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Capítulo 33

Читайте также:
  1. Capítulo 1
  2. Capítulo 1
  3. Capítulo 1
  4. CAPÍTULO 1
  5. Capítulo 1
  6. Capítulo 1 1 страница
  7. Capítulo 1 5 страница

Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Sigues aquí?

Rosie: Ah, no, hoy no, Ruby, por favor. De verdad que no estoy de humor.

Ruby: Empiezas a tenerme bastante harta, Rosie Dunne. Primero dices que te vas a Cork y no lo haces, luego dices que te vas a Boston (otra vez) y no lo haces. Entonces cuento con que por fin manifiestes tu amor a Alex y no lo haces, de modo que sigue sin tener ni idea de lo que sientes. Me cuesta trabajo seguirte con tantas actividades del tipo «abandono el país/cambio de trabajo/dejo a mí marido». A veces pienso que te mereces una buena patada en el trasero por desperdiciar tantas buenas oportunidades. Eres una persona increíblemente frustrante, Rosie.

Rosie: Bueno, soy una persona increíblemente frustrada, ahora mismo. Y no estoy «desperdiciando» buenas oportunidades. Lo que hago se llama «presentar nuevas oportunidades a mi hija».

Ruby: Puedes llamarlo como te dé la gana, pero a fin de cuentas una oportunidad perdida es una oportunidad perdida. Pero no te preocupes. Creo que de todo esto puedes sacar en claro una lección.

Rosie: Por favor, dime que hay alguna razón de peso en todo esto. ¿Cuál es esa lección?

Ruby: Que puedes dejar de preocuparte porque no estás yendo a ninguna parte. Así que dime la verdad, ¿cómo estás?

Rosie: Bien.

Ruby: ¿Seguro? Venga, Rosie, si mi corazón no soporta lo que te está pasando, no quiero ni imaginar cómo tienes que sentirte tú.

Rosie: Bueno, tengo el corazón roto. Dejó de funcionar hace dos semanas.

Ruby: Bueno, menos mal que conoces a un hombre que puede arreglarlo…

Rosie: No, no, no. Es la regla tácita. Él arregla el corazón de los demás, no el mío. Entiendo que así es como tiene que ser ahora.

Ruby: Tengo una idea, Rosie. ¿Por qué no le cuentas a Alex lo que sientes? ¿Por qué no pones de manifiesto tus sentimientos de una vez y aclaras el lío que tienes en la cabeza? Al menos así sabrá que si no vas a Boston no es porque él no te importe, sino que en realidad le amas más de lo que se figura, pero que te ves obligada a quedarte aquí por el bien de Katie. De esta manera la pelota quedará en su tejado. Podrá tomar la decisión de venir en tu busca o no.

Rosie: ¿Y qué pasa con su trabajo? ¿Y con Josh?

Ruby: Eso es decisión suya.

Rosie: Ruby, no puedo. ¿Cómo se lo digo? Si nos hubiésemos mudado a Boston podría haberme dado cuenta de cómo están las cosas, ver qué siente por mí y entonces decírselo. La semana pasada tuvo una cita, por Dios. ¿No ves el ridículo que haría diciéndole que estoy enamorada de él cuando está saliendo con alguien? Sería como repetir otra vez la situación que vivimos con Sally. Es demasiado complicado y ahora mismo lo que menos me preocupa es de qué hombre me enamoro a continuación. Además, ni siquiera contesta a mis llamadas. Piensa que he tomado una decisión estúpida.

Ruby: Dale tiempo. Está disgustado por el cariz que han tomado las cosas.

Rosie: ¿Cómo? ¿Que él está disgustado? Me parece que el resto del mundo y yo tenemos un problema grave de comunicación. ¿Es que todo el mundo cree que estoy extasiada con estas revelaciones? O sea, no es que busque compasión ni nada por el estilo, pero...

Ruby: Sí que la buscas.

Rosie: ¿Perdona?

Ruby: Compasión. La buscas. Ya lo creo.

