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Mente versus cuerpo 2 страница

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—Tienes razуn —admitiу divertido—. Deberнa ponйrtelo mбs difнcil, sin duda —al liberar una de sus manos, me soltу la muсeca sуlo para atraparla cuidadosamente con la otra mano. Me acariciу suavemente la melena mojada de la coronilla hasta la cintura—. Sуlo te juegas la vida cada segundo que pasas conmigo, lo cual, seguramente, no es mucho. Sуlo tienes que regresar a la naturaleza, a la humanidad... їMerece la pena?

—Arriesgo muy poco... No me siento privada de nada.

—Aъn no.

Al hablar su voz se llenу abruptamente de la antigua tristeza. Intentй echarme hacia atrбs para verle la cara, pero su mano me sujetaba las muсecas con una presiуn de la que no me podнa zafar.

— їQuй...? —empecй a preguntar cuando su cuerpo se tensу, alerta. Me quedй inmуvil, pero inopinadamente me soltу las manos y desapareciу. Estuve a punto de caer de bruces.

— ЎTъmbate! —murmurу. No sabrнa decir desde quй lugar de la negrura me hablaba.

Me di la vuelta para meterme debajo de la colcha y me acurruquй sobre un costado, de la forma en que solнa dormir. Oн el crujido de la puerta cuando Charlie entrу para echar un vistazo a hurtadillas y asegurarse de que estaba donde se suponнa que debнa estar. Respirй acompasadamente, exagerando el movimiento.

Transcurriу un largo minuto. Estuve atenta, sin estar segura de haber escuchado cerrarse la puerta. En ese momento, el frнo brazo de Edward me rodeу debajo de las mantas y me besу en la oreja.

—Eres una actriz pйsima... Dirнa que йse no es tu camino.

— ЎCaray!

Mi corazуn estaba a punto de salirse del pecho. Tarareу una melodнa que no identifiquй. Parecнa una nana. Hizo una pausa.

— їDeberнa cantarte para que te durmieras?

—Cierto —me reн—. ЎCуmo me podrнa dormir estando tъ aquн!

—Lo has hecho todo el tiempo —me recordу.

—Pero no sabнa que estabas aquн —repliquй con frialdad.

—Bueno, si no quieres dormir... —sugiriу, ignorando mi tono. Se me cortу la respiraciуn.

—Si no quiero dormir..., їquй?

Riу entre dientes.

—En ese caso, їquй quieres hacer?

Al principio no supe quй responder, y finalmente admitн:

—No estoy segura.

—Dнmelo cuando lo hayas decidido.

Sentн su frнo aliento sobre mi cuello y el deslizarse de su nariz a lo largo de mi mandнbula, inhalando.

—Pensй que te habнas insensibilizado.

—Que haya renunciado a beber el vino no significa que no pueda apreciar el buquй —susurrу—. Hueles a flores, como a lavanda y a fresa —seсalу—. Se me hace la boca agua.

—Sн, tengo un mal dнa siempre que no encuentro a alguien que me diga quй apetitoso es mi aroma.

Riу entre dientes, y luego suspirу.

—He decidido quй quiero hacer —le dije—. Quiero saber mбs de ti.

—Pregunta lo que quieras.

Cribй todas mis preguntas para elegir la mбs importante y entonces dije:

— їPor quй lo haces? Sigo sin comprender cуmo te esfuerzas tanto para resistirte a lo que... eres. Por favor, no me malinterpretes, me alegra que lo hagas. Sуlo que no veo la razуn por la que te preocupу al principio.

Vacilу antes de responderme:

—Es una buena pregunta, y no eres la primera en hacerla. El resto, la mayorнa de nuestra especie, estб bastante satisfecho con nuestro sino... Ellos tambiйn se preguntan cуmo vivimos. Pero, ya ves, sуlo porque nos hayan repartido ciertas cartas no significa que no podamos elegir el sobreponernos, dominar las ataduras de un destino que ninguno de nosotros deseaba e intentar retener toda la esencia de humanidad que nos resulte posible.

