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Mente versus cuerpo 6 страница

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—Para en el arcйn, Edward.

El tono de Alice era razonable, pero habнa en йl un matiz de autoridad que yo no habнa oнdo antes. El velocнmetro rebasу los doscientos veinte.

—Hazlo, Edward.

—Escъchame, Alice. Le he leнdo la mente. El rastreo es su pasiуn, su obsesiуn, y la quiere a ella, Alice, a ella en concreto. La cacerнa empieza esta noche.

—No sabe dуnde...

Edward la interrumpiу.

— їCuбnto tiempo crees que va a necesitar para captar su olor en el pueblo? Laurent ya habнa trazado el plan en su mente antes de decir lo que dijo.

Ahoguй un grito al comprender adonde le conducirнa mi olor.

— ЎCharlie! ЎNo podйis dejarle allн! ЎNo podйis dejarle! —me debatн contra el arnйs.

—Bella tiene razуn ——observу Alice.

El coche redujo la velocidad ligeramente.

—No tardaremos demasiado en considerar todas las opciones —intentу persuadirle Alice.

El coche redujo nuevamente la velocidad, en esta ocasiуn de forma mбs patente, y entonces frenу con un chirrido en el arcйn de la autopista. Salн disparada hacia delante, precipitбndome contra el arnйs, para luego caer hacia atrбs y chocar contra el asiento.

—No hay ninguna opciуn —susurrу Edward.

— ЎNo voy a abandonar a Charlie! —chillй.

Cбllate, Bella.

—Tienes que llevarla a casa ——intervino Emmett, finalmente.

—No —rechazу de plano.

—James no puede compararse con nosotros, Edward. No podrб tocarla.

—Esperarб.

Emmett sonriу.

—Ya tambiйn puedo esperar.

— їNo lo veis? їEs que no lo entendйis? No va a cambiar de idea una vez que se haya entregado a la caza. Tendremos que matarlo.

A Emmett no pareciу disgustarle la idea.

—Es una opciуn.

—Y tambiйn tendremos que matar a la mujer. Estб con йl. Si luchamos, el lнder del grupo tambiйn los acompaсarб.

—Somos suficientes para ellos.

—Hay otra opciуn —dijo Alice con serenidad.

Edward se revolviу contra ella furioso, su voz fue un rugido devastador cuando dijo:

— ЎNo—hay—otra—opciуn!

Emmett y yo le miramos aturdidos, pero Alice no parecнa sorprendida. El silenciу se prolongу durante mбs de un minuto, mientras Edward y Alice se miraban fijamente el uno al otro.

Yo lo rompн.

— їQuerrнa alguien escuchar mi plan?

—No —gruсу Edward. Alice le clavу la mirada, definitivamente enfadada.

—Escucha —supliquй—. Llйvame de vuelta.

—No —me interrumpiу йl.

Le mirй fijamente y continuй.

—Me llevas de vuelta y le digo a mi padre que quiero irme a casa, a Phoenix. Hago las maletas, esperamos a que el rastreador estй observando y entonces huimos. Nos seguirб y dejarб a Charlie tranquilo. Charlie no lanzarб al FBI sobre tu familia y entonces me podrбs llevar a cualquier maldito lugar que se te ocurra.

Me miraron sorprendidos.

—Pues realmente no es una mala idea, en absoluto.

La sorpresa de Emmett suponнa un autйntico insulto.

—Podrнa funcionar, y desde luego no podemos dejar desprotegido al padre de Bella. Tъ lo sabes —dijo Alice.

Todos mirбbamos a Edward.

—Es demasiado peligroso... Y no le quiero cerca de ella ni a cien kilуmetros a la redonda.

Emmett rebosaba auto confianza.

—Edward, йl no va a acabar con nosotros.

Alice se concentrу durante un minuto.

—No le veo atacando. Va a esperar a que la dejemos sola.

—No le llevarб mucho darse cuenta de que eso no va a suceder.

Exijo que me lleves a casa —intentй sonar decidida.

Edward presionу los dedos contra las sienes y cerrу los ojos con fuerza.

