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El fenómeno turístico, como lo entendemos hoy, tiene sus antecedentes en el siglo pasado. El siglo XIX puede considerarse a nivel español y a nivel mundial como la Prehistoria del Turismo. Sin embargo, en épocas anteriores en España y en el mundo se han dado acontecimientos que se pueden considerar hechos históricos relacionados con el turismo.
En la antigüedad, en la época griega y romana, lo que se conoce como actividad del turismo balneario —termalismo— y el contacto con el mar y las playas, fue conocido y practicado por griegos y romanos en España. La colonia de Empuries, en la hoy Costa Brava, y algunos balnearios españoles hoy en explotación eran conocidos por los romanos. Así, varios balnearios catalanes, por ejemplo, fueron ya descubiertos en aquella época. En el valle de Otañez, en Santander los romanos utilizaron los manantiales como medio curativo.
En la Edad Media, la veneración de los restos del apóstol Santiago, tras el descubrimiento de su tumba en Compostela, generó una corriente de peregrinos, procedentes de toda Europa que hoy podría considerarse como turismo religioso. Através del Camino de Santiago, se creó una ruta que cruzaba los Pirineos y se extendió por todo el norte de España, en la que fueron naciendo monasterios, hospederías y vías de comunicación hacia Santiago de Compostela, que hoy podría considerarse una infraestructura turística para prestar el servicio de alojamiento y acogida de todos los peregrinos.
Con la llegada de la Edad Moderna, la época de los descubrimientos geográficos aportó el espíritu viajero de numerosos españoles, que con afán de aventura, de búsqueda de riquezas se extendieron por África, América y Asia.
Asimismo, es interesante destacar en esta época el interés de los monarcas en la defensa de los viajeros. Dos leyes españolas dan testimonio de ello. La primera corresponde a los Reyes Católicos y fue dictada en Toledo el año1480. La segunda, del año 1560, fue una pragmática del rey Felipe II, promulgada también en Toledo.
En cuanto al transporte también con la llegada de la Edad Moderna se experimenta una transformación. Aparecen las carrozas y berlinas y posteriormente la diligencia que tirada por los caballos amplía su potencia y capacidad de ocupantes. En el siglo XVIII aparecen nuevos vehículos: la calesa y el lando.
1.2. El siglo XIX
Llegamos al siglo XIX, que puede considerarse como la Prehistoria del turismo moderno. Es el siglo de la revolución del transporte con la invención de la máquina de vapor y su aplicación al transporte marítimo y al fe-rrocaril, que nace en ese siglo y viene a reforzar el transporte en diligencia. El establecimiento de diligencias regulares data de 1815, fecha en la que se formó una compañía en Barcelona.
Otro medio de viajar por España en 1850 era empleando las postas. Eran, en ocasiones, simples caballos o mulos, pero por los caminos generales se empleaban carruajes que permitían por su capacidad de tres a seis viajeros. Sin embargo, la verdadera revolución del transporte en el siglo XIX es la invención del ferrocarril aplicando la máquina de vapor. El desarrollo del ferrocarril hace que mayor número de personas puedan desplazarse juntas a diferencia de los medios terrestres que funcionaban hasta aquel momento. El ferrocarril ofrecía grandes ventajas sobre la diligencia o sobre los animales, que eran los medios de transporte terrestre en esa época, como ya hemos visto, sobre todo mayor velocidad y capacidad de viajeros y mercancías. En 1837 fue inaugurada la primera línea férrea española, que cubría una distancia de 17 leguas, entre La Habana y Gines, en la isla de Cuba. En la metrópoli —la España peninsular—, las guerras civiles y la escasez de capitales retrasaron la iniciación de las obras de construcción de la red ferroviaria. La red se inició con la línea Barcelona-Mataró, inaugurada en 1848, la primera del Estado español, y tres años más tarde con la de Madrid a Aranjuez, en 1851. Desde entonces, el desarrollo se hizo con ritmo muy diverso. En la segunda mitad del siglo se da una atracción por el mar. La nobleza de la corte de Isabel II, asi como la propia reina frecuentan las playas de San Sebastián. Aparte de San Sebastián, El Escorial, Aranjuez, La Granja también fueron lugares de veraneo que, con ios reyes, se poblaban
Дата добавления: 2015-12-01; просмотров: 60 | Нарушение авторских прав