Yacн inmуvil, atrapada por un silencio sobrecogedor.

— їTe has dormido? —cuchicheу despuйs de unos minutos.

—No.

— їEso es todo lo que te inspira curiosidad?

—En realidad, no.

— їQuй mбs deseas saber?

— їPor quй puedes leer mentes? їPor quй sуlo tъ? їY por quй Alice lee el porvenir? їPor quй sucede?

En la penumbra, sentн cуmo se encogнa de hombros.

—En realidad, lo ignoramos. Carlisle tiene una teorнa. Cree que todos traemos algunos de nuestros rasgos humanos mбs fuertes a la siguiente vida, donde se ven intensificados, como nuestras mentes o nuestros sentidos. Piensa que yo debнa de tener ya una enorme sensibilidad para intuir los pensamientos de quienes me rodeaban y que Alice tuvo el don de la precogniciуn, donde quiera que estuviese.

— їQuй es lo que se trajo йl a la siguiente vida? їY el resto?

—Carlisle trajo su compasiуn y Esme, la capacidad para amar con pasiуn. Emmett trajo su fuerza, y Rosalie la... tenacidad, o la obstinaciуn, si asн lo prefieres —se riу—. Jasper es muy interesante. Fue bastante carismбtico en su primera vida, capaz de influir en todos cuantos tenнa alrededor para que vieran las cosas a su manera. Ahora es capaz de manipular las emociones de cuantos le rodean para apaciguar una habitaciуn de gente airada, por ejemplo, o a la inversa, exaltar a una multitud aletargada. Es un don muy sutil.

Estuve considerando lo inverosнmil de cuanto me describнa en un intento de aceptarlo. Aguardу pacientemente mientras yo pensaba.

— їDуnde comenzу todo? Quiero decir, Carlisle te cambiу a ti, luego alguien antes tuvo que convertirlo a йl, y asн sucesivamente...

— їDe dуnde procedemos? їEvoluciуn? їCreaciуn? їNo podrнamos haber evolucionado igual que el resto de las especies, presas y depredadores? O, si no crees que el universo surgiу por su cuenta, lo cual me resulta difнcil de aceptar, їtan difнcil es admitir que la misma fuerza que creу al delicado chiribico y al tiburуn, a la crнa de foca y a la ballena asesina, hizo a nuestras respectivas especies?

—A ver si lo he entendido... Yo soy la crнa de foca, їverdad?

—Exacto.

Edward se echу a reнr. Algo me tocу el pelo... їSus labios?

Quise volverme hacia йl para comprobar si de verdad eran sus labios los que rozaban mi pelo, pero tenнa que portarme bien. No querнa hacйrselo mбs difнcil de lo que ya era.

— їEstбs preparada para dormir o tienes alguna pregunta mбs? —inquiriу, rompiendo el breve silencio.

—Sуlo uno o dos millones.

—Tenemos maсana, y pasado, y pasado maсana... —me recordу. Sonreн eufуrica ante la perspectiva.

— їEstбs seguro de que no te vas a desvanecer por la maсana? —quise asegurarme—. Despuйs de todo, eres un mito.

—No te voy a dejar —su voz llevaba la impronta de una promesa.

—Entonces, una mбs por esta noche...

Pero me puse colorada y me callй. La oscuridad no iba a servir de mucho. Estaba segura de que йl habнa notado el repentino calor debajo de mi piel.

— їCuбl?

—No, olvнdalo. He cambiado de idea.

—Bella, puedes preguntarme lo quieras.

No le respondн y йl gimiу.

—Intento pensar que no leerte la mente serб menos frustrante cada vez, pero no deja de empeorar y empeorar.

—Me alegra que no puedas leerme la mente, ya es bastante malo que espнes lo que digo en sueсos.

—Por favor.

Su voz era extremadamente persuasiva, casi imposible de resistir. Neguй con la cabeza.

—Si no me lo dices, voy a asumir que es algo mucho peor que lo que es —me amenazу sombrнamente—. Por favor —repitiу con voz suplicante.

—Bueno... —empecй, contenta de que no pudiera verme el rostro.