—Por favor —supliquй en voz mucho mбs baja.

No levantу la vista. Cuando hablу, su voz sonaba como si las palabras salieran contra su voluntad.

—Te marchas esta noche, tanto si el rastreador te ve como si no. Le dirбs a Charlie que no puedes estar un minuto mбs en Forks, cuйntale cualquier historia con tal de que funcione. Guarda en una maleta lo primero que tengas a mano y mйtete despuйs en tu coche. Me da exactamente igual lo que йl te diga. Dispones de quince minutos. їMe has escuchado? Quince minutos a contar desde el momento en que pongas el pie en el umbral de la puerta.

El Jeep volviу a la vida con un rugido y las ruedas chirriaron cuando describiу un brusco giro. La aguja del velocнmetro comenzу a subir de nuevo.

— їEmmett? —preguntй con intenciуn, mirбndome las manos.

—Ah, perdуn —dijo, y me soltу.

Transcurrieron varios minutos en silencio, sin que se oyera otro sonido que el del motor. Entonces, Edward hablу de nuevo.

—Vamos a hacerlo de esta manera. Cuando lleguemos a la casa, si el rastreador no estб allн, la acompaсarй a la puerta —me mirу a travйs del retrovisor—. Dispones de quince minutos a partir de ese momento. Emmett, tъ controlarбs el exterior de la casa. Alice, tъ llevarбs el coche, yo estarй dentro con ella todo el tiempo. En cuanto salga, llevбis el Jeep a casa y se lo contбis a Carlisle.

—De ninguna manera —le contradijo Emmett—. Irй contigo.

—Piйnsalo bien, Emmett. No sй cuбnto tiempo estarй fuera.

—Hasta que no sepamos en quй puede terminar este asunto, estarй contigo.

Edward suspirу.

—Si el rastreador estб allн —continuу inexorablemente—, seguirй conduciendo.

—Vamos a llegar antes que йl —dijo Alice con confianza.

Edward pareciу aceptarlo. Fuera cual fuera el roce que hubiera tenido con Alice, no dudaba de ella ahora.

— їQuй vamos a hacer con el Jeep? —preguntу ella.

Su voz sonaba dura y afilada.

—Tъ lo llevarбs a casa.

—No, no lo harй —replicу ella con calma.

La retahila ininteligible de blasfemias volviу a comenzar.

—No cabemos todos en mi coche —susurrй.

Edward no pareciу escucharme.

—Creo que deberнas dejarme marchar sola —dije en voz baja, mucho mбs tranquila.

Йl lo oyу.

—Bella, por favor, hagamos esto a mi manera, sуlo por esta vez —dijo con los dientes apretados.

—Escucha, Charlie no es ningъn imbйcil —protestй—. Si maсana no estбs en el pueblo, va a sospechar.

—Eso es irrelevante. Nos aseguraremos de que se encuentre a salvo y eso es lo ъnico que importa.

—Bueno, їy quй pasa con el rastreador? Vio la forma en que actuaste esta noche. Pensarб que estбs conmigo, estйs donde estйs.

Emmett me mirу, insultantemente sorprendido otra vez.

—Edward, escъchala —le urgiу—. Creo que tiene razуn.

—Sн, estoy de acuerdo —comentу Alice.

—No puedo hacer eso —la voz de Edward era helada.

—Emmett podrнa quedarse tambiйn —continuй—. Le ha tomado bastante ojeriza.

— їQuй? —Emmett se volviу hacia mн.

—Si te quedas, tendrбs mбs posibilidades de ponerle la mano encima —acordу Alice.

Edward la mirу con incredulidad.

— їY tъ te crees que la voy a dejar irse sola?

—Claro que no —dijo Alice—. La acompaсaremos Jasper y yo.

—No puedo hacer eso —repitiу Edward, pero esta vez su voz mostraba signos evidentes de derrota. La lуgica estaba haciendo de las suyas con йl.

Intentй ser persuasiva.

