureciу la voz de Edward, una nota de puro odio.
—Alice siempre viviу en la oscuridad, por eso no recordaba nada.
—Lo sй, y ahora, ella por fin lo entiende todo —su voz sonaba tranquila, pero su rostro estaba oscurecido por la furia.
Intentй tocarle la cara con la mano libre, pero algo me lo impidiу. Al bajar la mirada descubrн la vнa intravenosa sujeta al dorso de la mano.
— ЎAy! —exclamй con un gesto de dolor.
— їQuй sucede? —preguntу preocupado.
Se distrajo algo, pero no lo suficiente. Su mirada continuу teniendo un aspecto siniestro.
— ЎAgujas! —le expliquй mientras apartaba la vista de la vнa intravenosa.
Fijй la vista en un azulejo combado del techo e intentй respirar hondo a pesar del dolor en las costillas.
— ЎTe asustan las agujas! —murmurу Edward para sн en voz baja y moviendo la cabeza—. їUn vampiro sбdico que pretende torturarla hasta la muerte? Claro, sin problemas, ella se escapa para reunirse con йl. Pero una vнa intravenosa es otra cosa...
Puse los ojos en blanco. Me alegraba saber que al menos su reacciуn estaba libre de dolor. Decidн cambiar de tema.
— їPor quй estбs aquн?
Me mirу fijamente; confundido al principio y herido despuйs. Frunciу el entrecejo hasta el punto de que las cejas casi se tocaron.
— їQuieres que me vaya?
— ЎNo! —Protestй de inmediato, aterrada sуlo de pensarlo—. No, lo que querнa decir es їpor quй cree mi madre que estбs aquн? Necesito tener preparada mi historia antes de que ella vuelva.
—Ah —las arrugas desaparecieron de su frente—. He venido a Phoenix para hacerte entrar en razуn y convencerte de que vuelvas a Forks ——abriу los ojos con tal seriedad y sinceridad que hasta yo misma estuve a punto de creйrmelo—. Aceptaste verme y acudiste en coche hasta el hotel en el que me alojaba con Carlisle y Alice. Yo estaba bajo la supervisiуn paterna, por supuesto —agregу en un despliegue de virtuosismo—, pero te tropezaste cuando ibas de camino a mi habitaciуn y bueno, ya sabes el resto. No necesitas acordarte de ningъn detalle, aunque dispones de una magnнfica excusa para poder liar un poco los aspectos mбs concretos.
Lo pensй durante unos instantes.
—Esa historia tiene algunos flecos, como la rotura de los cristales...
—En realidad, no. Alice se ha divertido un poco preparando pruebas. Se ha puesto mucho cuidado en que todo parezca convincente. Probablemente, podrнas demandar al hotel si asн lo quisieras. No tienes de quй preocuparte —me prometiу mientras me acariciaba la mejilla con el mбs leve de los roces—. Tu ъnico trabajo es curarte.
No estaba tan atontada por el dolor ni la medicaciуn como para no reaccionar a su caricia. El indicador del holter al que estaba conectada comenzу a moverse incontroladamente. Ahora, йl no era el ъnico en oнr el errбtico latido de mi corazуn.
—Esto va a resultar embarazoso —musitй para mн.
Riу entre dientes y me estudiу con la mirada antes de decir:
—Humm... Me pregunto si...
Se inclinу lentamente. El pitido se acelerу de forma salvaje antes de que sus labios me rozaran, pero cuando lo hicieron con una dulce presiуn, se detuvo del todo.
Torciу el gesto.
—Parece que debo tener contigo aъn mбs cuidado que de costumbre...
—Todavнa no habнa terminado de besarte —me quejй—. No me obligues a ir a por ti.
Esbozу una amplia sonrisa y se inclinу para besarme suavemente en los labios. El monitor enloqueciу.
Pero en ese momento, los labios se tensaron y se apartу.
—Me ha parecido oнr a tu madre ——comentу, sonriendo de nuevo.
—No te vayas —chillй.
Sentн una oleada irracional de pбnico. No podнa dejarle marchar... Podrнa volver a desaparecer. Edward leyу el terror de mis ojos en un instante y me prometiу solemnemente:
—No lo harй —entonces, sonriу—. Me voy a echar una siesta.
Se desplazу desde la dura silla de plбstico situada cerca de mн hasta el sillуn reclinable de cuero de imitaciуn color turquesa que habнa al pie de mi cama. Se tumbу de espaldas y cerrу los ojos. Se quedу totalmente quieto.