— їSн?

—Dijiste que Rosalie y Emmett van a casarse pronto... їEs ese matrimonio igual que para los humanos?

Ahora, al comprenderlo, se riу con ganas.

— їEra eso lo que querнas preguntar?

Me inquietй, incapaz de responder.

—Sн, supongo que es prбcticamente lo mismo. Ya te dije que la mayorнa de esos deseos humanos estбn ahн, sуlo que ocultos por instintos mбs poderosos.

—Ah —fue todo lo que pude decir.

— їHabнa alguna intenciуn detrбs de esa curiosidad?

—Bueno, me preguntaba... si algъn dнa tъ y yo...

Se puso serio de inmediato. Sentн la repentina inmovilidad de su cuerpo. Yo tambiйn me quedй quieta, reaccionando automбticamente.

—No creo que eso... sea... posible para nosotros...

— їPorque serнa demasiado arduo para ti si yo estuviera demasiado cerca?

—Es un problema, sin duda, pero no me referнa a eso. Es sуlo que eres demasiado suave, tan frбgil. Tengo que controlar mis actos cada instante que estamos juntos para no daсarte. Podrнa matarte con bastante facilidad, Bella, y simplemente por accidente —su voz se habнa convertido en un suave murmullo. Moviу su palma helada hasta apoyarla sobre mi mejilla—. Si me apresurase, si no prestara la suficiente atenciуn por un segundo, podrнa extender la mano para acariciar tu cara y aplastarte el crбneo por error. No comprendes lo increнblemente frбgil que eres. No puedo perder el control mientras estoy a tu lado.

Aguardу mi respuesta. Su ansiedad fue creciendo cuando no lo hice.

— їEstбs asustada? —preguntу.

Esperй otro minuto antes de responder para que mis palabras fueran verdad.

—No. Estoy bien.

Pareciу pensativo durante un momento.

—Aunque ahora soy yo quien tiene una curiosidad —dijo con voz mбs suelta—. їNunca has...? —dejу la frase sin concluir de modo insinuante.

—Naturalmente que no —me sonrojй—. Ya te he dicho que nunca antes he sentido esto por nadie, ni siquiera de cerca.

—Lo sй. Es sуlo que conozco los pensamientos de otras personas, y sй que el amor y el deseo no siempre recorren el mismo camino.

—Para mн, sн. Al menos ahora que ambos existen para mн —musitй.

—Eso estб bien. Al menos tenemos una cosa en comъn —dijo complacido.

—Tus instintos humanos... —comencй. Йl esperу—. Bueno, їme encuentras atractiva en ese sentido?

Se echу a reнr y me despeinу ligeramente la melena casi seca.

—Tal vez no sea humano, pero soy un hombre —me asegurу.

Bostecй involuntariamente.

—He respondido a tus preguntas, ahora deberнas dormir —insistiу.

—No estoy segura de poder.

— їQuieres que me marche?

— ЎNo! —dije con voz demasiado fuerte.

Riу, y entonces comenzу a tararear otra vez aquella nana desconocida con su suave voz de arcбngel al oнdo.

Mбs cansada de lo que creнa, y mбs exhausta de lo que me habнa sentido nunca despuйs de un largo dнa de tensiуn emocional y mental, me abandonй en sus frнos brazos hasta dormirme.

 

LOS CULLEN

 

 

Finalmente, me despertу la tenue luz de otro dнa nublado. Yacнa con el brazo sobre los ojos, grogui y confusa. Algo, el atisbo de un sueсo digno de recordar, pugnaba por abrirse paso en mi mente. Gemн y rodй sobre un costado esperando volver a dormirme. Y entonces lo acaecido el dнa anterior irrumpiу en mi conciencia.

— ЎOh!

Me sentй tan deprisa que la cabeza me empezу a dar vueltas.

—Tu pelo parece un almiar, pero me gusta.

La voz serena procedнa de la mecedora de la esquina.