—Dйjate ver por aquн durante una semana —vi su expresiуn en el retrovisor y rectifiquй—. Bueno, unos cuantos dнas. Deja que Charlie vea que no me has secuestrado y que James se vaya de caza inъtilmente. Cerciуrate por completo de que no tenga ninguna pista; luego, te vas y me buscas, tomando una ruta que lo despiste, claro. Entonces, Jasper y Alice podrбn volver a casa.

Vi que empezaba a considerarlo.

— їDуnde te irнa a buscar?

—A Phoenix —respondн sin dudar.

—No. El oirб que es allн donde vas —replicу con impaciencia.

—Y tъ le harбs creer que es un truco, claro. Es consciente de que sabemos que nos estб escuchando. Jamбs creerб que me dirija de verdad a donde anuncie que voy.

—Esta chica es diabуlica —riу Emmett entre dientes.

— їY si no funciona?

—Hay varios millones de personas en Phoenix —le informй.

—No es tan difнcil usar una guнa telefуnica.

—No irй a casa.

— їAh, no? —preguntу con una nota peligrosa en la voz.

—Ya soy bastante mayorcita para buscarme un sitio por mi cuenta.

—Edward, estaremos con ella —le recordу Alice.

— їY quй vas a hacer en Phoenix? —le preguntу йl mordazmente.

—Quedarme bajo techo.

—Ya lo creo que voy a disfrutar —Emmett pensaba seguramente en arrinconar a James.

—Cбllate, Emmett.

—Mira, si intentamos detenerle mientras ella anda por aquн, hay muchas mбs posibilidades de que alguien termine herido..., tanto ella como tъ al intentar protegerla. Ahora, si lo pillamos solo... —Emmett dejу la frase inconclusa y lentamente empezу a sonreнr. Yo habнa acertado.

El Jeep avanzaba mбs lentamente conforme entrбbamos en el pueblo. A pesar de mis palabras valientes, sentн cуmo se me ponнa el vello de punta. Pensй en Charlie, solo en la casa, e intentй hacer acopio de valor.

—Bella —dijo Edward en voz baja. Alice y Emmett miraban por las ventanillas—, si te pones en peligro y te pasa cualquier cosa, cualquier cosa, te harй personalmente responsable. їLo has comprendido?

—Sн —traguй saliva.

Se volviу a Alice.

— їVa a poder Jasper manejar este asunto?

—Confнa un poco en йl, Edward. Lo estб haciendo bien, muy bien, teniendo todo en cuenta.

— їPodrбs manejarlo tъ? —preguntу йl.

La pequeсa y grбcil Alice echу hacia atrбs sus labios en una mueca horrorosa y dejу salir un gruсido gutural que me hizo encogerme en el asiento del terror.

Edward le sonriу, mas de repente musitу:

—Pero guбrdate tus opiniones.

 

DESPEDIDAS

 

Charlie me esperaba levantado y con todas las luces de la casa encendidas. Me quedй con la mente en blanco mientras pensaba en algo para que me dejara marcharme. No iba a resultar agradable.

Edward aparcу despacio junto al bordillo, a bastante distancia detrбs de mi automуvil. Los tres estaban sumamente alertas, sentados muy erguidos en sus asientos; escuchaban cada sonido del bosque, escrutaban cada sombra, captaban cada olor, todo en busca de cualquier cosa que estuviera fuera de lugar. El motor se parу y me quedй sentada, inmуvil, mientras continuaban a la escucha.

—No estб aquн —anunciу Edward muy tenso—. Vamos.

Emmett se inclinу para ayudarme a salir del arnйs.

—No te preocupes, Bella —susurrу con jovialidad—. Solucionaremos las cosas lo antes posible.

Sentн que se me humedecнan los ojos mientras miraba a Emmett. Apenas le conocнa y, sin embargo, me angustiaba el hecho de no saber si lo volverнa a ver despuйs de esta noche. Esto, sin duda, era un aperitivo de las despedidas a las que deberнa sobrevivir durante la prуxima hora, y ese pensamiento hizo que se desbordaran las lбgrimas de mis ojos.