—Que no se te olvide respirar —susurrй con sarcasmo.
Suspirу profundamente, pero no abriу los ojos.
Entonces oн a mi madre, que caminaba en compaснa de otra persona, tal vez una enfermera. Su voz reflejaba cansancio y preocupaciуn. Quise levantarme de un salto y correr hacia ella para calmarla yprometerle que todo iba bien. Pero no estaba en condiciones de hacerlo, por lo que aguardй con impaciencia.
La puerta se abriу una fracciуn y ella asomу la cabeza con cuidado.
— ЎMamб! —susurrй, henchida de amor y alivio.
Se percatу de la figura inmуvil de Edward sobre el sillуn reclinable y se dirigiу de puntillas al lado de mi cama.
—Nunca se aleja de ti, їverdad? —musitу para sн.
—Mamб, Ўcuбnto me alegro de verte!
Las cбlidas lбgrimas me cayeron sobre las mejillas al inclinarse para abrazarme con cuidado.
—Bella, me sentнa tan mal...
—Lo siento, mamб, pero ahora todo va bien —la reconfortй—, no pasa nada.
—Estoy muy contenta de que al final hayas abierto los ojos.
Se sentу al borde de mi cama.
De pronto me di cuenta de que no tenнa ni idea de quй dнa era.
— їQuй dнa es?
—Es viernes, cielo, has permanecido desmayada bastante tiempo.
— їViernes? —me sorprendн. Intentй recordar quй dнa fue cuando... No, no querнa pensar en eso.
—Te han mantenido sedada bastantes horas, cielo. Tenнas muchas heridas.
—Lo sй —me dolнan todas.
—Has tenido suerte de que estuviera allн el doctor Cullen. Es un hombre encantador, aunque muy joven. Se parece mбs a un modelo que a un mйdico...
— їHas conocido a Carlisle?
—Y a Alice, la hermana de Edward. Es una joven adorable.
—Lo es —me mostrй totalmente de acuerdo.
Se girу para mirar a Edward, que yacнa en el sillуn con los ojos cerrados.
—No me habнas dicho que tenнas tan buenos amigos en Forks.
Me encogн, y luego me quejй.
— їQuй te duele? —preguntу preocupada, girбndose de nuevo hacia mн.
Los ojos de Edward se centraron en mi rostro.
—Estoy bien —les asegurй—, pero debo acordarme de no moverme.
Edward volviу a reclinarse y sumirse en su falso sueсo.
Aprovechй la momentбnea distracciуn para mantener la conversaciуn lejos de mi mбs que candido comportamiento.
— їCуmo estб Phil? —preguntй rбpidamente.
—En Florida. ЎAy, Bella, nunca te lo hubieras imaginado! Llegaron las mejores noticias justo cuando estбbamos a punto de irnos.
— їHa firmado? —aventurй.
—Sн. їCуmo lo has adivinado? Ha firmado con los Suns, їte lo puedes creer?
—Eso es estupendo, mamб —contestй con todo el entusiasmo que fui capaz de simular, aunque no tenнa mucha idea de a quй se estaba refiriendo.
—Jacksonville te va a gustar mucho —dijo efusivamente—. Me preocupй un poco cuando Phil empezу a hablar de ir a Akron, con toda esa nieve y el mal tiempo, ya sabes cуmo odio el frнo. Pero ЎJacksonville! Allн siempre luce el sol, y en realidad la humedad no es tan mala. Hemos encontrado una casa de primera, de color amarillo con molduras blancas, un porche idйntico al de las antiguas pelнculas y un roble enorme. Estб a sуlo unos minutos del ocйano y tendrбs tu propio cuarto de baсo...
—Aguarda un momento, mamб —la interrumpн. Edward mantuvo los ojos cerrados, pero parecнa demasiado crispado para poder dar la impresiуn de que estaba dormido——. їDe quй hablas? No voy a ir a Florida. Vivo en Forks.
—Pero ya no tienes que seguir haciйndolo, tonta —se echу a reнr—. Phil ahora va a poder estar mбs cerca... Hemos hablado mucho al respecto y lo que voy a hacer es perderme los partidos de fuera para estar la mitad del tiempo contigo y la otra mitad con йl...