—ЎEdward, te has quedado! —me regocijй y crucй el dormitorio para arrojarme irreflexivamente a su regazo. Me quedй helada, sorprendida por mi desenfrenado entusiasmo, en el instante en el que comprendн lo que habнa hecho. Alcй la vista, temerosa de haberme pasado de la raya, pero йl se reнa.

—Por supuesto —contestу, sorprendido, pero complacido de mi reacciуn. Me frotу la espalda con las manos.

Recostй con cuidado la cabeza sobre su hombro, inspirando el olor de su piel.

—Estaba convencida de que era un sueсo.

—No eres tan creativa —se mofу.

—ЎCharlie! —exclamй.

Volvн a saltar de forma irreflexiva en cuanto me acordй de йl y me dirigн hacia la puerta.

—Se marchу hace una hora... Despuйs de volver a conectar los cables de la baterнa de tu coche, deberнa aсadir. He de admitir cierta decepciуn. їEs todo lo que se le ocurre para detenerte si estuvieras decidida a irte?

Estuve reflexionando mientras me quedaba de pie, me morнa de ganas de regresar junto a йl, pero temн tener mal aliento.

—No sueles estar tan confundida por la maсana —advirtiу.

Me tendiу los brazos para que volviera. Una invitaciуn casi irresistible.

—Necesito otro minuto humano —admitн.

—Esperarй.

Me precipitй hacia el baсo sin reconocer mis emociones. No me conocнa a mн misma, ni por dentro ni por fuera. El rostro del espejo, con los ojos demasiado brillantes y unas manchas rojizas de fiebre en los pуmulos, era prбcticamente el de una desconocida. Despuйs de cepillarme los dientes, me esforcй por alisar la caуtica maraсa que era mi pelo. Me echй agua frнa sobre el rostro e intentй respirar con normalidad sin йxito evidente. Regresй a mi cuarto casi a la carrera.

Parecнa un milagro que siguiera ahн, esperбndome con los brazos tendidos para mн. Extendiу la mano y mi corazуn palpitу con inseguridad.

—Bienvenida otra vez —musitу, tomбndome en brazos.

Me meciу en silencio durante unos momentos, hasta que me percatй de que se habнa cambiado de ropa y llevaba el pelo liso.

—ЎTe has ido! —le acusй mientras tocaba el cuello de su camiseta nueva.

—Difнcilmente podнa salir con las ropas que entrй. їQuй pensarнan los vecinos?

Hice un mohнn.

—Has dormido profundamente, no me he perdido nada —sus ojos centellearon—. Empezaste a hablar en sueсos muy pronto.

Gemн.

—їQuй oнste?

Los ojos dorados se suavizaron.

—Dijiste que me querнas.

—Eso ya lo sabнas —le recordй, hundн mi cabeza en su hombro.

—Da lo mismo, es agradable oнrlo.

Ocultй la cara contra su hombro.

—Te quiero —susurrй.

—Ahora tъ eres mi vida —se limitу a contestar.

No habнa nada mбs que decir por el momento. Nos mecimos de un lado a otro mientras se iba iluminando el dormitorio.

—Hora de desayunar —dijo al fin de manera informal para demostrar, estaba segura, que se acordaba de todas mis debilidades humanas.

Me protegн la garganta con ambas manos y lo mirй fijamente con ojos abiertos de miedo. El pбnico cruzу por su rostro.

—ЎEra una broma! —me reн con disimulo—. ЎY tъ dijiste que no sabнa actuar!

Frunciу el ceсo de disgusto.

—Eso no ha sido divertido.

—Lo ha sido, y lo sabes.

No obstante, estudiй sus ojos dorados con cuidado para asegurarme de que me habнa perdonado. Al parecer, asн era.

—їPuedo reformular la frase? —preguntу—. Hora de desayunar para los humanos.

—Ah, de acuerdo.

Me echу sobre sus hombros de piedra, con suavidad, pero con tal rapidez que me dejу sin aliento. Protestй mientras me llevaba con facilidad escaleras abajo, pero me ignorу. Me sentу con delicadeza, derecha sobre la silla.

La cocina estaba brillante, alegre, parecнa absorber mi estado de бnimo.