—Alice, Emmett —espetу Edward con autoridad. Ambos se deslizaron en la oscuridad en el mбs completo silencio y desaparecieron de inmediato. Edward me abriу la puerta y me tomу de la mano, amparбndome en su abrazo protector. Me acompaсу rбpidamente hacia la casa sin dejar de escrutar la noche.

—Quince minutos —me advirtiу en voz baja.

—Puedo hacerlo —inhalй. Las lбgrimas me habнan inspirado.

Me detuve delante del porche y tomй su rostro entre las manos, mirбndole con ferocidad a los ojos.

—Te quiero —le dije con voz baja e intensa—, siempre te amarй, no importa lo que pase ahora.

—No te va a pasar nada, Bella —me respondiу con igual ferocidad.

—Sуlo te pido que sigas el plan, їvale? Mantйn a Charlie a salvo por mн. No le voy a caer muy bien despuйs de esto, y quiero tener la oportunidad de disculparme en otro momento.

—Entra, Bella, tenemos prisa —me urgiу.

—Una cosa mбs —susurrй apasionadamente—. No hagas caso a nada de lo que me oigas decir ahora.

Edward estaba inclinado, por lo que sуlo tuve que ponerme de puntillas para besar sus labios frнos, desprevenidos, con toda la fuerza de la que fui capaz. Entonces, rбpidamente me di la vuelta y abrн la puerta de una patada.

— ЎVete, Edward! —le gritй.

Echй a correr hacia el interior de la casa despuйs de cerrarle la puerta de golpe en la cara, aъn atуnita.

— їBella?

Charlie deambulaba de aquн para allб en el cuarto de estar, por lo que ya estaba de pie cuando entrй.

— ЎDйjame en paz! —le chillй entre lбgrimas, que caнan ahora implacablemente.

Corrн escaleras arriba hasta mi habitaciуn, cerrй la puerta de golpe y echй el cestillo. Me abalancй hacia la cama y me arrojй al suelo para sacar mi petate. Busquй precipitadamente entre el colchуn y el somier para recoger el viejo calcetнn anudado en el que escondнa mi reserva secreta de dinero.

Charlie aporreу la puerta.

—Bella, їte encuentras bien? —su voz sonaba asustada—. їQuй estб pasando?

—Me voy a casa —gritй; la voz se me quebrу en el punto exacto.

— їTe ha hecho daсo?

Su tono derivaba hacia la ira.

— ЎNo! —chillй unas cuantas octavas mбs alto. Me volvн hacia el armario, pero Edward ya estaba allн, recogiendo en silencio y sin mirar verdaderas brazadas de vestidos para luego lanzбrmelos.

— їHa roto contigo?

Charlie estaba perplejo.

— ЎNo! —gritй de nuevo, apenas sin aliento mientras empujaba todo dentro del petate. Edward me arrojу el contenido de otro cajуn, aunque a estas alturas apenas cabнa nada mбs.

— їQuй ha ocurrido, Bella? —vociferу Charlie a travйs de la puerta, aporreбndola de nuevo.

—He sido yo la que ha cortado con йl —le respondн, dando tirones a la cremallera del petate. Las capacitadas manos de Edward me apartaron, la cerrу con suavidad y me pasу la correa por el hombro con cuidado.

—Estarй en tu coche, Ўvenga! —me susurrу.

Me empujу hacia la puerta y se desvaneciу por la ventana. Abrн la puerta y empujй a Charlie con rudeza al pasar, luchan do con la pesada carga que llevaba y corrн hacia las escaleras.

— їQuй ha pasado? —Gritу Charlie detrбs de mн—. ЎCreн que te gustaba!

Me sujetу por el codo al llegar a la cocina, y, aunque estaba desconcertado, su presiуn era firme.

Me obligу a darme la vuelta para que le mirara y leн en su rostro que no tenнa intenciуn de dejarme marchar. Ъnicamente habнa una forma de lograrlo y eso implicaba hacerle tanto daсo que me odiaba a mн misma sуlo de pensarlo, pero no disponнa de mбs tiempo y tenнa que mantenerle con vida.

Mirй a mi padre, con nuevas lбgrimas en los ojos por lo que iba a hacer.