Rosie: Gracias por descifrarme el mensaje. Bien, quizá no estaría de más que alguien se hiciera cargo de que mi marido ha tenido una aventura, que mi matrimonio se ha roto, que sigo a un millón de kilómetros de Alex y que nunca sabré qué siento por él, que el padre huido de mi hija ha regresado a Irlanda y que ¡NO TENGO TRABAJO! Una palmada en el hombro, una sonrisa comprensiva y un abrazo me vendrían la mar de bien, la verdad.

Ruby: Respira, Rosie.

Rosie: No, que entonces aparecen todos mis problemas. Si no respirara todo me iría mejor.

Ruby: No digas esas cosas.

Rosie: Corta el rollo. No tengo tiempo para suicidarme. Estoy demasiado ocupada sufriendo una crisis nerviosa.

Ruby: Bueno, supongo que eso es una buena noticia, en cierto modo. ¿Qué tal fue tu encuentro con Brian?

Rosie: Bien. Compró un billete de avión para venirse en cuanto colgó el teléfono después de hablar conmigo, así que al parecer se toma muy en serio su nuevo rol de padre. Me contó que ha vivido estos trece años en Ibiza, donde tiene una discoteca. Suministra unos cuantos recuerdos de alcohol de garrafa a los irlandeses borrachínes, salidos y menores de edad que van de vacaciones a la isla.

Ruby: ¿Está moreno y guapo?

Rosie: Nunca se me ocurriría poner las palabras «Brian el Llorica» y «moreno y guapo» en una misma frase. Sigue más o menos como siempre, con menos pelo y con más barriga.

Ruby: ¿Qué sentiste al verle?

Rosie: Tuve que controlarme con todas mis fuerzas para no darle un puñetazo. Katie estaba tan nerviosa por conocerle que temblaba como una hoja y se aferraba a mí. Contaba con que yo fuera la fuerte. Figúrate, alguien confiando en mí. Habíamos quedado en la cafetería del centro comercial de Jarvis Street y, debo reconocerlo, mientras nos acercábamos a la mesa tuve náuseas. Náuseas de rabia porque el hombrecillo miserable para el que iba a hacer un esfuerzo por ser amable durante la hora siguiente con la idea de ayudarlo a pasar a formar parte de la vida de mi hija era la misma persona que me había hecho tanto daño en el pasado. Yo tenía que ayudarlo a él. También me resultó extraño que, a pesar de sentirme débil al llevar a Katie al centro en autobús aquella mañana, y a pesar de sentirme cansada, nerviosa, enfadada y decepcionada por estar haciendo todo aquello, me diera cuenta de que aquellas dos personas me necesitaban. Así que por el bien de la relación de Katie con Brian tengo que guardarme para mí cualquier sentimiento de rencor que me inspire su padre.

Ruby: Hiciste un buena obra, Rosie. Tuvo que ser muy difícil. Y probablemente seguirá resultándote difícil durante mucho tiempo contemplar cómo van trabando amistad.

Rosie: Ya lo sé. Tengo que morderme la lengua para no decirle a Katie que su padre es cualquier cosa menos un héroe cada vez que la pobrecilla me cuenta algunas de las cosas que él ha hecho en la vida.

Ruby: ¿Cómo reaccionó delante de ella?

Rosie: Estaba aún más nervioso que Katie, así que me tocó a mí llevar las riendas de la conversación. Y ¿sabes qué? Ser la más fuerte de los tres me ayudó a ver claro que la decisión que tomé de no mudarnos a Boston fue la más acertada. Katie me necesitaba. Ambos me necesitaban. Él parecía realmente interesado por mi vida y la de Katie. Quiso saberlo todo sobre ella y lo pasé bastante bien contándole nuestras andanzas a lo largo de todos estos años. Al principio no pude evitar hablarle de nuestras vivencias con aire enojado porque él no había estado presente en ninguna de ellas, pero luego me di cuenta de que estaba alardeando y eso extrañamente me animó, y me hizo caer en la cuenta de lo afortunada que he sido, aunque a menudo me queje de las responsabilidades de la maternidad. También me ayudó a ver lo «especial» que es nuestra situación: Katie y yo somos las únicas que compartimos todos esos recuerdos. Y lo que decidimos hacer saber a los demás depende sólo de nosotras. Aunque Brian fastidie todos los demás aspectos de mi vida, al menos habrá contribuido sin querer a que me haya dado cuenta de eso.