—їQuй hay para desayunar? —preguntй con tono agradable.

Aquello le descolocу durante un minuto.

—Eh... No estoy seguro. їQuй te gustarнa?

Arrugу su frente de mбrmol. Esbocй una amplia sonrisa y me levantй de un salto.

—Vale, sola me defiendo bastante bien. Obsйrvame cazar.

Encontrй un cuenco y una caja de cereales. Pude sentir sus ojos fijos en mн mientras echaba la leche y tomaba una cuchara. Puse el desayuno sobre la mesa, y luego me detuve para, sin querer ser irуnica, preguntarle:

—їQuieres algo?

Puso los ojos en blanco.

—Limнtate a comer, Bella.

Me sentй y le observй mientras comнa. Edward me contemplaba fijamente, estudiando cada uno de mis movimientos, por lo que me sentн cohibida. Me aclarй la garganta para hablar y distraerle.

—їQuй planes tenemos para hoy?

—Eh... —le observй elegir con cuidado la respuesta—. їQuй te parecerнa conocer a mi familia?

Traguй saliva.

—їAhora tienes miedo?

Parecнa esperanzado.

—Sн —admitн, pero cуmo negarlo si lo podнa advertir en mis ojos.

—No te preocupes —esbozу una sonrisa de suficiencia—. Tй protegerй.

—No los temo a ellos —me expliquй—, sino a que no les guste. їNo les va a sorprender que lleves a casa para conocerlos a alguien, bueno, a alguien como yo?

—Oh, estбn al corriente de todo. Ayer cruzaron apuestas, ya sabes —sonriу, pero su voz era severa—, sobre si te traerнa de vuelta, aunque no consigo imaginar la razуn por la que alguien apostarнa contra Alice. De todos modos, no tenemos secretos en la familia. No es viable con mi don para leer las mentes, la precogniciуn de Alice y todo eso.

—Y Jasper haciйndote sentir todo el cariсo con que te arrancarнa las tripas.

—Prestaste atenciуn —comentу con una sonrisa de aprobaciуn.

—Sй hacerlo de vez en cuando —hice una mueca——. їAsн que Alice me vio regresar?

Su reacciуn fue extraсa.

—Algo por el estilo —comentу con incomodidad mientras se daba la vuelta para que no le pudiera ver los ojos. Le mirй con curiosidad.

—їTiene buen sabor? —preguntу al volverse de repente y contemplar mi desayuno con un gesto burlуn—. La verdad es que no parece muy apetitoso.

—Bueno, no es un oso gris irritado... —murmurй, ignorбndole cuando frunciу el ceсo.

Aъn me seguнa preguntando por quй me habнa respondido de esa manera cuando mencionй a Alice. Mientras especulaba, me apresurй a terminar los cereales.

Permaneciу plantado en medio de la cocina, de nuevo convertido en la estatua de un Adonis, mirando con expresiуn ausente por las ventanas traseras. Luego, volviу a posar los ojos en mн y esbozу esa arrebatadora sonrisa suya.

—Creo que tambiйn tъ deberнas presentarme a tu padre.

—Ya te conoce —le recordй.

—Como tu novio, quiero decir.

Le mirй con gesto de sospecha.

—їPor quй?

—їNo es йsa la costumbre? —preguntу inocentemente.

—Lo ignoro —admitн. Mi historial de novios me ofrecнa pocas referencias con las que trabajar, y ninguna de las reglas normales sobre salir con chicos venнa al caso—. No es necesario, ya sabes. No espero que tъ... Quiero decir, no tienes que fingir por mн.

Su sonrisa fue paciente.

—No estoy fingiendo.

Empujй el resto de los cereales a una esquina del cuenco mientras me mordнa el labio.

—їVas a decirle a Charlie que soy tu novio o no? —quiso saber.

—їEs eso lo que eres?

En mi fuero interno, me encogн ante la perspectiva de unir a Edward, Charlie y la palabra novio en la misma habitaciуn y al mismo tiempo.

—Admito que es una interpretaciуn libre, dada la connotaciуn humana de la palabra.