Claro que me gusta, йse es el problema. ЎNo aguanto mбs! ЎNo puedo echar mбs raнces aquн! ЎNo quiero terminar atrapada en este pueblo estъpido y aburrido como mamб! No voy a cometer el mismo error que ella, odio Forks, y Ўno quiero permanecer aquн ni un minuto mбs!

Su mano soltу mi brazo como si lo hubiera electrocutado. Me volvн para no ver su rostro herido y consternado, y me dirigн hacia la puerta.

—Bella, no puedes irte ahora, es de noche —susurrу a mi espalda. No me volvн.

—Dormirй en el coche si me siento cansada.

—Espera otra semana —me suplicу, todavнa en estado de shock —. Renйe habrб vuelto a Phoenix para entonces.

Esto me desquiciу por completo.

— їQuй?

Charlie continuу con ansiedad, casi balbuceando de alivio al verme dudar.

—Ha telefoneado mientras estabas fuera. Las cosas no han ido muy bien en Florida y volverбn a Arizona si Phil no ha firmado a finales de esta semana. El asistente de entrenador de los Sidewinders dijo que tal vez hubiera lugar para otro medio en el equipo.

Sacudн la cabeza, intentando reordenar mis pensamientos, ahora confusos. Cada segundo que pasaba, ponнa a Charlie en mбs peligro.

—Tengo una llave de casa —murmurй, dando otra vuelta de tuerca a la situaciуn. Charlie estaba muy cerca de mн, con una mano extendida y el rostro aturdido. No podнa perder mбs tiempo discutiendo con йl, asн que pensй que tendrнa que herirlo aъn mбs profundamente.

—Dйjame ir, Charlie —iba repitiendo las ъltimas palabras de mi madre mientras salнa por la misma puerta hacнa ahora tantos aсos. Las pronunciй con el mayor enfado posible y abrн la puerta de un tirуn—. No ha funcionado, їvale? De veras, Ўodio Forks con toda mi alma!

Mis crueles palabras cumplieron su cometido a la perfecciуn, porque Charlie se quedу helado en la entrada, atуnito, mientras yo corrнa hacia la noche. Me aterrorizу horriblemente el patio vacнo y corrн enloquecida hacia el coche al visualizar una sombra oscura detrбs de mн. Arrojй el petate a la plataforma del monovolumen y abrн la puerta de un tirуn. La llave estaba en el bombнn de la puesta en marcha.

— ЎTe llamarй maсana! —gritй.

No habнa nada en el mundo que deseara mбs que explicarle todo en ese momento, aun sabiйndome incapaz de hacerlo. Encendн el motor y arranquй. Edward me tocу la mano.

—Detente en el bordillo —me ordenу en cuanto Charlie y la casa desaparecieron a nuestras espaldas.

—Puedo conducir —asegurй mientras las lбgrimas inundaban mis mejillas.

De forma inesperada, las grandes manos de Edward me sujetaron por la cintura, su pie empujу al mнo fuera del acelerador, me puso sobre su regazo y me soltу las manos del volante.

De pronto me encontrй en el asiento del copiloto sin que el automуvil hubiera dado el mбs leve bandazo.

—No vas a encontrar nuestra casa —me explicу.

Unas luces destellaron repentinamente detrбs de nosotros. Mirй aterrada por la ventanilla trasera.

—Es Alice —me tranquilizу, tomбndome la mano de nuevo.

La imagen de Charlie en el quicio de la puerta seguнa ocupando mi mente.

— їY el rastreador?

—Escuchу el final de tu puesta en escena —contestу Edward con desaliento.

— їY Charlie? —preguntй con pena.

—El rastreador nos ha seguido. Ahora estб corriendo detrбs de nosotros.

Me quedй helada.

— їPodemos dejarle atrбs?

—No —replicу, pero acelerу mientras hablaba. El motor del monovolumen se quejу con un estrepitoso chirrido.

De repente, el plan habнa dejado de parecerme tan brillante.

Estaba mirando hacia atrбs, a las luces delanteras de Alice, cuando el coche sufriу una sacudida y una sombra oscura surgiу en mi ventana.