No obstante, por desgracia, no es precisamente el mejor momento de mi vida para que reaparezca un ex. En estas situaciones lo deseable es haber progresado mucho durante el tiempo en que no se ha visto al otro, ser feliz y haber tenido éxito en la vida para poder decir: «Mira lo que he hecho mientras tú no estabas». Un matrimonio fracasado, estar sin trabajo y vivir con mis padres no me sirvió para conseguir el efecto deseado.

Ruby: Nada de eso es importante, Rosie. Deberías alegrarte de que Brian haya madurado un poco. ¿Cuánto tiempo estará por aquí?

Rosie: Unas pocas semanas y luego tendrá que regresar a Ibiza una temporada. Los meses de verano son los que le dan más trabajo, lógicamente. Vendrá algunas veces a visitar a Katie, por descontado, y luego contratará a alguien para que se encargue de la discoteca y así poder pasar el invierno en Dublín. Lo cierto es que parece tomarse esto muy en serio y me alegro por Katie. No puede decirse que tener a Brian pululando por aquí me parezca maravilloso, pero si la hace sonreír, merece la pena.

Ruby: ¿Has tenido suerte buscando trabajo?

Rosie: Bueno, acababa de encender el ordenador para ver qué había en internet cuando me has mandado tu mensaje.

Ruby: Vaya. Pues nada, me voy y dejo que seas la madre responsable que tienes que ser. Por cierto, Gary vendrá a clases de salsa conmigo. Miss Behave bebió unas cuantas sangrías de más en la fiesta de verano de la semana pasada y se torció el tobillo con sus plataformas de cuarenta centímetros. ¡Lo único que oímos fue un tremendo CRACK! Me di la vuelta y la vi tumbada de espaldas con una carrera en las mallas y la peluca a su lado, en el suelo.

Rosie: Dios mío. ¿Tuvisteis que llevarla a urgencias?

Ruby: Qué va, sólo se le rompió el tacón del zapato y, puesto que son sus únicos «zapatos de baile», se niega a venir a clase hasta que los haya sustituido por otros. Desgraciadamente sólo se consiguen en una tienda de Nueva York, de modo que tiene que esperar a que se los pidan y se los manden. Total, que estoy sin pareja y no te voy a preguntar si quieres serlo tú porque ya sé que me dirás que no.

Rosie: En efecto. Pero ¿cómo has conseguido que Gary aceptara ir a clases de baile contigo? ¡¿Lo amenazaste con matarle o algo por el estilo?!

Ruby: Sí.

Rosie: Vaya. Pues espero que lo pase bien.

Ruby: ¡No seas ridícula! Le parecerá horrible y me gritará durante semanas, pero al menos me estará hablando otra vez. Bueno, mejor te dejo. Tengo que aprovechar la hora del almuerzo para comprarle unos leotardos y un par de calentadores. Ya sé que en realidad no es obligatorio llevarlos, pero merecerá la pena ver la cara que pone cuando me los saque del bolso.

Rosie: Eres una mujer malvada.

Ruby: Gracias. Ahora busca trabajo. En un hotel. Después de tantos disparates en tu vida, quiero que te conviertas en la empleada de hotel más exitosa del mundo entero. No Más Contratiempos. ¿Me oyes?

Rosie: Alto y claro.

 

Querido Alex:

¿Cuándo dejarás de hacerme el vacío? Debes comprender que no puedo tomar las decisiones que me dé la gana. También tengo que pensar en Katie. Para ella es importante saber quién es su padre. Tú deberías saber mejor que nadie lo que es velar por el bienestar de un hijo. Brian por fin se ha dado cuenta de que quiere ocuparse de Katie. Más vale tarde que nunca, como dices tú siempre.