—De hecho, tengo la impresiуn de que eres algo mбs —confesй clavando los ojos en la mesa.

—Bueno, no creo necesario darle todos los detalles morbosos —se estirу sobre la mesa y me levantу el mentуn con un dedo frнo y suave—. Pero vamos a necesitar una explicaciуn de por quй merodeo tanto por aquн. No quiero que el jefe de policнa Swan me imponga una orden de alejamiento.

—їEstarбs? —preguntй, repentinamente ansiosa—. їDe veras vas a estar aquн?

—Tanto tiempo como tъ me quieras —me asegurу.

—Te querrй siempre —le avisй—. Para siempre.

Caminу alrededor de la mesa muy despacio y se detuvo muy cerca, extendiу la mano para acariciarme la mejilla con las yemas de los dedos. Su expresiуn era inescrutable.

—їEso te entristece?

No contestу y me mirу fijamente a los ojos por un periodo de tiempo inmensurable.

—їHas terminado? ——preguntу finalmente.

Me incorporй de un salto.

—Sн.

—Vнstete... Te esperarй aquн.

Resultу difнcil decidir quй ponerme. Dudaba que hubiera libros de etiqueta en los que se detallara cуmo vestirte cuando tu novio vampiro te lleva a su casa para que conozcas a su familia vampiro. Era un alivio emplear la palabra en mi fuero interno. Sabнa que yo misma la eludнa de forma intencionada.

Terminй poniйndome mi ъnica falda, larga y de color caqui, pero aun asн informal. Me vestн con la blusa de color azul oscuro de la que Edward habнa hablado favorablemente en una ocasiуn. Un rбpido vistazo en el espejo me convenciу de que mi pelo era una causa perdida, por lo que me lo recogн en una coleta.

—De acuerdo —bajй a saltos las escaleras—. Estoy presentable.

Me esperaba al pie de las mismas, mбs cerca de lo que pensaba, por lo que saltй encima de йl. Edward me sostuvo, durante unos segundos me retuvo con cautela a cierta distancia antes de atraerme sъbitamente.

—Te has vuelto a equivocar —me murmurу al oнdo—. Vas totalmente indecente. No estб bien que alguien tenga un aspecto tan apetecible.

—їCуmo de apetecible? Puedo cambiar...

Suspirу al tiempo que sacudнa la cabeza.

—Eres tan ridнcula...

Presionу con suavidad sus labios helados en mi frente y la habitaciуn empezу a dar vueltas. El olor de su respiraciуn me impedнa pensar.

—їDebo explicarte por quй me resultas apetecible?

Era claramente una pregunta retуrica. Sus dedos descendieron lentamente por mi espalda y su aliento rozу con mбs fuerza mi piel. Mis manos descansaban flбcidas sobre su pecho y otra vez me sentн aturdida. Inclinу la cabeza lentamente y por segunda vez sus frнos labios tocaron los mнos con mucho cuidado, separбndolos levemente.

Entonces sufrн un colapso.

—їBella? —dijo alarmado mientras me recogнa y me alzaba en vilo.

—Has hecho que me desmaye... —le acusй en mi aturdimiento.

—їQuй voy a hacer contigo? —Gimiу con desesperaciуn—. Ayer te beso, Ўy me atacas! ЎY hoy te desmayas!

Me reн dйbilmente, dejando que sus brazos me sostuvieran mientras la cabeza seguнa dбndome vueltas.

—Eso te pasa por ser bueno en todo.

Suspirу.

—Йse es el problema —yo aъn seguнa grogui—. Eres demasiado bueno. Muy, muy bueno.

—їEstбs mareada? —preguntу. Me habнa visto asн con anterioridad.

—No... No fue la misma clase de desfallecimiento de siempre. No sй quй ha sucedido —agitй la cabeza con gesto de disculpa—. Creo que me olvidй de respirar.

—No te puedo llevar de esta guisa a ningъn sitio.

—Estoy bien —insistн—. Tu familia va a pensar que estoy loca de todos modos, asн que... їCuбl es la diferencia?