El grito espeluznante que lancй durу sуlo la fracciуn de segundo que Edward tardу en taparme la boca con la mano.

— ЎEs Emmett!

Apartу la mano de mi boca y me pasу su brazo por la cintura.

—Toda va bien, Bella —me prometiу—. Vas a estar a salvo.

Corrimos a travйs del pueblo tranquilo hacia la autopista del norte.

—No me habнa dado cuenta de que la vida de una pequeсa ciudad de provincias te aburrнa tanto —comentу Edward tratando de entablar conversaciуn; supe que intentaba distraerme—. Me pareciу que te estabas integrando bastante bien, sobre todo en los ъltimos tiempos. Incluso me sentнa bastante halagado al pensar que habнa conseguido que la vida te resultara un poco mбs interesante.

—No pretendнa ser agradable —confesй, haciendo caso omiso de su intento de distraerme, mirando hacia mis rodillas—. Mi madre pronunciу esas mismas palabras cuando dejу a Charlie. Se podrнa decir que fue un golpe bajo.

—No te preocupes, te perdonarб —sonriу levemente, aunque esa «alegrнa» no le llegу a los ojos.

Le mirй con desesperaciуn y йl vio un pбnico manifiesto en mis ojos.

—Bella, todo va a salir bien.

—No irб bien si no estamos juntos —susurrй.

—Nos reuniremos dentro de unos dнas —me asegurу mientras me rodeaba con el brazo—. Y no olvides que fue idea tuya.

—Era la mejor idea, y claro que fue mнa.

Me respondiу con una sonrisa triste que desapareciу de inmediato.

— їPor quй ha ocurrido todo esto? —Preguntй con voz temblorosa— їPor quй a mн?

Contemplу fijamente la carretera que se extendнa delante de nosotros.

—Es por mi culpa —dirigнa contra sн mismo la rabia que le alteraba la voz—. He sido un imbйcil al exponerte a algo asн.

—No me referнa a eso —insistн—. Yo estaba allн, vale, mira quй bien, pero eso no perturbу a los otros dos. їPor quй el tal James decidiу matarme a mн? Si habнa allн un montуn de gente, їpor quй a mн?

Edward vacilу, pensбndoselo antes de contestar.

—Inspeccionй a fondo su mente en ese momento —comenzу en voz baja—. Una vez que te vio, dudo que yo hubiera podido hacer algo para evitar esto. Esa es tu parte de culpa —su voz adquiriу un punto irуnico—. No se habrнa alterado si no olieras de esa forma tan fatнdicamente deliciosa. Pero cuando te defendн... bueno, eso lo empeorу bastante. No estб acostumbrado a no salirse con la suya, sin importar lo insignificante que pueda ser el asunto. James se concibe a sн mismo como un cazador, sуlo eso. Su existencia se reduce al rastreo y todo lo que le pide a la vida es un buen reto. Y de pronto nos presentamos nosotros, un gran clan de fuertes luchadores con un precioso trofeo, todos volcados en proteger al ъnico elemento vulnerable. No te puedes hacer idea de su euforia. Es su juego favorito y lo hemos convertido para йl en algo mucho mбs excitante.

El tono de su voz estaba lleno de disgusto. Hizo una pausa y agregу con desesperanza y frustraciуn:

—Sin embargo, te habrнa matado allн mismo, en ese momento, de no haber estado yo.

—Creнa que no olнa igual para los otros... que como huelo para ti —comentй dubitativa.

—No, lo cual no quiere decir que no seas una tentaciуn para todos. Se habrнa producido un enfrentamiento allн mismo si hubieras atraнdo al rastreador, o a cualquiera de ellos, como a mн.

Me estremecн.

—No creo que tenga otra alternativa que matarle —murmurу—, aunque a Carlisle no le va gustar.

Oн el sonido de las ruedas cruzando el puente aunque no se veнa el rнo en la oscuridad. Sabнa que nos estбbamos acercando, de modo que se lo tenнa que preguntar en ese momento.

— їCуmo se mata a un vampiro?

Me mirу con ojos inescrutables y su voz se volviу repentinamente бspera.