—Mamб —vacilй mientras buscaba la mejor forma de mostrarme diplomбtica—, quiero vivir en Forks. Ya me he habituado al instituto y tengo un par de amigas... —ella mirу a Edward mientras le hablaba de mis amigas, por lo que busquй otro tipo de justificaciуn—. Ademбs, Charlie me necesita. Estб muy solo y no sabe cocinar.
— їQuieres quedarte en Forks? —me preguntу aturdida. La idea le resultaba inconcebible. Entonces volviу a posar sus ojos en Edward—. їPor quй?
—Te lo digo... El instituto, Charlie... —me encogн de hombros. No fue una buena idea—. ЎAy!
Sus manos revolotearon de forma indecisa encima de mн mientras encontraba un lugar adecuado para darme unas palmaditas. Y lo hizo en la frente, que no estaba vendada.
—Bella, cariсo, tъ odias Forks —me recordу.
—No es tan malo.
Renйe frunciу el gesto. Miraba de un lado a otro, ora a Edward, ora a mн, en esta ocasiуn con detenimiento.
— їSe trata de este chico? —susurrу.
Abrн la boca para mentir, pero estaba estudiando mi rostro y supe que lo descubrirнa.
—En parte, sн —admitн. No era necesario confesar la enorme importancia de esa parte—. Bueno ——preguntй—, їno has tenido ocasiуn de hablar con Edward?
—Sн —vacilу mientras contemplaba su figura perfectamente inmуvil—, y querнa hablar contigo de eso.
Oh, oh.
— їDe quй?
—Creo que ese chico estб enamorado de ti —me acusу sin alzar el volumen de la voz.
—Eso creo yo tambiйn —le confiй.
— їY quй sientes por йl? —mamб apenas podнa controlar la intensa curiosidad en la voz.
Suspirй y mirй hacia otro lado. Por mucho que quisiera a mi madre, йsa no era una conversaciуn que quisiera sostener con ella.
—Estoy loca por йl.
ЎYa estaba dicho! Eso se parecнa demasiado a lo que dirнa una adolescente sobre su primer novio.
—Bueno, parece muy buena persona, y, Ўvбlgame Dios!, es increнblemente bien parecido, pero, Bella, eres tan joven...
Hablaba con voz insegura. Hasta donde podнa recordar, йsta era la primera vez que habнa intentado parecer investida de autoridad materna desde que yo tenнa ocho aсos. Reconocн el razonable pero firme tono de voz de las conversaciones que habнa tenido con ella sobre los hombres.
—Lo sй, mamб. No te preocupes. Sуlo es un enamoramiento de adolescente —la tranquilicй.
—Estб bien —admitiу. Era fбcil de contentar.
Entonces, suspirу y girу la cabeza para contemplar el gran reloj redondo de la pared.
— їTienes que marcharte?
Se mordiу el labio.
—Se supone que Phil llamarб dentro de poco... No sabнa que ibas a despertar...
—No pasa nada, mamб —intentй disimular el alivio que sentнa para no herir sus sentimientos—. No me quedo sola.
—Pronto estarй de vuelta. He estado durmiendo aquн, ya lo sabes —anunciу, orgullosa de sн misma.
—Mamб, Ўno tenнas por quй hacerlo! Podнas dormir en casa. Ni siquiera me di cuenta.
El efecto de los calmantes en mi mente dificultaba mi concentraciуn incluso en ese momento, aunque al parecer habнa estado durmiendo durante varios dнas.
—Estaba demasiado nerviosa —admitiу con vergьenza—. Se ha cometido un delito en el vecindario y no me gustaba quedarme ahн sola.
— їUn delito? —preguntй alarmada.
—Alguien irrumpiу en esa academia de baile que habнa a la vuelta de la esquina y la quemу hasta los cimientos... ЎNo ha quedado nada! Dejaron un coche robado justo en frente. їTe acuerdas de cuando ibas a bailar allн, cariсo?
—Me acuerdo —me estremecн y acto seguido hice una mueca de dolor.
—Me puedo quedar, niсa, si me necesitas.
—No, mamб, voy a estar bien. Edward estarб conmigo.
Renйe me mirу como si йse fuera el motivo por el que querнa quedarse.
—Estarй de vuelta a la noche.
Parecнa mucho mбs una advertencia que una promesa, y miraba a Edward mientras pronunciaba esas palabras.
—Te quiero, mamб.
—Y yo tambiйn, Bella. Procura tener mбs cuidado al caminar, cielo. No quiero perderte.