Evaluу mi expresiуn durante unos instantes.

—No soy imparcial con el color de esa blusa —comentу inesperadamente. Enrojecн de placer y desviй la mirada.

—Mira, intento con todas mis fuerzas no pensar en lo que estoy a punto de hacer, asн que їpodemos irnos ya?

—A ti no te preocupa dirigirte al encuentro de una casa llena de vampiros, lo que te preocupa es conseguir su aprobaciуn, їme equivoco?

—No —contestй de inmediato, ocultando mi sorpresa ante el tono informal con el que utilizaba la palabra.

Sacudiу la cabeza.

—Eres increнble.

Cuando condujo fuera del centro del pueblo comprendн que no tenнa ni idea de dуnde vivнa. Cruzamos el puente sobre el rнo Calwah, donde la carretera se desviaba hacia el Norte. Las casas que aparecнan de forma intermitente al pasar se encontraban cada vez mбs alejadas de la carretera, y eran de mayor tamaсo. Luego sobrepasamos otro nъcleo de edificios antes de dirigirnos al bosque neblinoso. Intentaba decidir entre preguntar o tener paciencia y mantenerme callada cuando girу bruscamente para tomar un camino sin pavimentar. No estaba seсalizado y apenas era visible entre los helechos. El bosque, serpenteante entre los centenarios бrboles, invadнa a ambos lados el sendero hasta tal punto que sуlo era distinguible a pocos metros de distancia.

Luego, a escasos kilуmetros, los бrboles ralearon y de repente nos encontramos en una pequeсa pradera, їo era un jardнn? Sin embargo, se mantenнa la penumbra del bosque; no remitiу debido a que las inmensas ramas de seis cedros primigenios daban sombra a todo un acre de tierra. La sombra de los бrboles protegнa los muros de la casa que se erguнa entre ellos, dejando sin justificaciуn alguna el profundo porche que rodeaba el primer piso.

No sй lo que en realidad pensaba encontrarme, pero definitivamente no era aquello. La casa, de unos cien aсos de antigьedad, era atemporal y elegante. Estaba pintada de un blanco suave y desvaнdo. Tenнa tres pisos de altura y era rectangular y bien proporcionada. El monovolumen era el ъnico coche a la vista. Podнa escuchar fluir el rнo cerca de allн, oculto en la penumbra del bosque.

—ЎGuau!

—їTe gusta? —preguntу con una sonrisa.

—Tiene... cierto encanto.

Me tirу de la coleta y riу entre dientes. Luego, cuando me abriу la puerta, me preguntу.

—їLista?

—Ni un poquito... ЎVamos!

Intentй reнrme, pero la risa se me quedу pegada a la garganta. Me alisй el peso con gesto nervioso.

—Tienes un aspecto adorable.

Me tomу de la mano de forma casual, sin pensarlo.

Caminamos hacia el porche a la densa sombra de los бrboles. Sabнa que notaba mi tensiуn. Me frotaba el dorso de la mano, describiendo cнrculos con el dedo pulgar.

Me abriу la puerta.

El interior era aъn mбs sorprendente y menos predecible que el exterior. Era muy luminoso, muy espacioso y muy grande. Lo mбs posible es que originariamente hubiera estado dividido en varias habitaciones, pero habнan hecho desaparecer los tabiques para conseguir un espacio mбs amplio. El muro trasero, orientado hacia el sur, habнa sido totalmente reemplazado por una vidriera y mбs allб de los cedros, el jardнn, desprovisto de бrboles, se estiraba hasta alcanzar el ancho rнo. Una maciza escalera de caracol dominaba la parte oriental de la estancia. Las paredes, el alto techo de vigas, los suelos de madera y las gruesas alfombras eran todos de diferentes tonalidades de blanco.

Los padres de Edward nos aguardaban para recibirnos a la izquierda de la entrada, sobre un altillo del suelo, en el que descansaba un espectacular piano de cola.