—La ъnica manera segura es cortarlo en pedazos, y luego quemarlos.

— їVan a luchar a su lado los otros dos?

—La mujer, sн, aunque no estoy seguro respecto a Laurent. El vнnculo entre ellos no es muy fuerte y Laurent sуlo los acompaсa por conveniencia. Ademбs, James lo avergonzу en el prado.

—Pero James y la mujer... їintentarбn matarte? —mi voz tambiйn se habнa vuelto бspera al preguntar.

—Bella, no te permito que malgastes tu tiempo preocupбndote por mн. Tu ъnico interйs debe ser mantenerte a salvo y por favor te lo pido, intenta no ser imprudente.

— їTodavнa nos sigue?

—Sн, aunque no va a asaltar la casa. No esta noche.

Doblу por un camino invisible, con Alice siguiйndonos.

Condujo directamente hacia la casa. Las luces del interior estaban encendidas, pero servнan de poco frente a la oscuridad del bosque circundante. Emmett abriу mi puerta antes de que el vehнculo se hubiera detenido del todo; me sacу del asiento, me empotrу como un balуn de fъtbol contra su enorme pecho, y cruzу la puerta a la carrera llevбndome con йl.

Irrumpimos en la gran habitaciуn blanca del primer piso, con Edward y Alice flanqueбndonos a ambos lados. Todos se hallaban allн y se levantaron al oнrnos llegar; Laurent estaba en el centro. Escuchй los gruсidos sordos retumbar en lo profundo de la garganta de Emmett cuando me soltу al lado de Edward.

—Nos estб rastreando —anunciу Edward, mirando ceсudo a Laurent.

El rostro de йste no parecнa satisfecho.

—Me temo que sн.

Alice se deslizу junto a Jasper y le susurrу al oнdo; los labios le temblaron levemente por la velocidad de su silencioso monуlogo. Subieron juntos las escaleras. Rosalie los observу y se acercу rбpidamente al lado de Emmett. Sus bellos ojos brillaban con intensidad, pero se llenaron de furia cuando, sin querer, recorrieron mi rostro.

— їQuй crees que va a hacer? —le preguntу Carlisle a Laurent en un tono escalofriante.

—Lo siento —contestу—. Ya me temн, cuando su chico la defendiу, que se desencadenarнa esta situaciуn.

— їPuedes detenerle?

Laurent sacudiу la cabeza.

—Una vez que ha comenzado, nada puede detener a James.

—Nosotros lo haremos —prometiу Emmett, y no cabнa duda de a quй se referнa.

—No podrбn con йl. No he visto nada semejante en los ъltimos trescientos aсos. Es absolutamente letal, por eso me unн a su aquelarre.

Su aquelarre, pensй; entonces, estaba claro. La exhibiciуn de liderazgo en el prado habнa sido solamente una pantomima.

Laurent seguнa sacudiendo la cabeza. Me mirу, perplejo, y luego nuevamente a Carlisle.

— їEstбs convencido de que merece la pena?

El rugido airado de Edward llenу la habitaciуn y Laurent se encogiу. Carlisle mirу a Laurent con gesto grave.

—Me temo que tendrбs que escoger.

Laurent lo entendiу y meditу durante unos instantes. Sus ojos se detuvieron en cada rostro y finalmente recorrieron la rutilante habitaciуn.

—Me intriga la forma de vida que habйis construido, pero no quiero quedarme atrapado aquн dentro. No siento enemistad hacia ninguno de vosotros, pero no actuarй contra James. Creo que me marcharй al norte, donde estб el clan de Denali —dudу un momento—. No subestimйis a James. Tiene una mente brillante y unos sentidos inigualables. Se siente tan cуmodo como vosotros en el mundo de los hombres y no os atacarб de frente... Lamento lo que se ha desencadenado aquн. Lo siento de veras —inclinу la cabeza, pero me lanzу otra mirada incrйdula.

—Ve en paz —fue la respuesta formal de Carlisle.

Laurent echу otra larga mirada alrededor y entonces se apresurу hacia la puerta.

El silencio durу menos de un minuto.

