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Номинация 1 «Художественный перевод прозы с испанского языка на русский язык»
ТЕКСТ №1 | Los primeros días, aprovechando que se prolongaba el hecho casual de no acudir ni un solo cliente a la peluquería, me dediqué a limpiar y a poner orden en el local. Con el mango de la escoba ahuyenté a las ratas que se habían instalado allí, y a puntapiés a los gatos tiñosos que habían llegado con aquéllas a un ignominioso pacto de no agresión. A base de zapatazos constreñí a pulgas, chinches, liendres, cucarachas y escolopendras a cambiar de domicilio. Eliminé las sanguijuelas que habían encontrado acomodo en los bigudíes. Lavé toallas, batas y paños en una fuente pública, amolé las tijeras en el bordillo de la acera, encolé las púas de los peines…, ¿para qué seguir? Trabajaba de sol a sol y mi cuñado, para demostrar que tenía depositada en mí plena confianza, me dejaba solo toda la jornada. A la hora señalada echaba el cierre y lo iba a buscar a uno de los nueve sex-shops que festoneaban la manzana y en cuyos sosegados y umbríos recovecos Viriato proseguía sus estudios de filosofía con tal ahínco que a menudo debía llevarlo a rastras a su casa, pues se hallaba en un estado de meritoria emaciación. Luego regresaba yo a la peluquería, lo disponía todo para el día siguiente y me iba a cenar a un elegante bien que sencillo restaurante aledaño... Como soy de natural emprendedor, pronto encontré la forma de ampliar la oferta y sacarme un sobresueldo. Empecé lustrando zapatos con un estropajo viejo, muy dúctil y expeditivo, y unos betunes que yo mismo obtuve diluyendo alquitrán en aguarrás o, en su defecto, en orujo a granel. Más tarde, habiendo oído referir la historia ejemplar de un prohombre barcelonés que empezó su fortuna vendiendo crecepelo en la Exposición Universal de 1888, quise seguir sus pasos, pero abandoné la empresa después de varias abrasiones. Ofrecía a la clientela infusiones, refrescos o piscolabis que yo mismo corría a buscar al bar de enfrente, percibiendo por este servicio propinas de una parte y comisiones de la otra. Todas estas prestaciones las acompañaba con las más exquisitas muestras de afabilidad y servilismo. Escuchando la conversación de los clientes simulaba entrar en trance y reía sus bromas hasta dar de cabezazos contra el suelo. Estas pequeñas e inocentes lisonjas incrementaban en mucho su liberalidad. Fragmento de Eduardo Mendoza “La aventura del tocador de señoras” |
ТЕКСТ №2 | Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado, en una misión o en una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un bombardeo o en la trinchera cuando las había, en un asalto callejero o en el atraco a una tienda o en un secuestro de turistas, en un terremoto, una explosión, un atentado, un incendio, da lo mismo: el compañero, el hermano, el padre o incluso el hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también la amada, antes que uno mismo. Todas esas ocasiones en las que alguien cubre con su cuerpo a otro, o se interpone en la trayectoria de una bala o de una puñalada, son excepciones extraordinarias y por eso se destacan, y la mayoría son ficticias, están en las novelas y en las películas. Las pocas que se dan en la vida son impulsos irreflexivos o dictados por un sentido del decoro aún muy fuerte y cada vez más raro, hay quienes no podrían soportar que su hijo o su amada se fueran al otro mundo con la idea última de que uno no impidió su muerte, no se sacrificó, no dio su vida por salvar la de ellos, como si se tuviera interiorizada una jerarquía de vivos que ya va quedándose anticuada y pálida, los niños merecen más vivir que las mujeres y las mujeres más que los hombres y éstos más que los ancianos, algo así, así era antes, y esa vieja caballerosidad pervive en algunas personas, cada vez en menos, en los de ese decoro tan absurdo si bien se mira, porque, ¿qué debería importar el pensamiento último, el despecho o la decepción fugaces de quien un instante después ya estará muerto, sin más capacidad de decepción ni despecho ni de pensamiento? Es verdad que aún hay unos pocos que tienen esa preocupación arraigada y a los que eso importa, y que por lo tanto actúan para el testigo a quien salvan, para quedar bien ante él o ella, y ser recordados con admiración y agradecimiento eternos; sin acordarse de veras en el decisivo momento, sin plena conciencia entonces, de que nunca disfrutarán esa admiración ni ese agradecimiento, porque serán ellos quienes un instante después ya se habrán muerto. Fragmento de Javier Marías “Tu Rostro mañana” |
Номинация 2 «Перевод текста общественно-политической/экономической направленности с испанского языка на русский язык» (ТОЛЬКО ДЛЯ СТУДЕНТОВ)