Habнa visto antes al doctor Cullen, por supuesto, pero eso no evitу que su joven y ultrajante perfecciуn me sorprendieran de nuevo. Presumн que quien estaba a su lado era Esme, la ъnica a la que no habнa visto con anterioridad. Tenнa los mismos rasgos pбlidos y hermosos que el resto. Habнa algo en su rostro en forma de corazуn y en las ondas de su suave pelo de color caramelo que recordaba a la ingenuidad de la йpoca de las pelнculas de cine mudo. Era pequeсa y delgada, pero, aun asн, de facciones menos pronunciadas, mбs redondeadas que las de los otros. Ambos vestнan de manera informal, con colores claros que encajaban con el interior de la casa. Me sonrieron en seсal de bienvenida, pero ninguno hizo ademбn de acercarse a nosotros en lo que supuse era un intento de no asustarme. La voz de Edward rompiу el breve lapso de silencio.

—Carlisle, Esme, os presento a Bella.

—Sй bienvenida, Bella.

El paso de Carlisle fue comedido y cuidadoso cuando se acercу a mн. Alzу una mano con timidez y me adelantй un paso para estrechбrsela.

—Me alegro de volver a verle, doctor Cullen.

—Llбmame Carlisle, por favor.

Le sonreн de oreja a oreja con una repentina confianza que me sorprendiу. Notй el alivio de Edward, que seguнa a mi lado.

Esme sonriу y avanzу un paso para alcanzar mi mano. El apretуn de su frнa mano, dura como la piedra, era tal y como yo esperaba.

—Me alegro mucho de conocerte —dijo con sinceridad.

—Gracias. Yo tambiйn me alegro.

Y ahн estaba yo. Era como encontrarse formando parte de un cuento de hadas... Blancanieves en carne y hueso.

—їDуnde estбn Alice y Jasper? —preguntу Edward, pero nadie tuvo ocasiуn de responder, ya que ambos aparecieron en ese momento en lo alto de las amplias escaleras.

—ЎHola, Edward! —le saludу Alice con entusiasmo.

Echу a correr escaleras abajo, una centella de pelo oscuro y tez nнvea, que llegу para detenerse delante de mн repentinamente y con elegancia. Esme y Carlisle le lanzaron sendas miradas de aviso, pero a mн me agradу. Despuйs de todo, eso era natural para ella.

—Hola, Bella —dijo Alice y se adelantу para darme un beso en la mejilla.

Si Carlisle y Esme habнan parecido antes muy cautos, ahora se mostraron estupefactos. Mis ojos tambiйn reflejaban esa sorpresa, pero al mismo tiempo me complacнa mucho que ella pareciera aceptarme por completo. Me sorprendiу percatarme de que Edward, a mi lado, se ponнa rнgido. Le mirй, pero su expresiуn era inescrutable.

—Hueles bien —me alabу, para mi enorme vergьenza—, hasta ahora no me habнa dado cuenta.

Nadie mбs parecнa saber quй decir cuando Jasper se presentу allн, alto, leonino. Sentн una sensaciуn de alivio y de repente me encontrй muy a gusto a pesar del sitio en que me hallaba. Edward mirу fijamente a Jasper y enarcу una ceja. Entonces recordй lo que йste era capaz de hacer.

—Hola, Bella —me saludу Jasper.

Mantuvo la distancia yno me ofreciу la mano para que la estrechara, pero era imposible sentirse incуmodo cerca de йl.

—Hola, Jasper —le sonreн con timidez, y luego a los demбs, antes de aсadir como fуrmula de cortesнa—Me alegro de conoceros a todos... Tenйis una casa preciosa.

—Gracias —contestу Esme—. Estarnos encantados de que hayas venido.

Me hablу con sentimiento, y me di cuenta de que pensaba que yo era valiente.

Tambiйn caн en la cuenta de que no se veнa por ninguna parte a Rosalie y a Emmett. Recordй entonces la negativa demasiado inocente de Edward cuando le preguntй si no les agradaba a todos.

La expresiуn de Carlisle me distrajo del hilo de mis pensamientos. Miraba a Edward de forma significativa con gran intensidad. Vi a Edward asentir una vez con el rabillo del ojo.


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