— їA quй distancia se encuentra? —Carlisle mirу a Edward.

Esme ya estaba en movimiento, tocу con la mano un control invisible que habнa en la pared y con un chirrido, unos grandes postigos metбlicos comenzaron a sellar la pared de cristal. Me quedй boquiabierta.

—Estб a unos cinco kilуmetros pasando el rнo, dando vueltas por los alrededores para reunirse con la mujer.

— їCuбl es el plan?

—Lo alejaremos de aquн para que Jasper y Alice se la puedan llevar al sur,

— їY luego?

El tono de Edward era mortнfero.

—Le daremos caza en cuanto Bella estй fuera de aquн.

—Supongo que no hay otra opciуn —admitiу Carlisle con el rostro sombrнo.

Edward se volviу hacia Rosalie.

—Sъbela arriba e intercambiad vuestras ropas —le ordenу, y ella le devolviу la mirada, furibunda e incrйdula.

— їPor quй debo hacerlo? —Dijo en voz baja—. їQuй es ella para mн? Nada, salvo una amenaza, un peligro que tъ has buscado y que tenemos que sufrir todos.

Me acobardу el veneno que destilaban sus palabras.

—Rosa... —murmurу Emmett, poniйndole una mano en el hombro. Ella se la sacу de encima con una sacudida.

Sin embargo, yo fijaba en Edward toda mi atenciуn; conociendo su temperamento, me preocupaba su reacciуn. Pero me sorprendiу.

Apartу la mirada de Rosalie como si no hubiera dicho nada, como si no existiera.

— їEsme? —preguntу con calma.

—Por supuesto —murmurу ella.

Esme estuvo a mi lado en menos de lo que dura un latido, y me alzу en brazos sin esfuerzo. Se lanzу escaleras arriba antes de que yo empezara a jadear del susto.

— їQuй vamos a hacer? —preguntй sin aliento cuando me soltу en una habitaciуn oscura en algъn lugar del segundo piso.

—Intentaremos confundir el olor —pude oнr como caнan sus ropas al suelo—. No durarб mucho, pero ayudarб a que puedas huir.

—No creo que me las pueda poner... —dudй, pero ella empezу a quitarme la camiseta con brusquedad. Rбpidamente, me quitй yo sola los vaqueros. Me tendiу lo que parecнa ser una camiseta y luchй por meter los brazos en los huecos correctos. Tan pronto como lo conseguн, ella me entregу sus mallas de deporte.

Tirй de ellas pero no conseguн ponйrmelas bien, eran demasiado largas, por lo que Esme doblу diestramente los dobladillos unas cuantas veces de manera que pude ponerme en pie. Ella ya se habнa puesto mis ropas y me llevу hacia las escaleras donde aguardaba Alice con un pequeсo bolso de piel en la mano. Me tomaron cada una de un codo y me llevaron en volandas hasta el tramo de las escaleras.

Parecнa como si todo se hubiera resuelto en el salуn en nuestra ausencia. Edward y Emmett estaban preparados para irse, este ъltimo llevaba una mochila de aspecto pesado sobre el hombro. Carlisle le tendiу un objeto pequeсo a Esme, luego se volviу y le dio otro igual a Alice; era un pequeсo mуvil plateado.

—Esme y Rosalie se llevarбn tu coche, Bella —me dijo al pasar a mi lado. Asentн, mirando con recelo a Rosalie, que contemplaba a Carlisle con expresiуn resentida.

—Alice, Jasper, llevaos el Mercedes. En el sur vais a necesitar ventanillas con cristales tintados.

Ellos asintieron tambiйn.

—Nosotros nos llevaremos el Jeep.

Me sorprendiу verificar que Carlisle pretendнa acompaсar a Edward. Me di cuenta de pronto, con una punzada de miedo, que estaban reuniendo la partida de caza.

—Alice —preguntу Carlisle—, їmorderбn el cebo?

Todos miramos a Alice, que cerrу los ojos y permaneciу increнblemente inmуvil. Finalmente, los abriу y dijo con voz segura:


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 151 | Нарушение авторских прав


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