Me parece que ya he dejado bastantes disculpas en tu contestador automático, pero ahora te escribo para darte las gracias. Gracias por brindarme tu apoyo tal como lo has venido haciendo a lo largo de los años. Por encargarte de todos los preparativos cuando yo era incapaz de pensar con claridad. Aquella semana mi mundo se vino abajo y todo lo que antes era estable y seguro se desmoronó y me cayó encima. No permitamos que tu desaprobación de mi decisión de quedarme en Irlanda enturbie nuestra amistad.

Quizá llegue un día en que podamos reunimos tal como planeamos cuando teníamos siete años. Soy muy afortunada al contar con un amigo como tú, Alex Stewart; eres el rayo de luna que siempre alumbra mi camino. No sé hasta qué punto era realista la promesa que nos hicimos de niños de que estaríamos uno al lado del otro para siempre, pero hemos seguido siendo amigos a través de los mares durante más de veinte años y eso, estoy convencida, tiene algo de hazaña.

Llevo toda la semana buscando trabajo. Mi intención era encontrar algo en un hotel, pero, sorpresa, sorpresa, según parece, como el verano ya ha comenzado, las hordas de estudiantes e inmigrantes más que dispuestos a trabajar por una miseria ya han ocupado todas las vacantes que habría para los próximos meses. De todas formas, el dinero que se gana en esos empleos en realidad no me bastaría para que Katie y yo levantáramos cabeza. Me sumaré al insufrible lamento de la Irlanda del siglo XXI coreando el «todo está muy caro últimamente». Estoy esperando la respuesta del ayuntamiento sobre una vivienda, pero ya he pasado por esto antes y la lista de espera es muy larga.

Por desgracia alguien ha ocupado mi puesto en el Two Lakes Hotel. Brian se ha ofrecido a pagar la manutención de Katie, pero no quiero su dinero. Me las he arreglado sin él hasta ahora y lo último que quiero es su ayuda. Puede darle a Katie todo el dinero de bolsillo que le dicte su corazón, pero yo no voy a pedirle ni a exigirle ni un céntimo.

Comosellame no ha dado señales de vida de un tiempo a esta parte. Ese hombre tiene miedo hasta de su sombra, así que figúrate de mí. La semana pasada presenté la demanda de divorcio. Necesito que salga de mi vida para siempre. Le di mucho amor y suficientes oportunidades, pero me lo tiró todo a la cara. Sería una tonta si siguiera abrigando esperanzas. No es saludable ni para mí ni para Katie. Bailaré desnuda en la calle cuando termine el proceso de divorcio.

¿Te has enterado de que Stephanie está embarazada? Sale de cuentas en noviembre y, como es natural, toda mi familia está entusiasmadísima. Papá y mamá se encuentran estupendamente; siempre preguntan por ti y por Josh, y están disfrutando mucho la jubilación. Ahora andan pensando en vender la casa e irse a vivir al campo, donde la vida es más barata, para poder emplear el dinero que les sobre en viajar por el mundo durante los años que les quedan por delante. Me parece una gran idea. No necesitan para nada todas esas habitaciones vacías (excepto cuando me presento en su puerta con lágrimas en los ojos) y a ninguno de los dos le ata nada a la ciudad. Aunque eso también significa que tengo que apurarme en encontrar empleo para que Katie y yo podamos mudarnos. No me meten prisa, pero me consta que les interesa poner la casa en venta cuanto antes ya que en verano es cuando es más fácil venderla. Entonces seré el único miembro de la familia que viva en Dublín y supongo que me sentiré un poco sola. Kevin está en Kilkenny, Steph en Francia y papá y mamá estarán siempre de viaje. Sólo quedaremos Katie y yo. Y Brian el Llorica.

Mi amiga Ruby va a llevar a su hijo Gary a clases de salsa, lo cual promete ser divertido. Ya conociste a Gary y seguro que estás de acuerdo en que no es la persona más expresiva o emotiva del mundo. Pero es una buena idea, supongo. Katie y yo tendríamos que hacer algo juntas. De vez en cuando se va a pasar el día con su padre, pero nosotras casi nunca salimos solas por ahí. Siempre nos quedamos en casa y acabamos discutiendo. Pensaré algo que pueda gustarle, a lo mejor me la llevo a un concierto.