ТЕКСТ №1 | Jamón de Bellota a tres euros En las calles de Vallecas, La Vaguada o Villaverde se ofrecen 'delicatessen' robadas a precios de ganga en puestos improvisados. Vicente es un pirata de la comida robada. Más bien, capitán pirata. O eso le llaman sus cuatro sobrinas, con las que cada lunes y miércoles navega con su Renault gris por las calles de Madrid en busca de grandes supermercados para asaltarlos. El Mercamadrid de la M-40 es el más recurrente. Vicente espera en el coche mientras las mujeres desenvainan sus armas: grandes chaquetones con muchos bolsillos para poder esconder bien los productos. Veinte minutos después salen con el botín: ocho sobres de jamón de york, tres de jamón ibérico, cuatro paquetes de quesitos, dos mortadelas y tres botes de paté de hierbas que les ha encargado una vecina de Vallecas. En este barrio madrileño, en la calle Pedro Laborde, todos los días las sobrinas de Vicente venden comida robada. Mucha de ella por encargo. Porque la compraventa de productos robados es un negocio. En España, se producen más de 130.000 hurtos anuales en supermercados. Tres mil millones de euros en pérdidas. Y en la capital, estos mercadillos ilegales se han convertido en un fenómeno en pleno auge con la crisis. «Desde 2009 se han multiplicado. Puede haber hasta 50 puestos ilegales muchos días. Venden alimentos muy por debajo de su precio que encuentran fácil comprador. Y así es muy difícil que los comercios legales de la zona puedan competir», afirma Antonio, que tiene una tienda de comida justo enfrente de donde se pone uno de los piratas a vender sobres de chorizo y jamón por un euro. A las 10.30 los clanes empiezan a tomar Pedro Laborde, una de las vías más comerciales de Vallecas. Les basta con una gran caja de cartón para montar sus particulares mercadillos ante la mirada indignada, pero acostumbrada, de los tenderos que trabajan en los 200 establecimientos legales que ocupan los 300 metros de calle. «¡Seis ajos a un euro!», grita una de las mujeres, que también vende paquetes de arroz y legumbres. A su lado, otro hombre intenta hacer negocio con pizzas congeladas. Acaba de vender una de cuatro quesos por 1,80 euros. En el supermercado que está al lado cuesta 2,64. Al preguntarle a la compradora si tiene el justificante de alguna de sus compras, se ríe y dice que lo ha tirado. Tomado de http://www.elmundo.es/madrid/2015/03/22/550f006ee2704e185a8b456d.html |
ТЕКСТ №2 | Perú dicta sentencia en aymara El quechua y el aymara fueron declarados lenguas oficiales en Perúen 1975. Han tenido que pasar, sin embargo, 40 años para que se redacte la primera sentencia judicial en una lengua indígena, el aymara concretamente. “Yo también me he preguntado por qué ha pasado tanto tiempo”, admite Julio César Chucuya, el juez de 39 años encargado de dictarla, el pasado 13 de marzo. La sentencia condenaba a seis años de cárcel y a una multa de 2.000 nuevos soles, unos 650 dólares, a un hombre por abusos sexuales. “Alguien tenía que dar el primer paso de escribir una sentencia en una lengua indígena”, añade el juez. Aunque la primera sentencia en lengua indígena haya sido en aymara, no significa que el quechua no se emplee. Miles de jueces de paz administran justicia en quechua en varias comunidades. Sin embargo, el resultado de su trabajo suele ser el arreglo o la conciliación, que se adecua mejor a las costumbres. Ahora, Perú ha puesto en marcha un tribunal en Huancapi. Durante años, varias generaciones de peruanos no aprendieron quechua en sus casas porque sus padres creyeron que serían menos discriminados si pronunciaban el español sin impregnación de la lengua indígena. Es el caso de Antenor Jorge, de 67 años, presidente de la Corte Superior de Ayacucho, una de las regiones que más ha sufrido el terrorismo en Perú. “Mis padres no me quisieron enseñar”, revela desde Huamanga, capital de Ayacucho. Él es uno de los impulsores de que se formalice la atención en la lengua materna de los ciudadanos. El titular del Juzgado Intercultural en la provincia de Víctor Fajardo, el juez Percy Vargas Ayala —cuya lengua materna es el quechua— explica otro factor por el cual Huancapi (la capital de la provincia) es la sede de este nuevo servicio: “En Víctor Fajardo, en los años 80 y 90 la violencia política tuvo mucho alcance, de ahí que quizás exista descontento de la población por la falta de presencia del Estado”. ... “Es una obligación atender al quechuahablante en su lengua, porque se trata de un idioma oficial, como el castellano, lo afirma el artículo 48 de la Constitución. El hablante de quechua, por lo general, se maneja en los dos idiomas, pero cuando va a declarar ante el juez en castellano, no lo domina muy bien.” Tomado de http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/21/actualidad/1426967054_237944.html |
Дата добавления: 2015-08-17; просмотров: 35 | Нарушение авторских прав
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