Edward continuу con los ojos cerrados, pero una enorme sonrisa se extendiу por su rostro.
En ese momento entrу animadamente una enfermera para revisar todos los tubos y goteros. Mi madre me besу en la frente, me palmeу la mano envuelta en gasas y se marchу.
La enfermera estaba revisando la lectura del grбfico impreso por mi holter.
— їTe has sentido alterada, corazуn? Hay un momento en que tu ritmo cardiaco ha estado un poco alto.
—Estoy bien —le asegurй.
—Le dirй a la enfermera titulada que se encarga de ti que te has despertado. Vendrб a verte enseguida.
Edward estuvo a mi lado en cuanto ella cerrу la puerta.
— їRobasteis un coche?
Arqueй las cejas y йl sonriу sin el menor indicio de arrepentimiento.
—Era un coche estupendo, muy rбpido.
— їQuй tal tu siesta?
—Interesante —contestу mientras entrecerraba los ojos.
— їQuй ocurre?
—Estoy sorprendido —bajу la mirada mientras respondнa—. Creн que Florida y tu madre... Creн que era eso lo que querнas.
Le mirй con estupor.
—Pero en Florida tendrнas que permanecer dentro de una habitaciуn todo el dнa. Sуlo podrнas salir de noche, como un autйntico vampiro.
Casi sonriу, sуlo casi. Entonces, su rostro se tornу grave.
—Me quedarнa en Forks, Bella, allн o en otro lugar similar —explicу—. En un sitio donde no te pueda causar mбs daсo.
Al principio, no entendн lo que pretendнa decirme. Continuй observбndole con la mirada perdida mientras las palabras iban encajando una a una en mi mente como en un horrendo puzzle. Apenas era consciente del sonido de mi corazуn al acelerarse, aunque sн lo fui del dolor agudo que me producнan mis maltrechas costillas cuando comencй a hiperventilar.
Edward no dijo nada. Contemplу mi rostro con recelo cuando un dolor que no tenнa nada que ver con mis huesos rotos, uno infinitamente peor, amenazaba con aplastarme.
Otra enfermera entrу muy decidida en ese momento. Edward se sentу, inmуvil como una estatua, mientras ella evaluaba mi expresiуn con ojo clнnico antes de volverse hacia las pantallas de los indicadores.
— їNo necesitas mбs calmantes, cariсo? —preguntу con amabilidad mientras daba pequeсos golpecitos para comprobar el gotero del suero.
—No, no —mascullй, intentando ahogar la agonнa de mi voz—. No necesito nada.
No me podнa permitir cerrar los ojos en ese momento.
—No hace falta que te hagas la valiente, cielo. Es mejor que no te estreses. Necesitas descansar —ella esperу, pero me limitй a negar con la cabeza—. De acuerdo. Pulsa el botуn de llamada cuando estйs lista.
Dirigiу a Edward una severa mirada y echу otra ojeada ansiosa a los aparatos mйdicos antes de salir.
Edward puso sus frнas manos sobre mi rostro. Le mirй con ojos encendidos.
—Shhh... Bella, cбlmate.
—No me dejes —implorй con la voz quebrada.
—No lo harй —me prometiу—. Ahora, relбjate antes de que llame a la enfermera para que te sede.
Pero mi corazуn no se serenу.
—Bella —me acariciу el rostro con ansiedad—. No pienso irme a ningъn sitio. Estarй aquн tanto tiempo como me necesites.
— їJuras que no me vas a dejar? —susurrй.
Intentй controlar al menos el jadeo. Tenнa un dolor punzante en las costillas. Edward puso sus manos sobre el lado opuesto de mi cara y acercу su rostro al mнo. Me contemplу con ojos serios.
—Lo juro.
El olor de su aliento me aliviу. Parecнa atenuar el dolor de mi respiraciуn. Continuу sosteniendo mi mirada mientras mi cuerpo se relajaba lentamente y el pitido recuperу su cadencia normal. Hoy, sus ojos eran oscuros, mбs cercanos al negro que al dorado.
— їMejor? —me preguntу.
—Sн —dije cautelosa.
Sacudiу la cabeza y murmurу algo ininteligible. Creн entender las palabras «reacciуn exagerada».
— їPor quй has dicho eso? —Susurrй mientras intentaba evitar que me temblara la voz—. їTe has cansado de tener que salvarme todo el tiempo? їQuieres que me aleje de ti?
Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 115 | Нарушение авторских прав
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