Cuando vivíamos con Greg yo era la mamá enrollada que acudía en su rescate, pero ahora, con Brian aquí, él es el papá nuevo enrollado que dirige una discoteca de moda y yo soy la mamá aburrida que la obliga a limpiar su habitación. Por descontado, enterarse de que Brian es dueño de una discoteca no ha hecho más que reforzar los deseos de Katie de convertirse en DJ. No sé qué clase de bicho he criado. Cada vez pone la música más alta. Papá y mamá se habían acostumbrado tanto al silencio que ha reinado en la casa en los últimos años que creo que si Katie vuelve a poner la música a todo volumen, papá se volará la tapa de los sesos.

En fin, éstas son mis novedades. Voy pasando los días despacio, tomándolos como vienen y todas esas paparruchadas. Por favor, contesta cuando te llame. Lo único que no sería capaz de soportar en esta tierra sería perder a mi mejor amigo. Aunque sea un hombre.

Con todo mi amor,

Katie

 

Phil: O sea que estás cabreado porque ahora no se muda a Boston porque el padre de su hija, a quien no ha visto en trece años, ha reaparecido en escena y quiere ocuparse de Katie. ¿Es eso?

Alex: Sí.

Phil: Dios santo. ¿Quién te escribe los guiones?

 

Querida Rosie:

Perdona, Rosie. Sé que éstas han sido las peores semanas de tu vida y que debería haberme mantenido en contacto contigo. A veces me frustro mucho al ver cómo te va la vida, pero sé que no me corresponde a mí controlarla. Tienes que tomar tus propias decisiones. No estaba enfadado contigo, ni mucho menos. Sólo estaba desilusionado por ti. Quiero verte siempre feliz y sabía que Comosellame no te estaba haciendo feliz. Llevaba años dándome cuenta. Por mal que te sientas ahora, no estar con él es una bendición, aunque no lo parezca. En fin, ya hablaremos de esto por teléfono durante la semana, porque podría pasarme toda la eternidad despotricando contra Comosellame.

Si puedo echarte una mano económicamente, no tienes más que decírmelo, aunque estoy seguro de que ya te has saltado esta línea y estás echando chispas por haberme atrevido a decirlo. En cualquier caso, la oferta sigue en pie. Las cosas me han ido muy bien últimamente. Gracias a las dietas y los estilos de vida del mundo moderno existe una fuerte demanda de cirugía cardiovascular. De acuerdo, eso no ha tenido gracia.

Espero que me digas algo pronto, Amapola, por qué quiero saber si estás bien.

Alex

 

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Re: Mensajes

Alex Stewart, será PORQUE quieres saber si estoy bien.

 

De: Alex

Para: Katie

Asunto: Pongámonos al día

Aquí tu querido padrino. Te mando este e-mail para saber cómo estás y para que me cuentes qué tal te van las cosas con tu padre. Dime algo pronto. Hace mucho que no sé de ti y me parece que últimamente las cosas se han torcido un poco. Háblame de tu música también. ¿Todavía quieres ser DJ?

 

De: Katie

Para: Alex

Asunto: Re: Pongámonos al día

Prdona k te scriba tan rápido sólo pra saludart y decirt k stoy bien, gracias. Tengo prisa xk salgo con papá dentro d nada. Me lleva a concierto en el Point Theatre. Tien emrads gratis xk conoc al grupo. Lo lamento xk mamá ya había comprado entradas por sorpresa para llevarme con ella. Dijo k tendríamos k hacer más cosas juntas. Ya ves. No sé k quiere dcir. Nos vemos cada día. AD+, las entradas d papá son mejores así k me voy con él y mamá va con Ruby. Tienen unos asientos muy xungos en la parte d atrás. Brian es muy enrollado. Me dijo que erais amigos en el cole y k fuiste a su fiesta cuando cumplió diez años y k dio una fiesta d dspdida cuando t fuiste a EEUU. Pero m dijo k tú y mamá dsaparecisteis al cabo d 10 minutos. ¡K groseros!

Mamá se rió cuando se lo recordó. No quiso decirme dónde fuisteis tú y ella. ¿Dónde fuisteis?

Oh, ya está aquí. Tengo que irme.

 

Katie: Qué guay, ¿verdad, Toby?

Toby: Sí.

Katie: Cuando acabe el colegio podré irme a vivir a Ibiza y trabajar de DJ en su discoteca. Es perfecto. Todo encaja en mi plan.

Toby: ¿Te dijo que podrías trabajar en su discoteca?

Katie: No, pero no se atreverá a decirme que no, ¿no crees?

Toby: No sé. ¿Cómo se llama la discoteca?

Katie: Dyma Nite Club. Es guay, ¿no?

Toby: Sí.

Katie: Tú también puedes venir si quieres.

Toby: Gracias. ¿Te gustaría vivir en Ibiza?

Katie: Para empezar, sí. Primero cojo experiencia en su discoteca y luego puedo viajar por el mundo trabajando en montones de discotecas de distintos países. ¿Te imaginas ganarte la vida poniendo música? Es el paraíso.

Toby: Entonces necesitarás pletinas, ¿verdad?

Katie: Sí. Mi papá dice que me las puede conseguir. Tiene un montón de amigos que son DJ y que pueden conseguir los mejores equipos a mejor precio que en las tiendas. Qué guay, ¿no?

Toby: Sí. Es raro que le llames papá.

Katie: Sí, ya lo sé. Aunque en realidad a él no lo llamo así, sólo cuando hablo con otros. Supongo que esto no es lo más normal. Espero acostumbrarme pronto.

Toby: Sí, me lo imagino. ¿Sabes algo de Greg?

Katie: No. ¿Por qué?

Toby: No se lo digas a tu madre, pero mis padres y yo fuimos a cenar a un chino ayer por la noche y estaba allí con una mujer. Se quedó muy cortado al verme y quiso hacerse el simpático llamándome para que me acercara a su mesa y tal.

Katie: Oh, Dios mío. ¿Qué le dijiste?

Toby: Nada. Hice como que no le veía y pasé de largo.

Katie: Bien hecho. Se lo merece. ¿Se enfadaron tus padres?

Toby: No, mamá me guiñó el ojo y papá fingió que no había visto a Greg.

Katie: ¿Con quién estaba?

Toby: Quién. ¿Mí padre?

Katie: No, idiota. Comosellame.

Toby: Con una rubia. Pero no se lo digas a tu madre. ¿Ya ha encontrado trabajo?

Katie: No, aunque está yendo a entrevistas todos los días. Últimamente está de un humor de perros, va dando portazos por toda la casa como si fuese el Anticristo. El abuelo dice que eso sería más propio de mis trece años. La pobre está que echa chispas.

Toby: ¿Tienes que ir pronto al dentista?

Katie: Sí, el abuelo me lleva mañana. Se me han vuelto a romper los aparatos. ¿Por qué?

Toby: ¿Puedo ir contigo?

Katie: ¿Por qué quieres acompañarme siempre? Tengo la boca en carne viva y el dentista me hace trizas mientras tú estás allí sentado comiendo piruletas.

Toby: Me gusta ir. Apuesto a que esta mañana has tomado cereales para desayunar.

Katie: ¿De qué vas? ¿Es que tienes poderes paranormales?

Toby: No, es que había restos en tus aparatos.

Katie: Búscate la vida, Toby.

Toby: Ya tengo una vida. ¿Puedo acompañarte mañana?

Katie: ¿Por qué te obsesionan tanto los aparatos, bicho raro?

Toby: Son interesantes.

Katie: Ya, casi tan interesantes como este examen de geografía. Anda, dime, ¿cuál es la respuesta de la pregunta 5? ¿La capital de Australia es Sidney?

Toby: Pues claro, Katie.

 

Estimada Srta. Rosie Dunne:

Nos complace ofrecerle el puesto que nos ha solicitado. Convendría que se incorporara en agosto. Por favor, contéstenos a la mayor brevedad para saber si acepta la oferta y póngase en contacto con Jessica en el número de teléfono que figura a continuación.


Дата добавления: 2015-10-30; просмотров: 88 | Нарушение авторских прав


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